Los fabriles de 15 industrias, en alerta por DS que cerró Enatex
Los obreros ven con susceptibilidad algunas decisiones que se toman en las industrias donde trabajan. Sus dirigentes exigen la abrogación del decreto 2765.
Ivone Juárez / La Paz
Los trabajadores fabriles de al menos 15 industrias de Bolivia se mantienen en alerta por el Decreto Supremo (DS) 2765, a través del cual el Gobierno cerró la Empresa Estatal Nacional Textil (Enatex), que generaba pérdidas, dejando sin trabajo a 800 personas. Los obreros exigen la abrogación de la norma, pese a que recientemente fue modificada por el DS 2822 para que no impacte en el sector privado.
"El Gobierno tiene que derogar el 2765 porque está generando una enorme incertidumbre en el sector fabril. Si el mismo Gobierno, violando la Constitución, ha cerrado una empresa, sin respetar los derechos de los trabajadores, cómo la empresa privada no lo va hacer. De hecho, muchas empresas están agarrando como discurso este decreto para truncar algunas demandas de sus obreros”, señaló el secretario ejecutivo de la Confederación de Fabriles, Wilson Mamani.
Cada martes, los secretarios generales de los sindicatos de trabajadores de las industrias se reúnen en la Confederación de Fabriles para evaluar la situación de sus fuentes de trabajo. En ese escenario identificaron al menos 15 empresas, entre grandes y pequeñas, que estarían en "peligro de cierre” y, apelando a que no generan ganancias, dejarían a sus trabajadores sin empleo, como pasó con Enatex.
"Ya se están sintiendo los efectos colaterales del 2765. Hay una lista de 15 empresas que corren el riesgo de cerrar porque argumentan que ya no son rentables y pretenden hacer los mismo que el Gobierno con Enatex”, señala Víctor Jahuira, uno de los extrabajadores de Enatex que mantiene una huelga de hambre en la Confederación de los Fabriles.
El dirigente añade que en esas empresas se comenzaron a cortar algunos derechos y beneficios de los trabajadores, como el fuero sindical. "Cuando Enatex inició la marcha de Caracollo llegaron a apoyarnos muchos compañeros, pero cuando regresaron a sus empresas, se encontraron con descuentos y otras sanciones por movilizarse”, dice.
Los fabriles alertan sobre una industria alimentaria donde se advierte el riesgo de despido de al menos 200 trabajadores porque "debido al contrabando, bajó sus ventas”. Añaden que en otra fábrica, de embutidos, se anunció que los obreros no recibirán el bono de productividad. Los propietarios argumentan una baja en las ventas porque al mercado boliviano ingresaron embutidos de menor precio y con fechas de vencimiento más largas que las nacionales.
"No se está luchando contra el contrabando. Si no se apoya a las empresas, seguirán cerrando”, dice Jerónimo Cori, también dirigente de Enatex.
Cori añade que a estos factores se suman las políticas salariales del Gobierno, como el doble aguinaldo. "Si las ventas bajan y hay más obligaciones, ¿de dónde va a sacar el empresario para pagar un doble aguinaldo?”, cuestiona.
En ese marco surgió un nuevo frente de conflicto en el sector fabril: el de los trabajadores de la industria farmacéutica Vita, quienes hace siete días se declararon en paro exigiendo la renuncia de tres de sus ejecutivos "que estarían violando sus derechos laborales”, como el pago de su prima anual de productividad. Edwin Apaza, dirigente del sector, considera que el Decreto 2765 está dando pie a "esta arremetida”.
En tanto, la Central Obrera Boliviana continúa negociando la situación del sector con el Gobierno, lo que pasa por la abrogación del 2765, asegura el dirigente Apaza. "Ese decreto es igual que el 20160: masacrador”, dice.
Trabajadores de Vita en paro tomaron la fábrica de El Alto
"No se puede pasar, es una propiedad privada. Nosotros estamos en paro de brazos caídos, pero estamos resguardando las instalaciones, son nuestra fuente de trabajo”, advierte un hombre de unos 40 años vestido con un overol azul, en cuya solapa derecha se lee en letras bordadas: "Laboratorios Vita”.
