Macri salda deudas a cambio de gobernabilidad
El presidente argentino libera pagos retenidos por el kirchnerismo a las obras sociales sindicales y devuelve fondos a los gobernadores
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
El presidente Mauricio Macri ha iniciado un arduo y costoso, en términos monetarios, trabajo de seducción política. Sabe que enfrenta un mes de agosto complicado. El próximo día 22, la Confederación General del Trabajo (CGT) votará su reunificación y dos días después participará de una marcha de protesta a Plaza de Mayo contra que promete ser masiva. En ese escenario de creciente conflictividad y apurado por una economía que no despega, ha decidido tomar la iniciativa. Macri ha ordenado el pago de 30.000 millones de pesos (2.000 millones de dólares) que el Estado adeuda al sistema de salud que depende de los sindicatos. Al mismo tiempo, ha logrado el apoyo de los gobernadores con la devolución del 15% del dinero que el gobierno central reparte entre las provincias y que la Casa Rosada retenía desde 1992 para uso de la seguridad social.
La política se nutre de gestos políticos y fotos de alto impacto. Macri tuvo las suyas, dos en la misma jornada y con horas de diferencia. La imagen de buena parte de los gobernadores, incluso kirchneristas, en la residencia presidencial y, más tarde, la que mostró al presidente junto a los sindicalistas más poderosos del país en la Casa Rosada han transmitido un mensaje de apoyo a la gestión oficial. Los dos movimientos decididos por Macri fueron respuestas a viejos reclamos sindicales y provinciales que Néstor y Cristina Kirchner se negaron a atender. La oposición de ese momento denunció que el uso discrecional del dinero sirvió al anterior Gobierno para disciplinarlos. Macri ha prometido ahora diálogo y más recursos.
El primer objetivo ha sido el sindicalismo peronista, dividido hoy en tres centrales pero en proceso de unificación. El dinero prometido, que llegará parte en efectivo y parte en bonos, será un salvavidas para las obras sociales que prestan servicios de salud a 24 millones de personas. La novedad ha sido que unos 8.000 millones (533 millones de dólares) de la deuda serán para financiar un sistema de salud universal gratuito destinado a otros 15 millones de personas. El sistema sanitario argentino se sustenta sobre tres patas: el 55,5 % de la población se atiende en el sistema sindical, financiado con el aporte de los trabajadores en blanco, el 30%, unos 12,5 millones de personas, utiliza el sistema público de hospitales gratuitos, el 10% acude al PAMI (la obra social de los jubilados) y el resto, el 4,5%, financia de su bolsillo un servicio privado de salud. Macri ha decidido fortalecer al sistema sindical, principal fuente de ingreso monetario de las agrupaciones de trabajadores.
"Somos un mismo barco (...) si un sector pide que se le contemplen situaciones (particulares), eso reduce las posibilidades de crecimiento del resto. A la verdad hay que sumarle la solidaridad", dijo Macri durante el anuncio en Casa Rosada del acuerdo con los gremios. No lo dijo directamente, pero el presidente criticó la decisión sindical de marchar el día 22 en contra del aumento de las tarifas, el desempleo y la inflación desbocada. El escenario no podía ser mejor. El Gobierno logró que del acto participaran también buena parte de los gobernadores que controlan los 23 distritos del país y que tiempo antes se encontraron en Olivos con el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, a cargo de la relación del gobierno central con las provincias.
