Un joven obsesionado con las matanzas y en tratamiento por depresión
David Sonboly, el sospechoso de la matanza de Múnich, es un germano-iraní de 18 años sin antecedentes. Usó un perfil falso de Facebook para atraer a las víctimas al centro comercial
Álvaro Sánchez
Berlín / Múnich, El País
David Sonboly había nacido y crecido en Múnich. Sus padres llegaron a Alemania desde Irán a finales de los años noventa como solicitantes de asilo. Para los que lo conocían era un joven tímido y apasionado por los videojuegos, que recibía tratamiento psiquiátrico por problemas de depresión. Tras lo ocurrido, se ha desvelado que el estudiante germano iraní estaba obsesionado con las matanzas y los tiroteos múltiples. Como el que perpetró en la tarde del viernes, cuando mató a nueve personas antes de suicidarse. Los investigadores aún buscan los motivos que le llevaron a cometer el ataque, pero lo definen, de momento con una palabra que no tiene equivalente en castellano: Amoklauf, es decir, un acto de locura homicida.
Algunos vecinos del barrio de Maxvorstadt, no lejos del centro, donde vivía junto a sus padres y su hermano en un edificio de viviendas de protección oficial, describen al presunto atacante como un joven callado, solitario y apasionado de los videojuegos. Sobre todo, a los más violentos, según cuenta Najib, un adolescente de 13 años que iba al mismo colegio que David Sonboly y que había compartido con él varias tardes de juegos. "Pasaba mucho tiempo con los videojuegos", recuerda. También cuenta que no era especialmente religioso y apenas iba a la mezquita. No tenía antecedentes policiales. "Me caía bien, no podía creer que hiciera algo así hasta que me asomé al balcón y vi a la policía", explica el menor.
En su casa, los investigadores hallaron material sobre otras masacres. Sobre todo de la perpetrada en Noruega por el ultraderechista Anders Breivik y que ayer justo cumplía cinco años y la de otra matanza, en la localidad alemana de Winnenden, donde un adolescente asesinó a 14 personas en 2009. El jefe de la policía de Múnich, Hubertus Andrae, dijo que consideraba "evidente" el vínculo entre el ataque del viernes en Múnich y el que causó hace cinco años el ultraderechista noruego; aunque después, el ministro de Interior, Thomas de Maiziere, apuntó que era demasiado pronto para establecer una relación clara entre las dos matanzas. Además de varios artículos y libros, la policía encontraron en la habitación el libro "Amok en la cabeza. Por qué matan los estudiantes".
Los investigadores creen que una mezcla de disputas con sus compañeros de clase y problemas psiquiátricos llevaron al joven a ejecutar su plan asesino. Al parecer, el presunto autor había sido acosado por otros chicos. Les denunció dos veces: por amenazas y por una paliza. El fiscal Thomas Steinkraus-Koch habló de una enfermedad "depresiva". "Aunque todo esto deberá ser aclarado con tranquilidad", añadió.
La matanza junto al centro comercial Olympia fue preparada con cuidado. El joven invitó a través de una cuenta de Facebook falsa a todos los que lo desearan a acudir al lugar que terminaría convirtiéndose en una carnicería humana. "Venid a las 16:00 horas al centro comercial. Os invito a algo, pero no demasiado caro", escribió camuflado en el nombre de Selina Akim, en cuyo perfil de Facebook aparecía la foto de una chica. Algunos de los amigos asociados a esta cuenta advirtieron del fraude. "Este tío está enfermo de la cabeza y solo quiere notoriedad", escribió un usuario, que incluso identificó al futuro asesino como la persona que se escondía tras el nombre de Selina Akim, según información que publica el Süddeutsche Zeitung.
Álvaro Sánchez
Berlín / Múnich, El País
David Sonboly había nacido y crecido en Múnich. Sus padres llegaron a Alemania desde Irán a finales de los años noventa como solicitantes de asilo. Para los que lo conocían era un joven tímido y apasionado por los videojuegos, que recibía tratamiento psiquiátrico por problemas de depresión. Tras lo ocurrido, se ha desvelado que el estudiante germano iraní estaba obsesionado con las matanzas y los tiroteos múltiples. Como el que perpetró en la tarde del viernes, cuando mató a nueve personas antes de suicidarse. Los investigadores aún buscan los motivos que le llevaron a cometer el ataque, pero lo definen, de momento con una palabra que no tiene equivalente en castellano: Amoklauf, es decir, un acto de locura homicida.
Algunos vecinos del barrio de Maxvorstadt, no lejos del centro, donde vivía junto a sus padres y su hermano en un edificio de viviendas de protección oficial, describen al presunto atacante como un joven callado, solitario y apasionado de los videojuegos. Sobre todo, a los más violentos, según cuenta Najib, un adolescente de 13 años que iba al mismo colegio que David Sonboly y que había compartido con él varias tardes de juegos. "Pasaba mucho tiempo con los videojuegos", recuerda. También cuenta que no era especialmente religioso y apenas iba a la mezquita. No tenía antecedentes policiales. "Me caía bien, no podía creer que hiciera algo así hasta que me asomé al balcón y vi a la policía", explica el menor.
En su casa, los investigadores hallaron material sobre otras masacres. Sobre todo de la perpetrada en Noruega por el ultraderechista Anders Breivik y que ayer justo cumplía cinco años y la de otra matanza, en la localidad alemana de Winnenden, donde un adolescente asesinó a 14 personas en 2009. El jefe de la policía de Múnich, Hubertus Andrae, dijo que consideraba "evidente" el vínculo entre el ataque del viernes en Múnich y el que causó hace cinco años el ultraderechista noruego; aunque después, el ministro de Interior, Thomas de Maiziere, apuntó que era demasiado pronto para establecer una relación clara entre las dos matanzas. Además de varios artículos y libros, la policía encontraron en la habitación el libro "Amok en la cabeza. Por qué matan los estudiantes".
Los investigadores creen que una mezcla de disputas con sus compañeros de clase y problemas psiquiátricos llevaron al joven a ejecutar su plan asesino. Al parecer, el presunto autor había sido acosado por otros chicos. Les denunció dos veces: por amenazas y por una paliza. El fiscal Thomas Steinkraus-Koch habló de una enfermedad "depresiva". "Aunque todo esto deberá ser aclarado con tranquilidad", añadió.
La matanza junto al centro comercial Olympia fue preparada con cuidado. El joven invitó a través de una cuenta de Facebook falsa a todos los que lo desearan a acudir al lugar que terminaría convirtiéndose en una carnicería humana. "Venid a las 16:00 horas al centro comercial. Os invito a algo, pero no demasiado caro", escribió camuflado en el nombre de Selina Akim, en cuyo perfil de Facebook aparecía la foto de una chica. Algunos de los amigos asociados a esta cuenta advirtieron del fraude. "Este tío está enfermo de la cabeza y solo quiere notoriedad", escribió un usuario, que incluso identificó al futuro asesino como la persona que se escondía tras el nombre de Selina Akim, según información que publica el Süddeutsche Zeitung.