No diga fútbol, diga morbo: Pep, Bravo, Bartra, Bayern...
Mario Cortegana
As
No lo necesita la Champions, única e inigualable, pero por si acaso el azar (aquí alguno se lo reprochará a alguien que nada tiene que ver con la suerte) le ha añadido picante a la receta que hace que sea tan adictiva. Aquí, unos ejemplos:
El Barça y Pep, enemigos íntimos
A los de Luis Enrique le han deparado las bolas un grupo con City, Gladbach y Celtic. O con el cuarto de la Premier, el cuarto de la Bundesliga y el campeón de Escocia, que diría un Piqué que no ha tardado en pronunciarse sobre el sorteo con su habitual retranca.
Con el Grupo C no le va a faltar trabajo a la moviola: tiempo habrá para ver una y mil veces, desde todos los ángulos imaginables, imágenes como la vuelta de Guardiola al Camp Nou o las dotes de anfitrión como inglés del de Santpedor. No estará solo en ninguna de estas estampas: Bravo, aún muy vivo en el imaginario colectivo azulgrana, y Nolito, el atacante que fue y no quiso volver a ser culé, e incluso Yaya Touré (o lo que de él quede) le acompañarán.
Las lenguas más afiladas, más allá de Bravo, hablarán de otro portero: Ter Stegen, su competidor hasta hace dos paradas, querrá justificar la apuesta del Barça por él sobre el chileno y lucirse en la que fue su casa, el Borussia-Park del Gladbach.
En el Camp Nou tendrá clásico en Champions. Pero no será contra el Madrid, sino contra el Celtic, rival con el que se cruza por sexta vez desde 2003.
El Madrid-Dortmund o el reencuentro Bale-Bartra
Bartra, de quien se sospecha que sigue buscando a Bale desde aquel portentoso gol del galés en la final de Copa de 2014, tiene una oportunidad de oro para encontrarle. Será en el torneo de clubes más prestigioso del mundo, la competición que le va a poner en órbita tras el ostracismo al que
Luis Enrique le condenó en Barcelona.
Si lo permite la rodilla que volvió pesadilla su sueño de triunfar en el Real Madrid, Sahin también tendrá opción a reválida. El que no estará físicamente, pero sí en el ambiente, será Lewandowski: por mucho que la revancha en el camino hacia la Décima aliviase el dolor, ningún madridista olvida su histórico póquer de goles una temporada antes.
Como a la Champions hay que ponerle corazón, los más melosos ya andarán relamiéndose con el Real Madrid-Sporting de Portugal (y viceversa), el enfrentamiento entre el equipo que ha encumbrado a Cristiano Ronaldo y el que fue testigo directo de su evolución de adolescente a promesa del fútbol.
Un déjà vu en rojiblanco
Si quien maneja los inescrutables hilos del destino se ha propuesto remover las penas atléticas, lo ha conseguido. Las bolas, tan inocente ellas, han reconstruido el puzle de lo que se deseó como la Primera y acabó siendo la Undécima. Pero, ante todo, aunque Gil Marín pudiera fomentar lo contrario, positivismo: ¿que toca el Bayern? Pues que se preocupen en Alemania y compañía, por mucho que ahora esté Ancelotti, villano de la Décima, que la última Champions les dio motivos para ello. ¿Que toca el PSV? Pues se recuerda que los penaltis no fueron siempre sinónimo de desgracia ni de pena máxima para Juanfran.
Alves pondrá el ritmo al reencuentro con el Sevilla
Después del grupo del año pasado, al Sevilla no le habría extrañado tener que jugarse las habichuelas con la Brasil del 70, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola (o de Messi, si prefieren). Pero no. Sin volverse locos, los de Sampaoli pueden respirar, primero, e ilusionarse con los octavos después. Al margen de los asequibles Dinamo de Zagreb y Lyon, el coco será un viejo conocido con un antiguo compañero: la Juventus de Dani Alves. Como la temporada anterior, el Sevilla volverá a vérselas, esta vez con el cantarín lateral brasileño en sus filas, con los de Turín, sede de la tercera Europa League hispalense. Ahí es nada.