Tras el acuerdo, Buenos Aires se comprometió a girar este año la Nación girará este año 37.000 millones de pesos (2.466 millones de dólares) a las alicaídas economías del interior, lastradas por déficit fiscal que alcanza los 95.000 millones de pesos (5.600 millones de dólares). A cambio, Macri podrá esperar que los gobernadores no entorpezcan los proyectos del Ejecutivo en el Senado, donde están representadas las provincias a razón de tres senadores cada una. Los gobernadores firmaron además el compromiso de alcanzar el equilibrio fiscal en 2019. La foto en la Casa Rosada no fue una más: evidencia de una tregua, Macri confía en que pasará agosto sin demasiados sobresaltos.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
El presidente Mauricio Macri ha iniciado un arduo y costoso, en términos monetarios, trabajo de seducción política. Sabe que enfrenta un mes de agosto complicado. El próximo día 22, la Confederación General del Trabajo (CGT) votará su reunificación y dos días después participará de una marcha de protesta a Plaza de Mayo contra que promete ser masiva. En ese escenario de creciente conflictividad y apurado por una economía que no despega, ha decidido tomar la iniciativa. Macri ha ordenado el pago de 30.000 millones de pesos (2.000 millones de dólares) que el Estado adeuda al sistema de salud que depende de los sindicatos. Al mismo tiempo, ha logrado el apoyo de los gobernadores con la devolución del 15% del dinero que el gobierno central reparte entre las provincias y que la Casa Rosada retenía desde 1992 para uso de la seguridad social.
La política se nutre de gestos políticos y fotos de alto impacto. Macri tuvo las suyas, dos en la misma jornada y con horas de diferencia. La imagen de buena parte de los gobernadores, incluso kirchneristas, en la residencia presidencial y, más tarde, la que mostró al presidente junto a los sindicalistas más poderosos del país en la Casa Rosada han transmitido un mensaje de apoyo a la gestión oficial. Los dos movimientos decididos por Macri fueron respuestas a viejos reclamos sindicales y provinciales que Néstor y Cristina Kirchner se negaron a atender. La oposición de ese momento denunció que el uso discrecional del dinero sirvió al anterior Gobierno para disciplinarlos. Macri ha prometido ahora diálogo y más recursos.
El primer objetivo ha sido el sindicalismo peronista, dividido hoy en tres centrales pero en proceso de unificación. El dinero prometido, que llegará parte en efectivo y parte en bonos, será un salvavidas para las obras sociales que prestan servicios de salud a 24 millones de personas. La novedad ha sido que unos 8.000 millones (533 millones de dólares) de la deuda serán para financiar un sistema de salud universal gratuito destinado a otros 15 millones de personas. El sistema sanitario argentino se sustenta sobre tres patas: el 55,5 % de la población se atiende en el sistema sindical, financiado con el aporte de los trabajadores en blanco, el 30%, unos 12,5 millones de personas, utiliza el sistema público de hospitales gratuitos, el 10% acude al PAMI (la obra social de los jubilados) y el resto, el 4,5%, financia de su bolsillo un servicio privado de salud. Macri ha decidido fortalecer al sistema sindical, principal fuente de ingreso monetario de las agrupaciones de trabajadores.
"Somos un mismo barco (...) si un sector pide que se le contemplen situaciones (particulares), eso reduce las posibilidades de crecimiento del resto. A la verdad hay que sumarle la solidaridad", dijo Macri durante el anuncio en Casa Rosada del acuerdo con los gremios. No lo dijo directamente, pero el presidente criticó la decisión sindical de marchar el día 22 en contra del aumento de las tarifas, el desempleo y la inflación desbocada. El escenario no podía ser mejor. El Gobierno logró que del acto participaran también buena parte de los gobernadores que controlan los 23 distritos del país y que tiempo antes se encontraron en Olivos con el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, a cargo de la relación del gobierno central con las provincias.
Tras el acuerdo, Buenos Aires se comprometió a girar este año la Nación girará este año 37.000 millones de pesos (2.466 millones de dólares) a las alicaídas economías del interior, lastradas por déficit fiscal que alcanza los 95.000 millones de pesos (5.600 millones de dólares). A cambio, Macri podrá esperar que los gobernadores no entorpezcan los proyectos del Ejecutivo en el Senado, donde están representadas las provincias a razón de tres senadores cada una. Los gobernadores firmaron además el compromiso de alcanzar el equilibrio fiscal en 2019. La foto en la Casa Rosada no fue una más: evidencia de una tregua, Macri confía en que pasará agosto sin demasiados sobresaltos.