El Papa y el mar, el proceso de cambio, la política del descarte, la espiritualidad del zapping...

La Paz, ANF
Este viernes se cumple un año de la visita del Papa Francisco a Bolivia y, entre millones de fieles que lo siguieron por las calles o por la televisión, aún resuenan sus mensajes centrales o más polémicos, como el mar, el proceso de cambio, la política del descarte, la espiritualidad del zapping y la exclusión de los privados de libertad.
También quedan en la memoria los gestos y símbolos compartidos con el Santo Padre, como la chuspa de coca y el crucifijo comunista que le regaló el presidente Evo Morales, o la decisión del Santo Padre de entregar a la Virgen de Copacabana las condecoraciones recibidas en el país.



El periplo comenzó en la ciudad de El Alto, donde el presidente Evo Morales le comentó que “ha llegado a una Patria que se le ha mutilado el acceso al mar”.

La frase marcaría el tono político de la visita a La Paz, donde el Papa, mientras leía el discurso que tenía preparado, se detuvo, alzó la vista del papel y dijo: “Estoy pensando en el mar, en el diálogo. El diálogo es indispensable. Hay que construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas”.

Bolivia entonces sintió que el Santo Padre hacía justicia al referirse al drama histórico de la pérdida del Litoral.

En Santa Cruz, la visita adoptó un cariz más pastoral, sin dejar de lado los mensajes de contenido político y social.

Por ejemplo, en la multitudinaria misa celebrada en el Cristo Redentor habló de la política del descarte: "Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo (…) hay una lógica que busca descartar a aquellos que no producen. No es necesario excluir a nadie. Basta de descartes. Denles ustedes de comer”, reflexionó.

Y, ante las congregaciones de religiosos y religiosas, el Santo Padre también dio un mensaje para que los mismos salieran de su zona de confort y se comprometieran con los más necesitados. “Es el eco que nace en un corazón blindado, en un corazón cerrado, que ha perdido la capacidad de asombro y por lo tanto, la posibilidad de cambio. Podríamos llamarlo, la espiritualidad del zapping. Pasa y pasa, pasa y pasa, pero nada queda”, dijo.

En la cárcel de Palmasola, la más peligrosa del país, empezó diciendo que "el que está ante ustedes es un hombre perdonado, que fue y es salvado de sus muchos pecados", para luego indicar que "reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad".

Y, en el que puede considerarse el discurso de mayor contenido político y social, el papa Francisco dijo en un encuentro con Movimientos Sociales, que le gusta la frase “proceso de cambio”, aunque luego hizo unas precisiones que el Gobierno decidió obviar para fines de propaganda.

“Aquí en Bolivia he escuchado una frase que me gusta mucho ´proceso de cambio´. El cambio no concebido como algo que un día llegará porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura social. Dolorosamente sabemos que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de actitudes y del corazón termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir (…) La opción es por generar proceso y no ocupar espacios”, dijo el Papa.

Durante ese encuentro enfatizó que “tierra, techo y trabajo” con las tres T que configuran los derechos sagrados del ser humano.
“Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos”, señaló.

Sin duda, la visita del Santo Padre marcó huella en Bolivia y, hoy, que se recuerda un año de aquel acontecimiento la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) presenta un documental en el que se recogen los mensajes centrales y los testimonios de quienes estuvieron cerca, escucharon o sintieron la presencia de Francisco en Bolivia. Puedes ver ese documental al pide de esta nota.

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