Se trata de uno de los 210 trabajadores manuales de Vita que resguarda la puerta de ingreso al laboratorio, ubicado en la ciudad de El Alto. Decenas de carteles fueron pegados en el frontis de la industria. En ellos se reclama respeto a los derechos y a la estabilidad laboral.
"Aquí está el dirigente”, dice y da paso a Edwin Apaza, el secretario ejecutivo del sindicato. "Nos preocupa que los 80 años de vida de la empresa se vea afectada por una mala administración”, afirma Apaza.
El conflicto surgió hace meses, pero el martes pasó a las medidas de hecho: un paro de brazos caídos y la toma de la fábrica en demanda de la renuncia de tres ingenieros, a los que acusan de estar "administrando mal” Vita.
"Hicieron una clasificación mala de los productos, suprimieron el 60%. Dieron prioridad sólo a los productos estrella, no se ha buscado potenciar a las otras líneas”, protesta.
Apaza asegura que esas decisiones derivaron en la supresión de la prima anual de producción, "algo que nunca había pasado”. Añade que, además, hubo despidos injustificados y constantes movimientos de personal que -asegura el dirigente- "violan los derechos laborales”.
Exobreros de Enatex, 63 días de huelga de hambre
Tres mujeres y un varón formaban ayer parte del séptimo piquete de huelga de hambre que los extrabajadores de Enatex instalaron hace 63 días en contra de la decisión del Gobierno de cerrar su fábrica. Por la mañana dos mujeres fueron dadas de baja por su delicado estado de salud a causa del ayuno.
"Una sufría de migrañas y la otra de dolores de estómago”, explica Víctor Jahuira, el varón de la protesta. Acullica coca mientras habla con tono cansado. Sus ojos están irritados y parecen teñirse de amarillo. "Muchos estuvieron en huelga y se fueron cansados, llorando porque el Gobierno no escucha, pero seguiremos hasta que nos den un trabajo y estabilidad laboral”, advierte.
La huelga es parte de las protestas que llevan adelante los extrabajadores junto con Central Obrera Boliviana. Jahuira advierte que la "paciencia se acaba” y que no permitirán que el Gobierno "siga dando largas al conflicto”.
"El lunes, en el ampliado, tomaremos decisiones, ya no podemos aguantar más”, dice.
Ivone Juárez / La Paz
Los trabajadores fabriles de al menos 15 industrias de Bolivia se mantienen en alerta por el Decreto Supremo (DS) 2765, a través del cual el Gobierno cerró la Empresa Estatal Nacional Textil (Enatex), que generaba pérdidas, dejando sin trabajo a 800 personas. Los obreros exigen la abrogación de la norma, pese a que recientemente fue modificada por el DS 2822 para que no impacte en el sector privado.
"El Gobierno tiene que derogar el 2765 porque está generando una enorme incertidumbre en el sector fabril. Si el mismo Gobierno, violando la Constitución, ha cerrado una empresa, sin respetar los derechos de los trabajadores, cómo la empresa privada no lo va hacer. De hecho, muchas empresas están agarrando como discurso este decreto para truncar algunas demandas de sus obreros”, señaló el secretario ejecutivo de la Confederación de Fabriles, Wilson Mamani.
Cada martes, los secretarios generales de los sindicatos de trabajadores de las industrias se reúnen en la Confederación de Fabriles para evaluar la situación de sus fuentes de trabajo. En ese escenario identificaron al menos 15 empresas, entre grandes y pequeñas, que estarían en "peligro de cierre” y, apelando a que no generan ganancias, dejarían a sus trabajadores sin empleo, como pasó con Enatex.
"Ya se están sintiendo los efectos colaterales del 2765. Hay una lista de 15 empresas que corren el riesgo de cerrar porque argumentan que ya no son rentables y pretenden hacer los mismo que el Gobierno con Enatex”, señala Víctor Jahuira, uno de los extrabajadores de Enatex que mantiene una huelga de hambre en la Confederación de los Fabriles.
El dirigente añade que en esas empresas se comenzaron a cortar algunos derechos y beneficios de los trabajadores, como el fuero sindical. "Cuando Enatex inició la marcha de Caracollo llegaron a apoyarnos muchos compañeros, pero cuando regresaron a sus empresas, se encontraron con descuentos y otras sanciones por movilizarse”, dice.
