Donald Trump y Hillary Clinton, dos agendas económicas para revitalizar el crecimiento

Los candidados a la Casa Blanca exponen sus iniciativas para ganarse el voto de la clase media

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Donald Trump y Hillary Clinton llevan la carrera presidencial al terreno de la economía. Es lo que más preocupa a los electores ocho años después de la Gran Recesión. Mientras el candidato republicano se presenta como un empresario de éxito, la demócrata construye la agenda sobre sus dos décadas de experiencia como política tanto en el ámbito internacional como doméstico. ¿Pero quién será el mejor consejero delegado de la mayor potencia?


Los dos aspirantes a la Casa Blanca comparten la visión de revitalizar el motor del crecimiento, para que rinda como antes de la crisis. La diferencia está en la manera que proponen para lograrlo. Ambos admiten, por ejemplo, que el actual régimen fiscal que grava a las empresas resta competitividad a las multinacionales y provoca que recurran a artimañas contables para evitar repatriar cientos de miles de millones en beneficios que generan en el exterior.

Clinton, sin embargo, es más cauta al hablar de impuestos. Mientras que su rival propone reducir las tasas a todos los contribuyentes para potenciar el crecimiento y la creación de empleo, la demócrata opta por la continuidad en la agenda de Obama y concentra la presión en las rentas más altas para con ese dinero financiar programas de educación y modernizar las infraestructuras. Trump no explica cómo va a compensar esa caída de ingresos.

Trump es muy consistente al hablar de imponer barreras comerciales a México y China con nuevas tarifas, para así incentivar la producción doméstica y evitar la exportación de empleos. Propone renegociar la NAFTA y es rotundo contra el tratado del transpacífico. Clinton también es escéptica hacia los beneficios de estos pactos, pero su solución para reactivar el sector manufacturero pasa por dar incentivos a la creación de empleo y por supervisar las prácticas laborales de los socios.

Las diferencias son especialmente evidentes al exponer sus recetas para afrontar el problema de la desigualdad y ayudar a la clase media. Hillary Clinton propone elevar el salario mínimo a nivel federal y que se compense las bajas por maternidad o paternidad. Donald Trump cree el salario mínimo es responsabilidad de los estados, pero es favorable que se pueda desgravar el cuidado de los niños.

El otro aspecto en el que insisten los dos candidatos es en la inversión en infraestructuras. Hillary Clinton propone crear una entidad financiera que movilice el capital necesario para apoyar estos proyectos y propone movilizar hasta 275.000 millones en un plazo de cinco años. Trump también es favorable a expandir el gasto público, pero sin ofrecer detalles hasta el momento de las cantidades.

El ámbito de la energía es otro de los puntos donde las diferencias son mayores. Donald Trump promete revitalizar la industria dedicada a las energías fósiles, reduciendo la regulación medioambiental o retomando proyectos con el oleoducto con Canadá. Hillary Clinton plantea que en el plazo de una década los hogares en EE UU consuman electricidad de fuentes renovables y recortar el consumo de petróleo en un tercio.

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