Los aliados bávaros de Merkel piden desplegar a los militares

“En Alemania necesitamos más protección. Baviera actuará con firmeza”, alega el líder del Gobierno regional

Enrique Müller
Berlín, El País
Tras la ola de atentados y actos violentos que han conmocionado a Alemania y golpeado especialmente a Baviera, los social-cristianos que gobiernan ese Lander —aliados de la canciller Merkel, pero críticos con su política migratoria— lanzaron ayer una ofensiva política. “La gente está atemorizada y desea una clara respuesta del Estado. Necesitamos en Alemania más protección. Baviera actuará con firmeza”, alegó el líder del gobierno regional, Horst Seehofer. Su ministro del Interior ha planteado recurrir a los militares en el territorio nacional para hacer frente a la amenaza terrorista.


Seehofer ha denunciado este martes que el país vive una nueva “dimensión del terror” y admitió con vehemencia que el “terrorismo islamista ha llegado a Alemania”. Después de convocar una reunión de urgencia del gobierno bávaro, Seehofer se convirtió en el primer jefe de un gobierno regional en declarar una guerra frontal al terrorismo islámico.

“La última semana golpeó a Baviera en su médula”, dijo durante una rueda de prensa. “Haremos todo lo humanamente posible para mejorar la protección de los ciudadanos. Hay que actuar con firmeza tanto en la prevención como en la represión. Cada ataque, cada acto de terrorismo es demasiado. El terrorismo islamista ha llegado a Alemania”.

El país necesita poner fin de inmediato a una discusión interminable sobre la política de asilo y el Estado debe actuar con firmeza, según invitó el político bávaro. “La gente está atemorizada y desea una clara respuesta del Estado. Necesitamos más protección civil en Alemania y Baviera actuará con firmeza y determinación en el tema de la seguridad”, prometió Seehofer.

En ese sentido, el ministro del Interior de Baviera, Joachim Hermann, reclamó que se pueda utilizar a los militares en labores antiterroristas, “no para sustituir a la policía, sino para apoyarla”. Pero para ello habría que reformar la Constitución alemana.

La serie de ataques que tuvo lugar la pasada semana en Alemania y que dejó trece personas muertas y decenas de heridos —tres de ellos cometidos por solicitantes de asilo— y dos atentados reivindicados por el Estado Islámico, acabó con la frágil paz que reinaba en el país y provocó nuevas críticas a la política de asilo que defiende la canciller Angela Merkel.
Las propuestas de la CSU para combatir el terror

E. M., Berlín

Más policías. El ministro del Interior bávaro, Joachim Herrmann, anunció que desea aumentar el personal y dotarlo de mejores equipos, pero evitó mencionar cifras.
Controles fronterizos más estrictos. “No puede haber una política de fronteras abiertas”, dijo Herrmann. Según el ministro, la policía bávara exigirá que los inmigrantes se identifiquen con documentos. De lo contrario, no serán admitidos en el país. Con respecto a los refugiados que ingresaron al país sin documentos de identidad, deberán ser sometidos a una investigación.
Deportaciones rápidas. El Gobierno bávaro propone retirar el estatus de refugiados a todas las personas que cometan delitos en el país. Las deportaciones también se harán efectivas a las zonas en guerra.
Vigilancia en los campos de refugiados. Todos los campos y albergues para refugiados deben ser sometidos a una vigilancia rigurosa. El atacante suicida de Ansbach tenía en su habitación material suficiente para construir una segunda bomba. “No puede ser posible que en un albergue financiado por el Estado haya material para construir una bomba y nadie se percate de ello”, dijo Herrmann.
Despliegue del Ejército. Según el Gobierno bávaro, el despliegue del Ejército no debe limitarse a las catástrofes naturales. El Ejército no puede sustituir a la policía, pero en caso de ataques terroristas, los soldados podrían apoyar las labores de la policía. La CSU intentará introducir una reforma a la Ley Fundamental.
La ampliación de retención de datos. En la lucha contra el terrorismo la retención de datos puede excederse de las diez semanas que establece la ley y la policía también debe ser autorizada a vigilar y recopilar informaciones de correos electrónicos.

Seehofer, uno de los más feroces críticos de Merkel, había calificado la situación que reina en el país como “grave y amenazante” y exigió que las autoridades pusieran en marcha un mecanismo destinado a revisar con profundidad la identidad de todos los refugiados que han sido registrados en los últimos doce meses.

“Necesitamos saber quién está en el país”, dijo Seehofer al periódico Süddeutsche Zeitung. El político bávaro también desea que el Gobierno dé marcha atrás en su decisión de no deportar a refugiados peligrosos a las zonas en conflicto. “Debemos considerar seriamente cómo tratar a esa gente en el futuro, sobre todo si su comportamiento está fuera de la ley o si representan un peligro”, dijo Seehofer.

Los cuatro ataques cometidos en una semana en Alemania tienen en estado de alerta a la CSU, un partido que siempre se ha caracterizado por defender la paz y el orden en Baviera, una de las regiones más ricas y conservadoras del país, pero semillero de la insatisfacción con la política de puertas abiertas que impulsó la canciller Merkel durante el verano pasado y que hizo posible la llegada de más de un millón de refugiados a través de la ruta de los Balcanes.

Baviera, que comparte una larga frontera con Austria, fue el punto de entrada principal de los refugiados y los ataques cometidos la semana pasada por tres peticionarios de asilo (sin relación entre sí) dejaron una amarga huella en una ciudad como Múnich, que acogió con cariño y solidaridad a las inmigrantes que llegaban a bordo de los trenes que partían de Budapest (Hungría).

Seehofer y el ministro del Interior de Baviera, Joachim Hermann, han exigido una investigación rápida de los tres ataques que se cometieron en Baviera hace días y pidieron públicamente que las autoridades federales saquen las conclusiones correctas. Herrmann no ha perdido ocasión para repetir su tesis más querida: la política de puertas abiertas que defendió la canciller y la llegada sin control de cientos de miles de personas que profesan la religión musulmana era y sigue siendo un grave riesgo de seguridad para el país.

Las críticas de la CSU han contagiado a líderes importantes de la Unión Demócrata-cristiana (CDU), el partido que preside la canciller Merkel. El ministro del Interior de Baden Würtemberg y el democristiano Thomas Strobl también exigieron un control más riguroso de los peticionarios de asilo. "Si aumenta la llegada de refugiados también aumentan en número absoluto los delitos que cometen estas personas", dijo el político. "Hemos importado al país personas totalmente embrutecidas" añadió el ministro del Interior de Berlín, Frank Henkel, también militante distinguido de la CDU, al hacerse eco de las críticas que provienen de Múnich.

Aún no está claro si los cuatro atentados que sacudieron al país la semana pasada tendrán un impacto en la política de asilo que defiende la canciller Merkel, pero el debate ya está abierto y amenaza con arruinar las vacaciones de la canciller, que decidió disfrutar de los días libres en su casa de campo en Brandeburgo, en lugar de viajar al Tirol italiano como hace habitualmente.

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