Los fabriles alertan sobre una industria alimentaria donde se advierte el riesgo de despido de al menos 200 trabajadores porque "debido al contrabando, bajó sus ventas”. Añaden que en otra fábrica, de embutidos, se anunció que los obreros no recibirán el bono de productividad. Los propietarios argumentan una baja en las ventas porque al mercado boliviano ingresaron embutidos de menor precio y con fechas de vencimiento más largas que las nacionales.
"No se está luchando contra el contrabando. Si no se apoya a las empresas, seguirán cerrando”, dice Jerónimo Cori, también dirigente de Enatex.
Cori añade que a estos factores se suman las políticas salariales del Gobierno, como el doble aguinaldo. "Si las ventas bajan y hay más obligaciones, ¿de dónde va a sacar el empresario para pagar un doble aguinaldo?”, cuestiona.
En ese marco surgió un nuevo frente de conflicto en el sector fabril: el de los trabajadores de la industria farmacéutica Vita, quienes hace siete días se declararon en paro exigiendo la renuncia de tres de sus ejecutivos "que estarían violando sus derechos laborales”, como el pago de su prima anual de productividad. Edwin Apaza, dirigente del sector, considera que el Decreto 2765 está dando pie a "esta arremetida”.
En tanto, la Central Obrera Boliviana continúa negociando la situación del sector con el Gobierno, lo que pasa por la abrogación del 2765, asegura el dirigente Apaza. "Ese decreto es igual que el 20160: masacrador”, dice.
Trabajadores de Vita en paro tomaron la fábrica de El Alto
"No se puede pasar, es una propiedad privada. Nosotros estamos en paro de brazos caídos, pero estamos resguardando las instalaciones, son nuestra fuente de trabajo”, advierte un hombre de unos 40 años vestido con un overol azul, en cuya solapa derecha se lee en letras bordadas: "Laboratorios Vita”.
Se trata de uno de los 210 trabajadores manuales de Vita que resguarda la puerta de ingreso al laboratorio, ubicado en la ciudad de El Alto. Decenas de carteles fueron pegados en el frontis de la industria. En ellos se reclama respeto a los derechos y a la estabilidad laboral.
"Aquí está el dirigente”, dice y da paso a Edwin Apaza, el secretario ejecutivo del sindicato. "Nos preocupa que los 80 años de vida de la empresa se vea afectada por una mala administración”, afirma Apaza.
El conflicto surgió hace meses, pero el martes pasó a las medidas de hecho: un paro de brazos caídos y la toma de la fábrica en demanda de la renuncia de tres ingenieros, a los que acusan de estar "administrando mal” Vita.
"Hicieron una clasificación mala de los productos, suprimieron el 60%. Dieron prioridad sólo a los productos estrella, no se ha buscado potenciar a las otras líneas”, protesta.
Apaza asegura que esas decisiones derivaron en la supresión de la prima anual de producción, "algo que nunca había pasado”. Añade que, además, hubo despidos injustificados y constantes movimientos de personal que -asegura el dirigente- "violan los derechos laborales”.
Exobreros de Enatex, 63 días de huelga de hambre
Tres mujeres y un varón formaban ayer parte del séptimo piquete de huelga de hambre que los extrabajadores de Enatex instalaron hace 63 días en contra de la decisión del Gobierno de cerrar su fábrica. Por la mañana dos mujeres fueron dadas de baja por su delicado estado de salud a causa del ayuno.
"Una sufría de migrañas y la otra de dolores de estómago”, explica Víctor Jahuira, el varón de la protesta. Acullica coca mientras habla con tono cansado. Sus ojos están irritados y parecen teñirse de amarillo. "Muchos estuvieron en huelga y se fueron cansados, llorando porque el Gobierno no escucha, pero seguiremos hasta que nos den un trabajo y estabilidad laboral”, advierte.
La huelga es parte de las protestas que llevan adelante los extrabajadores junto con Central Obrera Boliviana. Jahuira advierte que la "paciencia se acaba” y que no permitirán que el Gobierno "siga dando largas al conflicto”.
"El lunes, en el ampliado, tomaremos decisiones, ya no podemos aguantar más”, dice.