El caos impera en el primer día de los Juegos de Río


Fernando Kallas
As
Tras una noche mágica en Maracanã donde una preciosa ceremonia de inauguración hizo olvidar por algunas horas los problemas de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2016, el sábado Río volvió a convertirse en calabaza.


El primer día de los Juegos fue de caos absoluto, con colas de más de una hora para acceder al Parque Olímpico, sus arenas y también para comprar alimentos. Fuer de la Villa, la realización de la prueba de ciclismo de ruta cerró durante casi todo el día el llamado “carril olímpico”, líneas de uso exclusivo para los cientos de autobuses y coches oficiales del evento. El resultado fueron, según medios locales, más de cien kilómetros de atascos alrededor de la ciudad. El equipo de reportaje de AS tardó 2 horas y 30 minutos para hacer el trayecto de 29 km entre la Villa y la playa de Copacabana, dónde está la meta de llegada del ciclismo y la arena del vóley playa.

Pero los problemas comenzaron antes. A las 8:00 de la mañana la cola para acceder al Parque Olímpico llegó a un kilómetro de extensión, una espera de más de una hora. El partido de baloncesto masculino entre Australia y Francia fue realizado con la arena prácticamente vacía, mientras miles de personas con ingresos intentaban entrar.

La solución de la organización para acabar con la demora fue arriesgada: acabar con el control de seguridad, apagando las máquinas de raios-x y detectores de metales y el control a la antigua, manual y visualmente, seleccionando por la aparencia quienes deberían de ser revistados o no.

El equipo de Diario AS fue testigo de varias personas que entraron con mochilas sin pasar por cualquier revista.

El ministro de Justicia brasileño, Alexandre Moraes, reconoció que “hubo fallos” en el sistema de seguridad y que estos “serán arreglados”.

El diario O Globo informó que fueron debido un retraso de más de una hora de la llegada de los policías de la Fuerza Nacional a los controles.

Pero el caos y las colas no fueron sólo a la hora de entrar al Parque Olímpico. Comprar un refresco o una merienda era tarea casi imposible.

Colas kilométricas y muchas quejas de los aficionados que tenían que esperar casi una hora para que le cogieran sus pedidos.

Pero en otros casos, aunque que no existiera colas no sería posible comprar nada, ya que se agotaron bocadillos, perritos calientes y hamburguesas. Lo mismo pasó en la ceremonia de apertura, dónde a la mitad de la fiesta sólo quedaban patatas fritas de bolsa y cacahuetes.

Tiroteos y bala perdida asustan a periodistas

Una bala perdida fue parar dentro de la sala de prensa de la región olímpica de Deodoro, en la Zona Norte de Río. El proyectil – procedente de un tiroteo en una favela cercana - rompió la tienda de campaña y cayó a menos de medio metro de una reportera de la Radio Globo.
En la misma Zona Norte, el equipo de reportaje del diario Mundo Deportivo se vio en el medio de otra balacera cuando esperaba por el autobús oficial de los Juegos. Nadie fue herido.

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