Froome corrió a pie, perdió el amarillo y el Tour se lo devolvió
Caótico final en el Mont Ventoux. Porte se empotró contra una moto y el africano perdió la bici y siguió a pie. El jurado decidió mantener la clasificación en el momento de la caída.
Juan Gutiérrez
As
La clasificación provisional señalaba a Adam Yates como nuevo líder tras un final caótico en el Mont Ventoux. Richie Porte había chocado contra una moto y, tras unas imágenes confusas, se vio a Chris Froome correr a pie sin bicicleta, como buen keniano. La angustia por perder el Tour le había nublado el entendimiento. Luego cogió una bici neutra con la que apenas avanzaba, los pedales eran de otra marca. Acabó con una del Sky. Desencajado. Los jueces tenían la palabra. Y le devolvieron el maillot amarillo. Tomaron la misma decisión que el día que se derrumbó el arco hinchable. ¡Vaya Tour llevamos! Los tiempos se neutralizaron en el momento del accidente.
Minutos antes, por cierto, De Gendt había batido a Pauwels y Navarro en una fuga, pero el Tour se jugaba atrás. Tras varios amagos de Valverde y Nairo, desactivados por el rodillo del Sky, Froome pegó el arreón. Porte respondió al ataque. El colombiano lo intentó, pero se descolgó. Alarma en el Movistar. Si eres escalador y cedes subiendo, mal lo llevas. Del grupo saltó Mollema y enlazó arriba, seguramente espoleado por la noticia de que Contador será su compañero en el Trek.
Y entonces… La carrera entró en una nube de desconcierto. Una moto frenó tras arrollar a un aficionado. El Tour era pura improvisación con la castración del Mont Ventoux. Porte se estampó por detrás, aunque pudo retornar. Mollema también se recompuso. Pero Froome se vio perdido en la multitud. Sintió el pánico de que el Tour se esfumaba. Y le brotó el gen africano. En el ciclismo se puede ir a pie, pero debes cruzar la meta con la bici aunque sea en la mano. La organización se lo advirtió. Cogió una bici neutra, totalmente amarilla. Como el maillot que estaba a punto de perder. Dentro del último kilómetro, la dejó tirada. No le valía. Henao pasó por allí, pero no le dio su máquina. Más caos. Finalmente recibió otra del Sky.
El jurado tenía trabajo. Y lo resolvió con la neutralización del resultado a partir de la colisión (a 1,2 km). Con Nairo Quintana también fueron benevolentes y le dieron el mismo tiempo que a Yates, porque en teoría se vio más perjudicado por el embudo. El colombiano perdía 26” cuando sucedió el accidente, pero el jurado lo dejó en 19”. Visto así, no le fue tan mal a Nairo.
Hasta ese momento, Froome había vuelto a demostrar su autoridad. El Movistar perdonó la vida al Sky en plena aproximación al gigante provenzal, cuando una caída de Gerrans en cabeza arrastró a varios gregarios del líder. Stannard dio una voltereta, Thomas también se golpeó… Froome se puso al frente del grupo y dio orden de parar. Todos obedecieron, amigos y enemigos. Incluso aprovechó para satisfacer sus necesidades. La carrera ya estaba lanzada, no había motivo para tales concesiones. Pero el maillot amarillo y el todopoderoso Sky pesan mucho en el Tour. Se volvió a ver al término de la jornada.
La etapa había llegado embalada a ese tramo final, con una fuga de trece ciclistas. La primera hora se había cubierto a 47,8 km/h. Hubo abanicos, que cortaron a Barguil y Pinot. El Tour era un torbellino. Fabio Aru sufrió una avería que brindó otra imagen polémica. Tras dos cambios de bicicleta, comenzó a remontar tras coche, mientras que un comisario advertía al Astana de su infracción. Sólo le costó 50 francos suizos (46 euros). Fue otro momento del día, aunque todo quedó eclipsado en el Mont Ventoux. El Tour es grande hasta en el caos.
Juan Gutiérrez
As
La clasificación provisional señalaba a Adam Yates como nuevo líder tras un final caótico en el Mont Ventoux. Richie Porte había chocado contra una moto y, tras unas imágenes confusas, se vio a Chris Froome correr a pie sin bicicleta, como buen keniano. La angustia por perder el Tour le había nublado el entendimiento. Luego cogió una bici neutra con la que apenas avanzaba, los pedales eran de otra marca. Acabó con una del Sky. Desencajado. Los jueces tenían la palabra. Y le devolvieron el maillot amarillo. Tomaron la misma decisión que el día que se derrumbó el arco hinchable. ¡Vaya Tour llevamos! Los tiempos se neutralizaron en el momento del accidente.
Minutos antes, por cierto, De Gendt había batido a Pauwels y Navarro en una fuga, pero el Tour se jugaba atrás. Tras varios amagos de Valverde y Nairo, desactivados por el rodillo del Sky, Froome pegó el arreón. Porte respondió al ataque. El colombiano lo intentó, pero se descolgó. Alarma en el Movistar. Si eres escalador y cedes subiendo, mal lo llevas. Del grupo saltó Mollema y enlazó arriba, seguramente espoleado por la noticia de que Contador será su compañero en el Trek.
Y entonces… La carrera entró en una nube de desconcierto. Una moto frenó tras arrollar a un aficionado. El Tour era pura improvisación con la castración del Mont Ventoux. Porte se estampó por detrás, aunque pudo retornar. Mollema también se recompuso. Pero Froome se vio perdido en la multitud. Sintió el pánico de que el Tour se esfumaba. Y le brotó el gen africano. En el ciclismo se puede ir a pie, pero debes cruzar la meta con la bici aunque sea en la mano. La organización se lo advirtió. Cogió una bici neutra, totalmente amarilla. Como el maillot que estaba a punto de perder. Dentro del último kilómetro, la dejó tirada. No le valía. Henao pasó por allí, pero no le dio su máquina. Más caos. Finalmente recibió otra del Sky.
El jurado tenía trabajo. Y lo resolvió con la neutralización del resultado a partir de la colisión (a 1,2 km). Con Nairo Quintana también fueron benevolentes y le dieron el mismo tiempo que a Yates, porque en teoría se vio más perjudicado por el embudo. El colombiano perdía 26” cuando sucedió el accidente, pero el jurado lo dejó en 19”. Visto así, no le fue tan mal a Nairo.
Hasta ese momento, Froome había vuelto a demostrar su autoridad. El Movistar perdonó la vida al Sky en plena aproximación al gigante provenzal, cuando una caída de Gerrans en cabeza arrastró a varios gregarios del líder. Stannard dio una voltereta, Thomas también se golpeó… Froome se puso al frente del grupo y dio orden de parar. Todos obedecieron, amigos y enemigos. Incluso aprovechó para satisfacer sus necesidades. La carrera ya estaba lanzada, no había motivo para tales concesiones. Pero el maillot amarillo y el todopoderoso Sky pesan mucho en el Tour. Se volvió a ver al término de la jornada.
La etapa había llegado embalada a ese tramo final, con una fuga de trece ciclistas. La primera hora se había cubierto a 47,8 km/h. Hubo abanicos, que cortaron a Barguil y Pinot. El Tour era un torbellino. Fabio Aru sufrió una avería que brindó otra imagen polémica. Tras dos cambios de bicicleta, comenzó a remontar tras coche, mientras que un comisario advertía al Astana de su infracción. Sólo le costó 50 francos suizos (46 euros). Fue otro momento del día, aunque todo quedó eclipsado en el Mont Ventoux. El Tour es grande hasta en el caos.