Análisis / China dio un grave traspiés en Río, pero aupó a una heroína inesperada
Antonio Broto
Pekín, EFE
China se marchó de Río 2016 con la peor cosecha de oros en 20 años y grandes fracasos en algunos de los deportes que históricamente ha dominado, pero estos Juegos con menos gloria permitieron a los chinos fijarse en el lado más humano de algunos de sus atletas, como la nadadora Fu Yuanhui, que se convirtió en la gran protagonista del equipo nacional no por sus victorias, sino por su personalidad.
En los primeros Juegos Olímpicos suramericanos, China no cumplió los pronósticos, que hablaban de entre 30 y 36 oros, y obtuvo 26, la cifra más baja desde Atlanta 1996, lejos de los 38 de Londres 2012 y de los 51 de Pekín 2008.
Si en los dos anteriores Juegos la pugna de China fue contra EEUU por liderar el medallero (cosa que logró en Pekín), en esta ocasión se ha tenido que conformar con el tercer puesto, después de un Reino Unido que aún logra réditos de la gran inversión en deporte que hizo para Londres 2012.
Pocos imaginaban que China, con 70 medallas en total, quedaría después de los británicos, teniendo en cuenta que acudía a Río con la delegación más numerosa de su historia después de Pekín 2008 (416 deportistas).
Las malas vibraciones para el equipo chino comenzaron ya antes incluso de que se inauguraran los Juegos, con varios robos a sus atletas o un tiroteo que casi alcanza a un autobús de sus periodistas.
Iniciadas ya las competiciones, el hecho de que China no lograra ninguna medalla de oro en la primera jornada, algo que no ocurría desde Sidney 2000, ya auguró lo peor.
El gran batacazo de los atletas chinos se produjo en la gimnasia, una de las tradicionales canteras de campeones olímpicos chinos, donde esta vez el país asiático sólo logró una plata y cuatro bronces, una cosecha muy pobre comparada con los cinco oros de Londres o los 11 de Pekín.
Otro deporte donde China tenía grandes esperanzas que no fueron colmadas fue la natación, donde sólo hubo un oro, el de Sun Yang en 200 libres, frente a los cinco conseguidos en 2012.
Pese al oro, Sun no estuvo a la altura de las expectativas, sobre todo en el 1.500 metros libres, su gran especialidad, donde ni siquiera estuvo en la final.
Para colmo, el nadador se convirtió en la diana de las maledicencias de sus rivales, y dos de ellos, el australiano Mack Horton y el francés Camille Lacourt, le acusaron públicamente de tramposo, por su reciente positivo.
Nada se supo de otras grandes figuras de la natación china en anteriores Mundiales y Olimpiadas, como Ye Shiwen o el musculado Ning Zetao, que ni siquiera llegaron a las finales. Y para colmo otra nadadora, Chen Xinyi, dio positivo en un test antidopaje.
Sin embargo, fue en la natación donde China encontró a una inesperada heroína: Fu Yuanhui, una joven dicharachera que conquistó los corazones de los espectadores chinos con sus declaraciones chistosas o sus muecas de payasa.
"Hubiera ganado si tuviera los brazos más largos", dijo en una de sus muchas frases para el recuerdo, mientras en otra ocasión aseguraba que había usado "fuerza mística" para llegar a la final.
Fu sólo ganó un bronce en Río, pero con su personalidad alejada del patriotismo y la seriedad de otros atletas chinos se convirtió en la gran sensación, y ya tiene millones de fans, imitadores y emoticonos que reproducen sus muecas.
Otro deporte donde China no dio la talla fue el bádminton, y aunque consiguió dos oros (en el individual y el dobles masculino) ello sabe a poco al lado de los cinco conseguidos en Londres, cuando ganó en todas las modalidades. Pero claro, en 2012 aún no había despuntado un vendaval llamado Carolina Marín.
Lin Dan, el mejor jugador de todos los tiempos, decepcionó al caer en las semifinales ante su gran rival histórico, el malasio Lee Chong Wei, plata a la postre.
No todo fueron sinsabores para China, y quizá la mayor alegría que se llevó el país fue el oro en voleibol femenino, el tercero que consigue en su historia tras los logrados en Los Ángeles 1984 y Atenas 2004.
Lang Ping, líder de la selección que ganó el primero de esos oros hace 32 años, ha vuelto a la gloria, esta vez como entrenadora.
Algunos deportes tradicionalmente dominados por China siguieron siendo un valor seguro en Río, como el tenis de mesa (donde logró los cuatro oros en juego), halterofilia (cinco) o los saltos de trampolín, en los que los clavadistas chinos lograron siete de los ocho oros e igualaron su mejor resultado histórico, el de 2008.
En esta disciplina Wu Minxia hizo historia al lograr su séptima medalla olímpica y convertirse en el único deportista de esta disciplina que ha ganado oros en cuatro Juegos consecutivos.
