Realizan en Francia el funeral del sacerdote asesinado en su iglesia por yihadistas
Francia, AFP
Las exequias por el sacerdote católico asesinado hace una semana por dos yihadistas en su iglesia del noroeste de Francia tuvieron lugar este martes en la catedral de Ruán en una atmósfera de recogimiento y entre fuertes medidas de alta seguridad.
“Un sacerdote fue asesinado por terroristas, hay que estar presentes para decir no”, subrayó Jean-François, militar jubilado de 72 años que prefirió no dar su apellido.
El féretro, llevado por cuatro personas, fue ingresado al templo precedido y seguido por una procesión de prelados ataviados en blanco y violeta, colores del duelo.
Varios musulmanes estaban también presentes: “He venido para mostrar mi solidaridad con la comunidad cristiana. Es un deber. Estamos aquí por la buena convivencia”, subrayó Hassan Houays, profesor de matemáticas Saint-Etienne-du-Rouvray, la localidad cercana a Ruán donde tuvo lugar el atentado.
Unas 2.000 personas, en el interior de la catedral gótica, y en el exterior, pese a la lluvia, acudieron para rendir homenaje al padre Jacques Hamel, de 85 años, degollado mientras celebraba una misa matinal para cinco feligreses.
Esta muerte cargada de simbolismo, ejecutada a sangre fría por dos jóvenes franceses de 19 años en nombre de Estado Islámico (EI), ha conmocionado a Francia, entre los cristianos, pero igualmente en toda la población.
Numerosos musulmanes han rechazado el bárbaro acto. El padre Jacques Hamel era conocido localmente sobre todo por su implicación personal en el diálogo interreligioso con los musulmanes de esta ciudad normanda de 28.000 habitantes.
El atentado, el último de una larga serie que enluta a Francia desde hace año y medio, fue cometido doce días después de la matanza de Niza (sureste, 84 muertos) perpetrado por un yihadista al volante de un camión después de los tradicionales fuegos artificiales del 14 de julio, en el Paseo de los Ingleses.
Entre severas medidas de seguridad, la ceremonia se celebró en presencia del ministro de Interior y de Cultos, Bernard Cazeneuve, y de las autoridades locales y regionales.
Una pantalla gigante en el exterior de la catedral retransmitió la ceremonia.
El padre Hamel, oriundo del norte de Francia, no será inhumado en Ruán sino en la más estricta intimidad familiar y en un lugar no precisado, según sus allegados.
- Iglesia cerrada varias semanas -
Su iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, donde había oficiado cerca de medio siglo y escenario del sórdido asesinato, permanecerá cerrada varias semanas, según la diócesis, hasta que un “rito penitencial de reparación” permita la reapertura y reanudación del culto después de la profanación.
Este funeral se celebra dos días después de que centenares de musulmanes acudieran a las iglesias de Francia para rezar con católicos en las misas dominicales, en señal de “solidaridad” y “esperanza”. El propio papa Francisco reaccionó después del atentado y rechazó la amalgama entre Islam y violencia.
Los dos responsables del ataque, Adel Kermiche y Abdel Malik Petitjean, que vivían a 700 km de distancia y se conocieron solo unos días antes a través de un servicio de mensajería instantánea, fueron abatidos por la policía minutos después de la toma de rehenes en la iglesia.
Los representantes de la comunidad musulmana de Saint-Etienne-du-Rouvray, donde vivía Adel Kermiche, anunciaron su negativa a organizar la inhumación del joven.
Las exequias por el sacerdote católico asesinado hace una semana por dos yihadistas en su iglesia del noroeste de Francia tuvieron lugar este martes en la catedral de Ruán en una atmósfera de recogimiento y entre fuertes medidas de alta seguridad.
“Un sacerdote fue asesinado por terroristas, hay que estar presentes para decir no”, subrayó Jean-François, militar jubilado de 72 años que prefirió no dar su apellido.
El féretro, llevado por cuatro personas, fue ingresado al templo precedido y seguido por una procesión de prelados ataviados en blanco y violeta, colores del duelo.
Varios musulmanes estaban también presentes: “He venido para mostrar mi solidaridad con la comunidad cristiana. Es un deber. Estamos aquí por la buena convivencia”, subrayó Hassan Houays, profesor de matemáticas Saint-Etienne-du-Rouvray, la localidad cercana a Ruán donde tuvo lugar el atentado.
Unas 2.000 personas, en el interior de la catedral gótica, y en el exterior, pese a la lluvia, acudieron para rendir homenaje al padre Jacques Hamel, de 85 años, degollado mientras celebraba una misa matinal para cinco feligreses.
Esta muerte cargada de simbolismo, ejecutada a sangre fría por dos jóvenes franceses de 19 años en nombre de Estado Islámico (EI), ha conmocionado a Francia, entre los cristianos, pero igualmente en toda la población.
Numerosos musulmanes han rechazado el bárbaro acto. El padre Jacques Hamel era conocido localmente sobre todo por su implicación personal en el diálogo interreligioso con los musulmanes de esta ciudad normanda de 28.000 habitantes.
El atentado, el último de una larga serie que enluta a Francia desde hace año y medio, fue cometido doce días después de la matanza de Niza (sureste, 84 muertos) perpetrado por un yihadista al volante de un camión después de los tradicionales fuegos artificiales del 14 de julio, en el Paseo de los Ingleses.
Entre severas medidas de seguridad, la ceremonia se celebró en presencia del ministro de Interior y de Cultos, Bernard Cazeneuve, y de las autoridades locales y regionales.
Una pantalla gigante en el exterior de la catedral retransmitió la ceremonia.
El padre Hamel, oriundo del norte de Francia, no será inhumado en Ruán sino en la más estricta intimidad familiar y en un lugar no precisado, según sus allegados.
- Iglesia cerrada varias semanas -
Su iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, donde había oficiado cerca de medio siglo y escenario del sórdido asesinato, permanecerá cerrada varias semanas, según la diócesis, hasta que un “rito penitencial de reparación” permita la reapertura y reanudación del culto después de la profanación.
Este funeral se celebra dos días después de que centenares de musulmanes acudieran a las iglesias de Francia para rezar con católicos en las misas dominicales, en señal de “solidaridad” y “esperanza”. El propio papa Francisco reaccionó después del atentado y rechazó la amalgama entre Islam y violencia.
Los dos responsables del ataque, Adel Kermiche y Abdel Malik Petitjean, que vivían a 700 km de distancia y se conocieron solo unos días antes a través de un servicio de mensajería instantánea, fueron abatidos por la policía minutos después de la toma de rehenes en la iglesia.
Los representantes de la comunidad musulmana de Saint-Etienne-du-Rouvray, donde vivía Adel Kermiche, anunciaron su negativa a organizar la inhumación del joven.