El deshielo del Ártico desentierra el fósil más antiguo de la Tierra
La existencia de microbios hace 3.700 millones de años sugiere que la aparición de vida en el universo puede ser más común de lo que se pensaba
Nuño Domínguez
El País
Una de las preguntas más difíciles de responder es si la vida es un milagro o una consecuencia inevitable del universo. En este asunto Dios es irrelevante, porque según el diccionario un milagro es también una cosa rara, extraordinaria y maravillosa. Para algunos expertos eso fue lo que sucedió cuando unos cuantos compuestos bioquímicos se ensamblaron en algún lugar del planeta joven para generar las primeras formas de vida autorreplicantes. Otros piensan que ese proceso era casi inevitable, relativamente rápido y probablemente ha sucedido y está sucediendo en muchos planetas ahora mismo.
Hoy se publica un descubrimiento que aporta importantes datos sobre el tema. Científicos australianos han hallado en Groenlandia el fósil más antiguo de la Tierra. Se trata de un estromatolito, un montoncito cónico de arena fosilizada que indica la presencia de microbios que se alimentaban de los compuestos presentes en los sedimentos. Las rocas donde se han hallado se han datado en 3.700 millones de años, lo que retrasa 220 millones de años la aparición de estos seres vivos. Las rocas de la formación Isua, donde han aparecido los fósiles, habían estado hasta ahora cubiertas por nieves perpetuas que se derritieron hace poco por el deshielo acelerado del Ártico.
“Estamos ante el registro biológico visible más antiguo del planeta”, resume Allen Nutman, investigador de la Universidad de Wollongong y primer autor del descubrimiento, publicado hoy en la revista científica Nature. Hasta ahora las únicas pruebas de vida en esta época “se basaban en isótopos de algunos elementos [en las rocas], sobre todo carbono y hierro”, detalla Nutman a Materia. Aunque eso aportaba “fuertes indicios” de la presencia de vida, “podía también deberse a otras causas no biológicas”, resalta.
Para Nutman, su hallazgo aporta la evidencia definitiva, pues la morfología y la composición química de los fósiles descartan un origen no biológico. Esto supone que hace 3.700 millones de años la vida en el planeta ya se había consolidado. El trabajo apoya que los primeros seres vivos aparecieron incluso antes, hace unos 4.000 millones de años, un suspiro en términos geológicos después de la formación de la Tierra, hace 4.500 millones de años. La fecha coincide con un periodo en el que el planeta sufría un constante bombardeo de asteroides que convertían su superficie en una masa informe de lava ardiente, el infierno en el que vivieron los primeros terrícolas.
“Si realmente estas son las tumbas figurativas de nuestros primeros ancestros, las implicaciones son asombrosas”, opina Abigail Allwood, investigadora del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Si estos microbios pudieron vivir en ese entorno y dejar los rastros encontrados, especifica la científica en un comentario del estudio, “la vida no es una cosa tan improbable y rara. Dale media oportunidad y saldrá adelante”.
El conocimiento actual de la vida en el universo se basa primordialmente en cuánto tardó la vida en aparecer en la Tierra después de su formación. Si, como indica este nuevo descubrimiento, sucedió tan temprano, entonces también pudo haber vida en otros planetas del Sistema Solar como Marte, apunta la investigadora de la NASA.
Iñaki Ruiz-Trillo, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (CSIC-UPF), opina que esta es “una evidencia importante de que la vida en la Tierra no tardó mucho en aparecer y que buena parte de la historia evolutiva ha estado dominada por formas de vida procariotas, pues los eucariotas [el gran grupo que incluye a animales y humanos] no aparecieron hasta casi 2.000 millones de años más tarde”.
Juli Peretó, experto en biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, resalta: “El hecho de que ya hubiese una vida diversa y metabólicamente muy activa, por ejemplo, los datos isotópicos indican que ya había fijación de CO2 en ese momento, es fascinante”, señala. “Si nos desprendemos del prejuicio darwinista de que la evolución es muy lenta, hay quien estima que con unos 10 millones de años hubiesen bastado para que la vida arrancase y se diversificará”, añade.
