Van Avermaet, oro olímpico, y Purito se despide con diploma

Jesús Mínguez
As
Ni Alejandro Valverde ni Purito Rodríguez. La gloria ante la dorada arena de Copacabana fue para Greg van Avermaet (6h:10:05), el belga de 31 años del BMC, que consiguió imponerse al polaco Rafal Majka y al danés Jacob Fuglsang en la recta de meta. Por detrás, ya sin opciones, esprintaba Purito Rodríguez resignado a irse del ciclismo (en principio, cuelga la bici tras esta carrera) con un quinto puesto que sabe poco a 22 segundos del nuevo campeón olímpico. Más lejos, entraba descolgado y sin piernas el gran candidato, Alejandro Valverde.


Y es que el circuito de la ruta de los Juegos tenía una sorpresa guardada en la bajada de Vista Chinesa, la pagoda asiática con impresionantes vistas sobre Río. Una ascensión de 9 km con media del 6,2% y rampas máximas del 12%, que proponía luego un descenso hacia Copacabana traicionero. Deslizante por la humedad de la Floresta de Tijuca, con curvas peraltadas complicadas de negociar. En ella se esfumó una victoria que parecía cantada para el italiano Vincenzo Nibali o Sergio Henao, que se estamparon a 12 km de meta. Ellos y Rafal Majka eran los supervivientes en la batalla que se había librado antes en la última cuesta después de un trabajo sensacional de Italia con Aru y Caruso.

Y con esa caída se abría una oportunidad para Purito Rodríguez, el superclase de 37 años que quería retirarse por la puerta grande. Valverde había reventado tras autodescartarse antes de la última ascensión y trabajar para que el catalán tuviera opciones. El del Katusha se fue hacia el grupo de fugados del que saltaron Nibali, Henao y Majka. Recortó 30 segundos pero no les dio caza. Lo pagaría luego.

Con la caída, la puerta se abrió para el bronce y la plata, pero contra el viento de Copacabana Van Avermaet y Fugslang atacaron y Purito no tuvo piernas para seguirlos. Faltó entendimiento con el grupito que le seguía. El calor (más de 30º), un tramo asesino de pavés en el primer sector que pasaron cuatro veces, la falta de piernas, la desaparición de Ion Izagirre (destinado a trabajar en el último tramo) y el pinchazo de Valverde dejaron a Purito sin opciones. Copacabana no fue una fiesta para España.

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