Hollande apremia a Theresa May en París a negociar el Brexit "lo más pronto posible"

“Nos vamos de la Unión Europea, no de Europa”, ha dicho la nueva primera ministra británica

Carlos Yárnoz
París, El País
La nueva primera ministra británica, Theresa May, se enfrentó este jueves en París a la cara menos amable con el Brexit: la del presidente François Hollande. “Lo más pronto será lo mejor”, le ha espetado por dos veces el mandatario francés a May en público para exigirle que, aunque "necesita tiempo", debe iniciar cuanto antes la negociación sobre la futura relación entre Inglaterra y la UE. “No antes de fin año”, le respondió la líder británica.


Su intercambio rotundo ha demostrado que la reunión entre los dos en el Elíseo se ha traducido en una “discusión abierta”, como comentó May. Sobre el calendario —“necesitamos certidumbre para evitar riesgos”, insistió Hollande— y sobre si el divorcio será o no una ruptura total. Con respecto al primero, “no hay prenegociaciones” sino solo “conversaciones sobre cómo negociar”, alertó Hollande a los británicos que exigen negociar su estatus futuro antes de activar el artículo 50 del Tratado para debatir las nuevas relaciones con la UE en un plazo marcado de dos años.

Si Londres no acepta el principio del libre movimiento de personas, tendrá que salir también del mercado único, como se lo recordó a May el miércoles la canciller Angela Merkel y este jueves Hollande. “Hay que respetar las cuatro libertades”, le dijo el mandatario francés: las del libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas. La primera ministra recordó que el deseo de los británicos de restringir la inmigración procedente del continente ha sido determinante en el referéndum y que, por tanto, su Gobierno decidirá qué fórmula aplicará.

“Es su opción”, comentó Hollande, pero avisó de que, si Inglaterra no respeta la libertad de movimientos de personas, tendrá que negociar “otro estatus”.

Hollande y May repasaron en este primer encuentro bilateral las tres áreas más sensibles entre los dos países que, sin duda, pesan ya en el diseño de ese futuro estatus inglés en la UE. De un lado, los cientos de miles de empleados franceses que trabajan en Inglaterra y viceversa. “Serán respetados sus derechos, que no cambiarán mientras duren las negociaciones”, dijeron los dos. La incógnita es cómo quedarán después. Para empezar, París pone alfombra roja a las empresas que quieran mudarse a la capital francesa. El intercambio comercial anual entre los dos países es de 50.000 millones de euros, recordó May.

Otro punto clave es la inmigración irregular. Gracias a un acuerdo entre los dos países, Francia retiene en Calais a miles de migrantes que quieren pasar a Inglaterra, pero nadie predice el futuro. Incluso antes del referéndum, las amenazas de París fueron de tono subido. El ministro de Economía, Emmanuel Macron, enunció la posibilidad de que Francia deje de controlar e impedir el paso de emigrantes. París y Londres firmaron en 2003 los llamados acuerdos de Touquet para una gestión conjunta de las fronteras. Ese pacto originó el campamento incontrolado de migrantes y refugiados en Calais.

Por último, Francia e Inglaterra, potencias con armas nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad, desean mantener una estrecha relación en beneficio de ambos y de toda Europa. “Nos vamos de la Unión Europea, pero no de Europa ni de nuestra cooperación con socios europeos”.

En su primera visita a la capital francesa como jefa del Gobierno, May no ha encontrado la comprensión que le transmitió este miércoles la canciller Angela Merkel en Berlín. La premura de Hollande para concretar el Brexit sin ventajas para Londres se debe a quiere evitar "el riesgo de división” en la UE –tentaciones similares en otros países- y sobre todo para impedir que el ultraderechista Frente Nacional –que propugna también un referéndum para dejar la UE- capitalice lo ocurrido en plena campaña de las presidenciales de mayo próximo.

Hollande promete seguir trabajando con "ese país amigo", sobre todo en seguridad y defensa

Hollande ha reiterado ese mismo mensaje horas antes de la llegada de May a París. Tras un encuentro en Dublín con el primer ministro irlandés, Enda Kenny, ambos han apremiado a Londres a que active el artículo 50 “en cuanto sea posible” para iniciar después “unas negociaciones ordenadas” para la salida.

Los franceses han sido los ciudadanos europeos que menos preocupados y tristes se muestran por el Brexit. Incluso el 10% se declara “entusiasmado”, según un sondeo del IFOP realizado después del referéndum británico. Ello es así a pesar de que Francia, donde viven unos 300.000 británicos, verá disminuido su PIB el año que viene entre un 0,1% y un 0,2% a causa del Brexit, según el Fondo Monetario Internacional.

Coincidiendo con la breve estancia en Francia, y como una prueba más de la tensión entre París y Londres, este mismo jueves se ha desplazado a la capital británica una delegación de la patronal francesa (Medef) con su presidente, Pierre Gattaz. Su objetivo: transmitir a los 150.000 franceses residentes en Inglaterra que los que quieran o tengan que regresar a Francia con sus empresas tendrán facilidades incluso fiscales.

Todas las sociedades que deseen mudarse del Reino Unido a Francia tendrán también ventajas fiscales. París desea potenciarse como plaza financiera y alternativa a la hoy insuperable City londinense, la primera del mundo. El primer ministro, Manuel Valls, también ha explicado que el impuesto de sociedades bajará al 28% (hoy en el 33%) y que se ampliará a ocho años (hoy cinco) el periodo de deducciones fiscales para empleados extranjeros residentes en Francia.

Londres ya inició esa guerra, que amenaza con otro frente de dumping fiscal, al anunciar que podría bajar al 15% su impuesto de sociedades para paliar la temida sangría de traslado de empresas al continente, sobre todo la del sector financiero.

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