Las víctimas musulmanas del atentado de Niza
Varios de los muertos eran de origen tunecino, igual que el atacante
Ana Teruel
Niza (Enviada especial), El País
Fatima Charrihi, marroquí de 62 años con siete hijos, fue la primera víctima del atentado perpetrado en la ciudad costera en nombre del autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). A diferencia del autor de la masacre, el tunecino residente en Francia Mohamed Lahouaiej Bouhlel, poco religioso y que parece haberse radicalizado rápidamente, Fatima era un rostro conocido y querido en la principal mezquita de la ciudad. “Siempre participaba en las obras caritativas, era un modelo al que seguir”, resume el imán de la mezquita ar-Rhama, Otmane Aissaoui. Como ella, son numerosas las víctimas de confesión musulmana en el ataque. Suman en torno a una veintena, según el religioso, sobre el total de 84 víctimas mortales.
La mezquita ya ha rendido un último homenaje a siete de ellas. Entre ellas se encuentra el pequeño Killian, de cuatro años, su madre, Olfa Bent Souyaha Khlafallah, de 31 años, naturales de Túnez, donde sus cuerpos ya han sido repatriados. De la misma nacionalidad era el joven de 29 años Bilal Labaoui, originario de la ciudad de Kasserine, en el centro-oeste del país. “Era un joven muy bueno, muy generoso”, señaló a la radio France Info su padre, y un “apasionado de fútbol” al que le gustaba “salir de fiesta”. Mohamed Toukabri, de unos cuarenta años y que murió según el imán salvando a su hija de la masacre, trabajaba como mecánico en Niza y era originario de Béja, en el norte de Túnez.
Entre las víctimas figuran también musulmanes de origen marroquí, como Mehdi, de 12 años, hijo de un árbitro de Niza y cuya hermana gemela se encontraba en coma, y su tía, fallecida junto a él en el ataque. De origen argelino eran otras víctimas, como la abogada Myriam Bellazouz, la jubilada Zahia Rahmouni, quien había acudido a la ciudad costera para visitar a su hija, y la madre de cuatro hijos Aldijia Bouzaouit. Este jueves está también prevista una ceremonia mortuaria por una mujer libanesa, cuyo nombre no ha trascendido.
La mezquita ar-Rhama (La Misericordia) de Niza también rendirá otro homenaje colectivo al conjunto de las víctimas, al que están invitados todos los familiares y representantes de los equipos de rescate. Se espera la presencia de representantes locales, como el exalcade y ahora presidente de la región Provenza Alpes Costa Azul, Christian Estrosi, y el delegado del gobierno en la región, Stéphane Bouillon, a los que el imán ha invitado a dar un pequeño discurso.
“Es importante estar todos juntos para honrar la memoria de las víctimas”, explica Aissaoui, quien advierte contra toda recuperación política del atentado y denuncia “aquellos que van a atizar el fuego y estigmatizar a una población que sufre de la misma forma que el resto”. “Aunque no hubiera habido una sola víctima musulmana, los imanes hubiéramos reaccionado igual. Tenemos que defender el hecho de vivir juntos, como lo demuestran las víctimas: se encontraban todos reunidos en el Paseo de los Ingleses en una noche festiva, musulmanes y no musulmanes”, concluye.
Ana Teruel
Niza (Enviada especial), El País
Fatima Charrihi, marroquí de 62 años con siete hijos, fue la primera víctima del atentado perpetrado en la ciudad costera en nombre del autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). A diferencia del autor de la masacre, el tunecino residente en Francia Mohamed Lahouaiej Bouhlel, poco religioso y que parece haberse radicalizado rápidamente, Fatima era un rostro conocido y querido en la principal mezquita de la ciudad. “Siempre participaba en las obras caritativas, era un modelo al que seguir”, resume el imán de la mezquita ar-Rhama, Otmane Aissaoui. Como ella, son numerosas las víctimas de confesión musulmana en el ataque. Suman en torno a una veintena, según el religioso, sobre el total de 84 víctimas mortales.
La mezquita ya ha rendido un último homenaje a siete de ellas. Entre ellas se encuentra el pequeño Killian, de cuatro años, su madre, Olfa Bent Souyaha Khlafallah, de 31 años, naturales de Túnez, donde sus cuerpos ya han sido repatriados. De la misma nacionalidad era el joven de 29 años Bilal Labaoui, originario de la ciudad de Kasserine, en el centro-oeste del país. “Era un joven muy bueno, muy generoso”, señaló a la radio France Info su padre, y un “apasionado de fútbol” al que le gustaba “salir de fiesta”. Mohamed Toukabri, de unos cuarenta años y que murió según el imán salvando a su hija de la masacre, trabajaba como mecánico en Niza y era originario de Béja, en el norte de Túnez.
Entre las víctimas figuran también musulmanes de origen marroquí, como Mehdi, de 12 años, hijo de un árbitro de Niza y cuya hermana gemela se encontraba en coma, y su tía, fallecida junto a él en el ataque. De origen argelino eran otras víctimas, como la abogada Myriam Bellazouz, la jubilada Zahia Rahmouni, quien había acudido a la ciudad costera para visitar a su hija, y la madre de cuatro hijos Aldijia Bouzaouit. Este jueves está también prevista una ceremonia mortuaria por una mujer libanesa, cuyo nombre no ha trascendido.
La mezquita ar-Rhama (La Misericordia) de Niza también rendirá otro homenaje colectivo al conjunto de las víctimas, al que están invitados todos los familiares y representantes de los equipos de rescate. Se espera la presencia de representantes locales, como el exalcade y ahora presidente de la región Provenza Alpes Costa Azul, Christian Estrosi, y el delegado del gobierno en la región, Stéphane Bouillon, a los que el imán ha invitado a dar un pequeño discurso.
“Es importante estar todos juntos para honrar la memoria de las víctimas”, explica Aissaoui, quien advierte contra toda recuperación política del atentado y denuncia “aquellos que van a atizar el fuego y estigmatizar a una población que sufre de la misma forma que el resto”. “Aunque no hubiera habido una sola víctima musulmana, los imanes hubiéramos reaccionado igual. Tenemos que defender el hecho de vivir juntos, como lo demuestran las víctimas: se encontraban todos reunidos en el Paseo de los Ingleses en una noche festiva, musulmanes y no musulmanes”, concluye.