Nace la mayor de las rivalidades (1914)

Disturbios durante un partido entre Brasil y Argentina de la Copa América de 1946.

Alfredo Relaño
As
Si usted, viendo cualquier partido de la liga española, observa que hay dos jugadores que se persiguen mutuamente con saña y sin razón aparente, dejándose la pierna, sacando el codo o metiendo los dedos en el ojo del rival, fíjese bien: seguramente uno es brasileño y el otro argentino.


La rivalidad futbolística entre ambos países no tiene igual en el mundo. Argentinos y brasileños piensan que juegan mejor que nadie y se disputan esa consideración. Desde casi cien años atrás consideran que su fútbol es más técnico e inteligente que el que practican los europeos, no digamos ya respecto al que se practica en el resto del mundo. Pero se disputan el puesto honorífico de ser «el mejor». Su primer partido data de este día, un amistoso disputado en la cancha de Gimnasia y Esgrima de la Plata, en Buenos Aires, arbitrado por el uruguayo Peyrou. Lo ganó Argentina, por 3-0, pese a que en Brasil jugaba el célebre Friedenreich, el mulato de ojos azules, hijo de un ingeniero alemán y una lavandera negra, al que algunas fuentes adjudican, seguramente de forma exagerada, más goles que a Pelé. Era, en la práctica, el primer partido internacional de la selección de Brasil, si bien ya había jugado uno antes, pero contra un equipo de club amateur inglés, el Exeter. Al cabo de una semana jugaron la revancha, también en Buenos Aires, y ganó Brasil por 0-1.

A aquel encuentro siguieron otros muchos, con frecuentes disputas. En 1920, el mismo día del partido concertado entre ambos, apareció un artículo despectivo por racista en un periódico bonaerense, y varios brasileños se negaron a jugar. Brasil compareció finalmente con siete y perdió 3-1 el simulacro de partido. En la Copa América de 1937, jugada por sistema de liguilla, los dos equipos acabaron empatados a puntos. Jugaron un desempate, en la cancha de San Lorenzo en Boedo, Buenos Aires, que empataron a cero. En la prórroga, De la Mata marcó dos goles para Argentina, pero poco antes del final los brasileños se retiraron en protesta por los insultos racistas. En 1939, en un partido de la Copa Roca, hubo penalti a favor de Brasil en el último minuto, con 2-2. Argentina se retiró y Brasil marcó, con la anuencia del árbitro, su penalti a puerta vacía.

Todo fue a peor todavía en 1945, cuando el goleador brasileño Ademir Menezes partió la pierna al argentino José Batagliero. El siguiente choque, en la Copa América de 1946 (10 de febrero), disputado en Buenos Aires, fue terrible. Empezó a las tres de la tarde y acabó a las diez de la noche. Salomón, argentino, salió también con la pierna rota, y todos contusionados de una u otra forma. Fueron expulsados Chico y De la Mata. Ganó Argentina y con aquella victoria obtuvo el título, pero las atrocidades aconsejaron que no jugaran más entre sí durante un tiempo. Pasaron diez años y un mes hasta que volvieron a enfrentarse, porque las relaciones entre ambas federaciones quedaron rotas. En ese período, una de las dos se abstuvo de participar en la Copa América, según donde fuera el escenario. El reencuentro se produjo en Montevideo, el 5 de febrero de 1956, otra vez en la Copa América. El gran Gilmar empezaba entonces en Brasil, y con Argentina debutaba en ese torneo Omar Sívori. Ganó Brasil 1-0, dentro de una normalidad relativa. Desde entonces han seguido jugando, pero siempre con chispas a la menor ocasión. En el Mundial se han enfrentado cuatro veces y se han producido hechos como la expulsión de Maradona en Sarriá, en el de España, o la intoxicación de Branco (como ya se ha visto, 16 de agosto) por tomar agua que le ofreció el masajista argentino en el de Italia.

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