Personas con discapacidad se retiran de La Paz con lágrimas y aplausos
Desde temprano recogieron sus carpas, amarraron sus bultos y sus enseres de cocina.
Erbol
Entre lágrimas y aplausos los discapacitados dijeron "Gracias La Paz, gracias Bolivia”, Este viernes emprendieron viaje de retorno a sus departamentos, tras permanecer 95 días de vigilia ante la indiferencia del Gobierno, al que no pudieron arrancar el bono de 500 bolivianos, por el que caminaron 379 kilómetros entre las urbes de Cochabamba y La Paz.
Desde temprano recogieron sus carpas, amarraron sus bultos y sus enseres de cocina. Apoyados por sus hijos, familiares, amigos y voluntarios, cargaron sus equipajes a un camión que los llevaría rumbo a la Terminal de Buses de La Paz.
Los dirigentes, a la cabeza de Rosemary Huarita, ofrecieron su última conferencia de prensa en Plaza San Francisco, donde dijeron que se van de La Paz, bajo la promesa de volver en enero a reclamar por un proyecto de ley que dejaron a la Asamblea.
Ese proyecto pide una atención especial a este sector vulnerable, al margen del acuerdo de 42 puntos que suscribieron dirigentes afines al MAS con el Gobierno.
Durante la semana, los discapacitados recaudaron cerca de 22 mil bolivianos, que les permitirá costear sus pasajes. Rechazaron cualquier ayuda gubernamental y prefirieron acudir a la colaboración de la ciudadanía para permanecer sus últimos días en La Paz.
imagen
Foto: Freddy Barragán / Página Siete
La presencia de los discapacitados estuvo marcada por una serie de conflictos y tensiones con la Policía, que se vio obligada a levantar un inédito cerco de 78 días a las cuatro esquinas de la plaza Murillo, para impedir el ingreso al centro político del país. Las rejas sólo fueron levantadas por orden de un Gabinete de Ministros, a pocos días antes de las fiestas julianas.
Sus permanentes movilizaciones derivaron en un caos al tráfico vehicular en la Sede de Gobierno durante más de dos meses y coparon en principio parte de la plaza mayor de San Francisco y posteriormente subieron hasta la calle Indaburo, al lado de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) para colocarse a una cuadra de Plaza Murillo.
Ahí pernoctaron, vivieron de la ayuda de la gente y la colaboración de voluntarios. Soportaron las bajas temperaturas del invierno paceño y agasajaron a las madres discapacitadas.
Esa movilización tuvo su extraño ingrediente, cuando un discapacitado fue enviado a la cárcel de San Pedro, acusado de violación a una mujer sordomuda, pero también se puso de luto, cuando en Cochabamba dos personas fallecieron embestidas por un automóvil, con lo cual la caravana revivió en La Paz.
Con todo, los discapacitados no pudieron vencer la indiferencia política del Gobierno y su masiva campaña de desprestigio a una caravana que había llegado a La Paz el 25 de abril, luego de 34 días de marcha desde la ciudad de Cochabamba.
La movilización se vio fracturada por discrepancias internas y la presencia de dirigentes afines al Gobierno que vinieron del interior del país, para firmar un convenio de 42 puntos que no pudo solucionar el conflicto, hasta su partida de hoy viernes.
Erbol
Entre lágrimas y aplausos los discapacitados dijeron "Gracias La Paz, gracias Bolivia”, Este viernes emprendieron viaje de retorno a sus departamentos, tras permanecer 95 días de vigilia ante la indiferencia del Gobierno, al que no pudieron arrancar el bono de 500 bolivianos, por el que caminaron 379 kilómetros entre las urbes de Cochabamba y La Paz.
Desde temprano recogieron sus carpas, amarraron sus bultos y sus enseres de cocina. Apoyados por sus hijos, familiares, amigos y voluntarios, cargaron sus equipajes a un camión que los llevaría rumbo a la Terminal de Buses de La Paz.
Los dirigentes, a la cabeza de Rosemary Huarita, ofrecieron su última conferencia de prensa en Plaza San Francisco, donde dijeron que se van de La Paz, bajo la promesa de volver en enero a reclamar por un proyecto de ley que dejaron a la Asamblea.
Ese proyecto pide una atención especial a este sector vulnerable, al margen del acuerdo de 42 puntos que suscribieron dirigentes afines al MAS con el Gobierno.
Durante la semana, los discapacitados recaudaron cerca de 22 mil bolivianos, que les permitirá costear sus pasajes. Rechazaron cualquier ayuda gubernamental y prefirieron acudir a la colaboración de la ciudadanía para permanecer sus últimos días en La Paz.
imagen
Foto: Freddy Barragán / Página Siete
La presencia de los discapacitados estuvo marcada por una serie de conflictos y tensiones con la Policía, que se vio obligada a levantar un inédito cerco de 78 días a las cuatro esquinas de la plaza Murillo, para impedir el ingreso al centro político del país. Las rejas sólo fueron levantadas por orden de un Gabinete de Ministros, a pocos días antes de las fiestas julianas.
Sus permanentes movilizaciones derivaron en un caos al tráfico vehicular en la Sede de Gobierno durante más de dos meses y coparon en principio parte de la plaza mayor de San Francisco y posteriormente subieron hasta la calle Indaburo, al lado de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) para colocarse a una cuadra de Plaza Murillo.
Ahí pernoctaron, vivieron de la ayuda de la gente y la colaboración de voluntarios. Soportaron las bajas temperaturas del invierno paceño y agasajaron a las madres discapacitadas.
Esa movilización tuvo su extraño ingrediente, cuando un discapacitado fue enviado a la cárcel de San Pedro, acusado de violación a una mujer sordomuda, pero también se puso de luto, cuando en Cochabamba dos personas fallecieron embestidas por un automóvil, con lo cual la caravana revivió en La Paz.
Con todo, los discapacitados no pudieron vencer la indiferencia política del Gobierno y su masiva campaña de desprestigio a una caravana que había llegado a La Paz el 25 de abril, luego de 34 días de marcha desde la ciudad de Cochabamba.
La movilización se vio fracturada por discrepancias internas y la presencia de dirigentes afines al Gobierno que vinieron del interior del país, para firmar un convenio de 42 puntos que no pudo solucionar el conflicto, hasta su partida de hoy viernes.