Y fue en los saltos donde los chinos protagonizaron una de las imágenes más memorables de las Olimpiadas cariocas, cuando el saltador Qin Kai pidió la mano a su compañera de equipo He Zi después de que ésta recibiera una medalla plata en el podio. Ella dijo que sí
Pekín, EFE
China se marchó de Río 2016 con la peor cosecha de oros en 20 años y grandes fracasos en algunos de los deportes que históricamente ha dominado, pero estos Juegos con menos gloria permitieron a los chinos fijarse en el lado más humano de algunos de sus atletas, como la nadadora Fu Yuanhui, que se convirtió en la gran protagonista del equipo nacional no por sus victorias, sino por su personalidad.
En los primeros Juegos Olímpicos suramericanos, China no cumplió los pronósticos, que hablaban de entre 30 y 36 oros, y obtuvo 26, la cifra más baja desde Atlanta 1996, lejos de los 38 de Londres 2012 y de los 51 de Pekín 2008.
Si en los dos anteriores Juegos la pugna de China fue contra EEUU por liderar el medallero (cosa que logró en Pekín), en esta ocasión se ha tenido que conformar con el tercer puesto, después de un Reino Unido que aún logra réditos de la gran inversión en deporte que hizo para Londres 2012.
Pocos imaginaban que China, con 70 medallas en total, quedaría después de los británicos, teniendo en cuenta que acudía a Río con la delegación más numerosa de su historia después de Pekín 2008 (416 deportistas).
Las malas vibraciones para el equipo chino comenzaron ya antes incluso de que se inauguraran los Juegos, con varios robos a sus atletas o un tiroteo que casi alcanza a un autobús de sus periodistas.
Iniciadas ya las competiciones, el hecho de que China no lograra ninguna medalla de oro en la primera jornada, algo que no ocurría desde Sidney 2000, ya auguró lo peor.
El gran batacazo de los atletas chinos se produjo en la gimnasia, una de las tradicionales canteras de campeones olímpicos chinos, donde esta vez el país asiático sólo logró una plata y cuatro bronces, una cosecha muy pobre comparada con los cinco oros de Londres o los 11 de Pekín.
Otro deporte donde China tenía grandes esperanzas que no fueron colmadas fue la natación, donde sólo hubo un oro, el de Sun Yang en 200 libres, frente a los cinco conseguidos en 2012.
Pese al oro, Sun no estuvo a la altura de las expectativas, sobre todo en el 1.500 metros libres, su gran especialidad, donde ni siquiera estuvo en la final.
Para colmo, el nadador se convirtió en la diana de las maledicencias de sus rivales, y dos de ellos, el australiano Mack Horton y el francés Camille Lacourt, le acusaron públicamente de tramposo, por su reciente positivo.
Nada se supo de otras grandes figuras de la natación china en anteriores Mundiales y Olimpiadas, como Ye Shiwen o el musculado Ning Zetao, que ni siquiera llegaron a las finales. Y para colmo otra nadadora, Chen Xinyi, dio positivo en un test antidopaje.
Sin embargo, fue en la natación donde China encontró a una inesperada heroína: Fu Yuanhui, una joven dicharachera que conquistó los corazones de los espectadores chinos con sus declaraciones chistosas o sus muecas de payasa.
"Hubiera ganado si tuviera los brazos más largos", dijo en una de sus muchas frases para el recuerdo, mientras en otra ocasión aseguraba que había usado "fuerza mística" para llegar a la final.
Fu sólo ganó un bronce en Río, pero con su personalidad alejada del patriotismo y la seriedad de otros atletas chinos se convirtió en la gran sensación, y ya tiene millones de fans, imitadores y emoticonos que reproducen sus muecas.
Otro deporte donde China no dio la talla fue el bádminton, y aunque consiguió dos oros (en el individual y el dobles masculino) ello sabe a poco al lado de los cinco conseguidos en Londres, cuando ganó en todas las modalidades. Pero claro, en 2012 aún no había despuntado un vendaval llamado Carolina Marín.
Lin Dan, el mejor jugador de todos los tiempos, decepcionó al caer en las semifinales ante su gran rival histórico, el malasio Lee Chong Wei, plata a la postre.
No todo fueron sinsabores para China, y quizá la mayor alegría que se llevó el país fue el oro en voleibol femenino, el tercero que consigue en su historia tras los logrados en Los Ángeles 1984 y Atenas 2004.
Lang Ping, líder de la selección que ganó el primero de esos oros hace 32 años, ha vuelto a la gloria, esta vez como entrenadora.
Algunos deportes tradicionalmente dominados por China siguieron siendo un valor seguro en Río, como el tenis de mesa (donde logró los cuatro oros en juego), halterofilia (cinco) o los saltos de trampolín, en los que los clavadistas chinos lograron siete de los ocho oros e igualaron su mejor resultado histórico, el de 2008.
En esta disciplina Wu Minxia hizo historia al lograr su séptima medalla olímpica y convertirse en el único deportista de esta disciplina que ha ganado oros en cuatro Juegos consecutivos.
Y fue en los saltos donde los chinos protagonizaron una de las imágenes más memorables de las Olimpiadas cariocas, cuando el saltador Qin Kai pidió la mano a su compañera de equipo He Zi después de que ésta recibiera una medalla plata en el podio. Ella dijo que sí