Miles de argentinos sonaron cornetas y cacerolas contra el tarifazo de Macri
Buenos Aires, AFP
Cornetas, bocinas y cacerolas resonaron la noche del jueves en las calles de Buenos Aires y otras ciudades argentinas, con miles de manifestantes en protesta contra un ‘tarifazo’ de luz, gas y agua dispuesto por el gobierno.
Es el primer ‘cacerolazo’ o ‘ruidazo’, como lo bautizaron los organizadores, contra políticas del presidente Mauricio Macri desde que asumió en diciembre. La otra gran movilización se realizó el 29 de abril, convocada por las centrales obreras contra los despidos de trabajadores.
Una multitud rodeó el Obelisco de la capital argentina con banderas y carteles. Centenares de vecinos de la periferia norte se concentraron frente a la residencia presidencial de Olivos, donde esperaron que volviera Macri de encabezar un acto oficial en la Casa Rosada, sede del ejecutivo.
Los manifestantes desafiaron una fina llovizna que se descargó sobre la capital argentina. Marchas y ‘ruidazos’ se realizaron en Córdoba (segunda ciudad del país), Rosario (tercera), Mendoza, San Luis, San Juan, Santa Fe, Paraná, La Rioja, Neuquén, Salta y Chubut, de norte a sur y de este a oeste.
“El Papa es nuestro pero Dios es del PRO (partido derechista de gobierno) ¡llueve justo ahora!”, lamentó en tono de broma Jorgelina Martínez, una empleada bancaria de 55 años.
El intento del gobierno de cobrar facturas con aumentos de entre 200% y 2.000% ha provocado decenas de demandas judiciales.
“¡El que no salta tiene cuenta en Panamá!”, cantaron y saltaron al unísono usuarios en alusión al descubrimiento de sociedades ‘offshore’ de Macri, envuelto en el escándalo mundial de los Panama Papers.
Macri cambió dos veces a la baja los ajustes de los precios desde su primer anuncio en marzo. Pero las masivas quejas se mantienen vivas. Un dictamen de una cámara de apelaciones frenó el ‘tarifazo’. El gobierno apeló ante la Corte Suprema, pero el máximo tribunal decidió tomarse un tiempo para expedirse.
En la ciudad de Rosario, al norte de Buenos Aires, la protesta ganó las calles del centro. “¡Macri, pará la mano! (detente), fue una de las leyendas convocantes a través de las redes sociales.
Shock tarifario
Macri ha justificado el ‘tarifazo’ en que se deben eliminar los subsidios que aplicaba el gobierno anterior, de Cristina Kirchner (2007-2015, peronista de centroizquierda). Pero la oposición le cuestiona no haber aplicado ajustes graduales y que se haya optado por un ‘shock’ que golpeó a sectores asalariados y a pequeñas y medianas empresas.
En la zona sur de Buenos Aires, los vecinos aparecían en las veredas para soplar silbatos y cornetas mientras batían bombos y tapas de cacerolas. Como el golpetear de la cacerola está considerado en Argentina un símbolo golpista, la convocatoria se denominó “ruidazo”.
Automovilistas que pasaban hacían sonar las bocinas. La protesta no tuvo color partidario, ni siquiera de las fuerzas de la oposición peronista o del gobierno anterior kirchnerista.
En las redes sociales se convocó a la protesta con el hashtag #14J y bajo la consigna #ChauAranguren. Juan José Aranguren es el ministro de Energía, un accionista de la petrolera Shell, quien argumentó varias veces en público en favor del ‘tarifazo’. También convocaron las entidades de defensa del consumidor.
Las bromas e ironías proliferaron esta semana cuando Macri pidió a la gente que no se quite las medias o los zapatos en su casa, ni use solo una camiseta. El mandatario cree que si alguien está “en patas” (descalzo), es que está derrochando energía al calentar en exceso los ambientes en el invierno austral.
Cornetas, bocinas y cacerolas resonaron la noche del jueves en las calles de Buenos Aires y otras ciudades argentinas, con miles de manifestantes en protesta contra un ‘tarifazo’ de luz, gas y agua dispuesto por el gobierno.
Es el primer ‘cacerolazo’ o ‘ruidazo’, como lo bautizaron los organizadores, contra políticas del presidente Mauricio Macri desde que asumió en diciembre. La otra gran movilización se realizó el 29 de abril, convocada por las centrales obreras contra los despidos de trabajadores.
Una multitud rodeó el Obelisco de la capital argentina con banderas y carteles. Centenares de vecinos de la periferia norte se concentraron frente a la residencia presidencial de Olivos, donde esperaron que volviera Macri de encabezar un acto oficial en la Casa Rosada, sede del ejecutivo.
Los manifestantes desafiaron una fina llovizna que se descargó sobre la capital argentina. Marchas y ‘ruidazos’ se realizaron en Córdoba (segunda ciudad del país), Rosario (tercera), Mendoza, San Luis, San Juan, Santa Fe, Paraná, La Rioja, Neuquén, Salta y Chubut, de norte a sur y de este a oeste.
“El Papa es nuestro pero Dios es del PRO (partido derechista de gobierno) ¡llueve justo ahora!”, lamentó en tono de broma Jorgelina Martínez, una empleada bancaria de 55 años.
El intento del gobierno de cobrar facturas con aumentos de entre 200% y 2.000% ha provocado decenas de demandas judiciales.
“¡El que no salta tiene cuenta en Panamá!”, cantaron y saltaron al unísono usuarios en alusión al descubrimiento de sociedades ‘offshore’ de Macri, envuelto en el escándalo mundial de los Panama Papers.
Macri cambió dos veces a la baja los ajustes de los precios desde su primer anuncio en marzo. Pero las masivas quejas se mantienen vivas. Un dictamen de una cámara de apelaciones frenó el ‘tarifazo’. El gobierno apeló ante la Corte Suprema, pero el máximo tribunal decidió tomarse un tiempo para expedirse.
En la ciudad de Rosario, al norte de Buenos Aires, la protesta ganó las calles del centro. “¡Macri, pará la mano! (detente), fue una de las leyendas convocantes a través de las redes sociales.
Shock tarifario
Macri ha justificado el ‘tarifazo’ en que se deben eliminar los subsidios que aplicaba el gobierno anterior, de Cristina Kirchner (2007-2015, peronista de centroizquierda). Pero la oposición le cuestiona no haber aplicado ajustes graduales y que se haya optado por un ‘shock’ que golpeó a sectores asalariados y a pequeñas y medianas empresas.
En la zona sur de Buenos Aires, los vecinos aparecían en las veredas para soplar silbatos y cornetas mientras batían bombos y tapas de cacerolas. Como el golpetear de la cacerola está considerado en Argentina un símbolo golpista, la convocatoria se denominó “ruidazo”.
Automovilistas que pasaban hacían sonar las bocinas. La protesta no tuvo color partidario, ni siquiera de las fuerzas de la oposición peronista o del gobierno anterior kirchnerista.
En las redes sociales se convocó a la protesta con el hashtag #14J y bajo la consigna #ChauAranguren. Juan José Aranguren es el ministro de Energía, un accionista de la petrolera Shell, quien argumentó varias veces en público en favor del ‘tarifazo’. También convocaron las entidades de defensa del consumidor.
Las bromas e ironías proliferaron esta semana cuando Macri pidió a la gente que no se quite las medias o los zapatos en su casa, ni use solo una camiseta. El mandatario cree que si alguien está “en patas” (descalzo), es que está derrochando energía al calentar en exceso los ambientes en el invierno austral.