Islandia, el recuerdo de una Euro que emocionó al mundo

Santi Giménez
París, As
El equipo de todos

Islandia ha sido un poco el equipo de todos los aficionados del fútbol en esta Eurocopa. Tanto es así, que incluso eran bien vistos por sus rivales. Las aficiones de todos los países que se han enfrentado a los islandeses han respetado, e incluso a veces, animado a los islandeses. El comportamiento de los jugadores en el campo y de su afición en las gradas ha despertado las simpatías del mundo. Jugaran contra quien jugaran eran los débiles. Que un país de 330.000 habitantes plantara cara a potencias como Portugal o Inglaterra puso al mundo a su lado. La prueba es que no se encuentran ya camisetas de la selección. Se agotaron en las tiendas de material deportivo, en las carpas de los estadios y en las Fan Zone. Una camiseta de Islandia es ahora mismo el trofeo más codiciado por los futboleros en Francia. La marca que las fabrica se ha visto superada por los pedidos y ha solicitado tiempo para reponer existencias. Se han quedado a cero.


Orgullo

Islandia ha dejado la Eurocopa por la puerta grande. En el partido de cuartos de final ante Francia demostró el orgullo de un equipo que en su último partido luchó para no ser arrasado por la potente Francia, que en el descanso les vencía por 4-0. En la segunda parte, los islandeses marcaron dos goles y pudieron volver a su casa con la cabeza bien alta. Además, jamás han utilizado el cuento de la lástima. En cada partido se presentaban dispuestos a jugar contra quien fuera de tú a tú a pesar de que en los pronósticos iniciales nadie les tenía en cuenta.

Familiar

Tras acabar el partido contra los franceses, los jugadores de Islandia se quedaron un buen rato en el césped del Stade de France con sus familias, que habían ido a presenciar el encuentro. Algunos paseaban con sus esposas e hijos por el césped y otros, como Gudjohnsen se sentaron en las primeras filas de la grada a charlar con sus familiares. Este ambiente de proximidad, algo que también sucede con la selección de País de Gales, presentó a los islandeses como un equipo muy cercano alejado de cualquier divismo con el que cualquier aficionado se sentía identificado.

Despreciados

Cristiano Ronaldo con su desprecio a Islandia tras jugar el primer partido de la fase de grupos contra ellos ha hecho un gran favor a los islandeses, que vieron como una ola de solidaridad mundial se posicionaba a su lado. Es cierto que Islandia no ha practicado un fútbol atractivo, pero cuando la estrella portuguesa dijo eso de que “tienen mentalidad perdedora, no llegarán a nada y nunca ganarán nada” tras empatar contra los nórdicos, lo que hizo Cristiano fue poner de moda Islandia. Además, la reacción de los islandeses a estas palabras, con un gran sentido del humor (el capitán fue a comprar una camiseta falsa de Cristiano a un mercadillo para poder regalársela al jugador al que se la negó la estrella del Madrid) y sin entrar a comentar estas desafortunadas palabras les granjeó más simpatías.

Afición

En una Eurocopa que empezó alarmada ante los disturbios causados por los seguidores ingleses y rusos, fue una bocanada de aire fresco comprobar como la afición islandesa (junto a la de País de Gales o las dos Irlandas) reivindicaban ir al fútbol como una fiesta. Pacíficos, educados, divertidos e inasequibles al desaliento, animaron a su equipo hasta la extenuación. En París iban perdiendo 4-0 y seguían cantando y cuando el partido estaba 5-2 y quedaban pocos minutos de juego, silbaron en cachondeo al meta galo Hugo Lloris por entender que perdía el tiempo. Además han incorporado a la coreografía de los fans el aplauso ‘¡Hu!’ que ya han copiado diversas selecciones. No es de extrañar que la final de cada partido, los jugadores se dirigieran a la grada para agradecer el apoyo de los suyos.

Implicación total

Toda Islandia ha jugado la Eurocopa. Se calcula que más de un 8 por ciento de la población ha estado animando a su equipo los días de partido sin tirar un triste papel al suelo, empezando por su primer ministro, que ha visto los dos últimos partidos de su equipo en la grada mezclado son los seguidores con una camiseta de Islandia. A los anteriores no pudo acudir porque estaba en plena campaña electoral. La audiencia televisiva en la isla ha alcanzado formidables cuotas, casi del cien por cien. En un país donde el fútbol es un deporte minoritario respecto al balonmano, esta implicación mediática ha servido para dinamizar la imagen de uno de los países más olvidados del continente, que desde ahora tendrá en esta Eurocopa un acontecimiento para recordar durante generaciones.

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