Un mochilero chino pasa 12 días por error en un centro para refugiados en Alemania

El joven, que solo hablaba mandarín, presentó una solicitud de asilo en lugar de denunciar un robo

Enrique Müller
Berlín, El País
Un turista chino de 31 años, que deseaba viajar por Europa durante dos semanas, se convirtió en el personaje central de una sucesión de equivocaciones a causa de un error involuntario, que lo condenó a vivir durante doce días en un albergue para refugiados en Alemania. El protagonista, que finalizó con un desenlace feliz, quiso denunciar el robo de su cartera, pero cometió el error de llenar un formulario equivocado.


El ciudadano chino había llegado a Stuttgart en un avión que transportaba a un numeroso grupo de refugiados. Cuando el turista intento denunciar el robo de su billetera, las autoridades lo confundieron con un refugiado y le presentaron una formulario para solicitar asilo en Alemania.

La odisea comenzó a causa de otro hecho fortuito. El turista solo hablaba mandarín y nunca se enteró que tipo de formulario había llenado hasta que fue traslado a un albergue en Heidelberg donde permaneció tres días. De allí fue enviado a Dortmund donde le requisaron su pasaporte y, posteriormente a la ciudad de Dülmen.

La curiosa odisea del turista chino fue dada a conocer el lunes por Christoph Schlütermann, un funcionario de la Cruz Roja, que dirige el centro de refugiados de Dülmen, donde el ciudadano chino compartió techo y comida con 50 refugiados.

“El no se veía como un refugiado común, más bien lucia como un funcionario, vestido con traje y corbata”, dijo el trabajador de la Cruz Roja. Gracias a la ayuda de un traductor digital, Schlütermann logró descubrir el error y se enteró de que el supuesto peticionario de asilo solo quería seguir viaje a Italia.

“El tuvo un comportamiento normal durante todo el tiempo que permaneció en el albergue y se integró sin problemas a la rutina diaria”, dijo Schlütermann, quien admitió que el error burocrático alemán había sido descubierto gracias al comportamiento inusual del presunto refugiado. “El intentaba llamar la atención de manera amable, hasta que descubrimos, gracias al traductor digital, que solo quería seguir haciendo turismo en Europa”, dijo.

Las dudas se aclararon definitivamente gracias a la ayuda de un empleado de un restaurante chino de la localidad. “El quería visitar Francia e Italia, pero tuvo la mala suerte de caer en la maquinaria burocrática que lo convirtió en un peticionario de asilo”, añadió el funcionario de la Cruz Roja de Dülmen, quien admitió que la odisea había concluido con un final feliz.

El error burocrático convirtió a la víctima involuntaria en una efímera estrella mediática. “Hay cientos de llamadas de medios internacionales que desean hacer una entrevista con él”, dijo Schlütermann.

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