Nuño Domínguez
El País
Una de las preguntas más difíciles de responder es si la vida es un milagro o una consecuencia inevitable del universo. En este asunto Dios es irrelevante, porque según el diccionario un milagro es también una cosa rara, extraordinaria y maravillosa. Para algunos expertos eso fue lo que sucedió cuando unos cuantos compuestos bioquímicos se ensamblaron en algún lugar del planeta joven para generar las primeras formas de vida autorreplicantes. Otros piensan que ese proceso era casi inevitable, relativamente rápido y probablemente ha sucedido y está sucediendo en muchos planetas ahora mismo.
Hoy se publica un descubrimiento que aporta importantes datos sobre el tema. Científicos australianos han hallado en Groenlandia el fósil más antiguo de la Tierra. Se trata de un estromatolito, un montoncito cónico de arena fosilizada que indica la presencia de microbios que se alimentaban de los compuestos presentes en los sedimentos. Las rocas donde se han hallado se han datado en 3.700 millones de años, lo que retrasa 220 millones de años la aparición de estos seres vivos. Las rocas de la formación Isua, donde han aparecido los fósiles, habían estado hasta ahora cubiertas por nieves perpetuas que se derritieron hace poco por el deshielo acelerado del Ártico.
“Estamos ante el registro biológico visible más antiguo del planeta”, resume Allen Nutman, investigador de la Universidad de Wollongong y primer autor del descubrimiento, publicado hoy en la revista científica Nature. Hasta ahora las únicas pruebas de vida en esta época “se basaban en isótopos de algunos elementos [en las rocas], sobre todo carbono y hierro”, detalla Nutman a Materia. Aunque eso aportaba “fuertes indicios” de la presencia de vida, “podía también deberse a otras causas no biológicas”, resalta.
Para Nutman, su hallazgo aporta la evidencia definitiva, pues la morfología y la composición química de los fósiles descartan un origen no biológico. Esto supone que hace 3.700 millones de años la vida en el planeta ya se había consolidado. El trabajo apoya que los primeros seres vivos aparecieron incluso antes, hace unos 4.000 millones de años, un suspiro en términos geológicos después de la formación de la Tierra, hace 4.500 millones de años. La fecha coincide con un periodo en el que el planeta sufría un constante bombardeo de asteroides que convertían su superficie en una masa informe de lava ardiente, el infierno en el que vivieron los primeros terrícolas.
“Si realmente estas son las tumbas figurativas de nuestros primeros ancestros, las implicaciones son asombrosas”, opina Abigail Allwood, investigadora del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Si estos microbios pudieron vivir en ese entorno y dejar los rastros encontrados, especifica la científica en un comentario del estudio, “la vida no es una cosa tan improbable y rara. Dale media oportunidad y saldrá adelante”.
El conocimiento actual de la vida en el universo se basa primordialmente en cuánto tardó la vida en aparecer en la Tierra después de su formación. Si, como indica este nuevo descubrimiento, sucedió tan temprano, entonces también pudo haber vida en otros planetas del Sistema Solar como Marte, apunta la investigadora de la NASA.
Iñaki Ruiz-Trillo, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (CSIC-UPF), opina que esta es “una evidencia importante de que la vida en la Tierra no tardó mucho en aparecer y que buena parte de la historia evolutiva ha estado dominada por formas de vida procariotas, pues los eucariotas [el gran grupo que incluye a animales y humanos] no aparecieron hasta casi 2.000 millones de años más tarde”.
Juli Peretó, experto en biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, resalta: “El hecho de que ya hubiese una vida diversa y metabólicamente muy activa, por ejemplo, los datos isotópicos indican que ya había fijación de CO2 en ese momento, es fascinante”, señala. “Si nos desprendemos del prejuicio darwinista de que la evolución es muy lenta, hay quien estima que con unos 10 millones de años hubiesen bastado para que la vida arrancase y se diversificará”, añade.