TENIS / Nadal y Del Potro, la vuelta de un clásico
Santiago Aparicio
Río de Janeiro, EFE
Las pretensiones de Rafael Nadal de ampliar el idilio que mantiene con el tenis olímpico se cruzan con las ambiciones de Juan Martín del Potro, que busca su rehabilitación definitiva tras las penurias que atravesó por culpa de su muñeca.
La cita encara a dos jugadores maltratados por las lesiones, coincidentes en la más reciente, la muñeca y con premio olímpico. Nadal fue oro en Pekín 2008 y Del Potro consiguió el bronce en Londres 2012, tras superar a Novak Djokovic en la pista de Wimbledon.
Fue aquella su última gran victoria en un acontecimiento de enjundia. Los Juegos de Río le rememoraron aquél éxito ante un jugador en ebullición entonces y consolidado como dominador del circuito y del ránking en la actualidad.
Ese triunfo en primera ronda ante el número uno del mundo ha sido un punto de inflexión para el tenista de Tandil, que ha despachado después, progresivamente, al portugués Joao Sousa, al japonés Taro Daniel y, en semifinales, al español Roberto Bautista.
Del Potro, ahora fijado en el puesto 141 del ránking, volvió a las pistas en febrero pasado tras ser dado de alta tras una lesión de muñeca que le llevó a maltraer durante dos años y que le obligó a pasar por el quirófano. Once meses de convalecencia antes de coger una raqueta.
El argentino, que llegó a ser el cuarto tenista del mundo y un hombre llamado a disputar junto a Djokovic y Andy Murray, la herencia de Rafael Nadal y Roger Federer, quedó estancado por culpa de la dolencia en 18 títulos y otras siete finales. El mayor éxito, el Abierto de Estados Unidos ante Roger Federer en el 2009, en plena efervescencia, cuando también conquistó la Copa de Maestros.
Su progresión decayó a causa de los contratiempos físicos. Recuerda su última final en Sydney, en 2014, cuando los síntomas de una muñeca enfermiza le habían empezado a molestar. Para entonces ya había jugado su último partido con Rafael Nadal hasta el momento. Y le ganó.
Fue en la semifinal del Masters 1000 de Shangai. El argentino batió al español por 6-2 y 6-4. Era el duodécimo enfrentamiento entre ambos, que presenta hoy un saldo favorable para Nadal de ocho victorias contra cuatro tras seis años de encuentros.
En el mejor momento de la carrera de Del Potro, en 2009, fue cuando el tenista de Tandil encarriló tres triunfos seguidos contra el español. En los cuartos de final de los Masters 1000 de Miami y Canadá y, precisamente, en la semifinal del Abierto estadounidense que después ganó el argentino.
Nadal ganó todos los de después, cinco, hasta aquella ocasión de Shangai.
Del Potro fija sus mejores actuaciones en el presente curso en las semifinales de Stuttgart y Delray Beach. Nadal, que sumó su victoria 800 en individual frente al brasileño Thomaz Bellucci, acumuló su historial con los títulos del Masters 1000 de Montecarlo y el torneo de Barcelona.
Tres años después ambos vuelven a encontrarse. En Río 2016, donde han encontrado ambos el lugar ideal para recomponer el ritmo de sus respectivas carreras.
Río de Janeiro, EFE
Las pretensiones de Rafael Nadal de ampliar el idilio que mantiene con el tenis olímpico se cruzan con las ambiciones de Juan Martín del Potro, que busca su rehabilitación definitiva tras las penurias que atravesó por culpa de su muñeca.
La cita encara a dos jugadores maltratados por las lesiones, coincidentes en la más reciente, la muñeca y con premio olímpico. Nadal fue oro en Pekín 2008 y Del Potro consiguió el bronce en Londres 2012, tras superar a Novak Djokovic en la pista de Wimbledon.
Fue aquella su última gran victoria en un acontecimiento de enjundia. Los Juegos de Río le rememoraron aquél éxito ante un jugador en ebullición entonces y consolidado como dominador del circuito y del ránking en la actualidad.
Ese triunfo en primera ronda ante el número uno del mundo ha sido un punto de inflexión para el tenista de Tandil, que ha despachado después, progresivamente, al portugués Joao Sousa, al japonés Taro Daniel y, en semifinales, al español Roberto Bautista.
Del Potro, ahora fijado en el puesto 141 del ránking, volvió a las pistas en febrero pasado tras ser dado de alta tras una lesión de muñeca que le llevó a maltraer durante dos años y que le obligó a pasar por el quirófano. Once meses de convalecencia antes de coger una raqueta.
El argentino, que llegó a ser el cuarto tenista del mundo y un hombre llamado a disputar junto a Djokovic y Andy Murray, la herencia de Rafael Nadal y Roger Federer, quedó estancado por culpa de la dolencia en 18 títulos y otras siete finales. El mayor éxito, el Abierto de Estados Unidos ante Roger Federer en el 2009, en plena efervescencia, cuando también conquistó la Copa de Maestros.
Su progresión decayó a causa de los contratiempos físicos. Recuerda su última final en Sydney, en 2014, cuando los síntomas de una muñeca enfermiza le habían empezado a molestar. Para entonces ya había jugado su último partido con Rafael Nadal hasta el momento. Y le ganó.
Fue en la semifinal del Masters 1000 de Shangai. El argentino batió al español por 6-2 y 6-4. Era el duodécimo enfrentamiento entre ambos, que presenta hoy un saldo favorable para Nadal de ocho victorias contra cuatro tras seis años de encuentros.
En el mejor momento de la carrera de Del Potro, en 2009, fue cuando el tenista de Tandil encarriló tres triunfos seguidos contra el español. En los cuartos de final de los Masters 1000 de Miami y Canadá y, precisamente, en la semifinal del Abierto estadounidense que después ganó el argentino.
Nadal ganó todos los de después, cinco, hasta aquella ocasión de Shangai.
Del Potro fija sus mejores actuaciones en el presente curso en las semifinales de Stuttgart y Delray Beach. Nadal, que sumó su victoria 800 en individual frente al brasileño Thomaz Bellucci, acumuló su historial con los títulos del Masters 1000 de Montecarlo y el torneo de Barcelona.
Tres años después ambos vuelven a encontrarse. En Río 2016, donde han encontrado ambos el lugar ideal para recomponer el ritmo de sus respectivas carreras.