As
No lo necesita la Champions, única e inigualable, pero por si acaso el azar (aquí alguno se lo reprochará a alguien que nada tiene que ver con la suerte) le ha añadido picante a la receta que hace que sea tan adictiva. Aquí, unos ejemplos:
El Barça y Pep, enemigos íntimos
A los de Luis Enrique le han deparado las bolas un grupo con City, Gladbach y Celtic. O con el cuarto de la Premier, el cuarto de la Bundesliga y el campeón de Escocia, que diría un Piqué que no ha tardado en pronunciarse sobre el sorteo con su habitual retranca.
Con el Grupo C no le va a faltar trabajo a la moviola: tiempo habrá para ver una y mil veces, desde todos los ángulos imaginables, imágenes como la vuelta de Guardiola al Camp Nou o las dotes de anfitrión como inglés del de Santpedor. No estará solo en ninguna de estas estampas: Bravo, aún muy vivo en el imaginario colectivo azulgrana, y Nolito, el atacante que fue y no quiso volver a ser culé, e incluso Yaya Touré (o lo que de él quede) le acompañarán.
Las lenguas más afiladas, más allá de Bravo, hablarán de otro portero: Ter Stegen, su competidor hasta hace dos paradas, querrá justificar la apuesta del Barça por él sobre el chileno y lucirse en la que fue su casa, el Borussia-Park del Gladbach.
En el Camp Nou tendrá clásico en Champions. Pero no será contra el Madrid, sino contra el Celtic, rival con el que se cruza por sexta vez desde 2003.
El Madrid-Dortmund o el reencuentro Bale-Bartra
Bartra, de quien se sospecha que sigue buscando a Bale desde aquel portentoso gol del galés en la final de Copa de 2014, tiene una oportunidad de oro para encontrarle. Será en el torneo de clubes más prestigioso del mundo, la competición que le va a poner en órbita tras el ostracismo al que
Luis Enrique le condenó en Barcelona.
Si lo permite la rodilla que volvió pesadilla su sueño de triunfar en el Real Madrid, Sahin también tendrá opción a reválida. El que no estará físicamente, pero sí en el ambiente, será Lewandowski: por mucho que la revancha en el camino hacia la Décima aliviase el dolor, ningún madridista olvida su histórico póquer de goles una temporada antes.
Como a la Champions hay que ponerle corazón, los más melosos ya andarán relamiéndose con el Real Madrid-Sporting de Portugal (y viceversa), el enfrentamiento entre el equipo que ha encumbrado a Cristiano Ronaldo y el que fue testigo directo de su evolución de adolescente a promesa del fútbol.
Un déjà vu en rojiblanco
Si quien maneja los inescrutables hilos del destino se ha propuesto remover las penas atléticas, lo ha conseguido. Las bolas, tan inocente ellas, han reconstruido el puzle de lo que se deseó como la Primera y acabó siendo la Undécima. Pero, ante todo, aunque Gil Marín pudiera fomentar lo contrario, positivismo: ¿que toca el Bayern? Pues que se preocupen en Alemania y compañía, por mucho que ahora esté Ancelotti, villano de la Décima, que la última Champions les dio motivos para ello. ¿Que toca el PSV? Pues se recuerda que los penaltis no fueron siempre sinónimo de desgracia ni de pena máxima para Juanfran.
Alves pondrá el ritmo al reencuentro con el Sevilla
Después del grupo del año pasado, al Sevilla no le habría extrañado tener que jugarse las habichuelas con la Brasil del 70, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola (o de Messi, si prefieren). Pero no. Sin volverse locos, los de Sampaoli pueden respirar, primero, e ilusionarse con los octavos después. Al margen de los asequibles Dinamo de Zagreb y Lyon, el coco será un viejo conocido con un antiguo compañero: la Juventus de Dani Alves. Como la temporada anterior, el Sevilla volverá a vérselas, esta vez con el cantarín lateral brasileño en sus filas, con los de Turín, sede de la tercera Europa League hispalense. Ahí es nada.