El Papa dice que el mundo está en guerra, pero “no de religiones”
"Recordamos al sacerdote que ha muerto" en Normandía, ha dicho Francisco
"Él es uno, pero cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños"
Pablo Ordaz
Roma, El País
Nada más despegar de Roma con destino a Cracovia, donde participará hasta el domingo en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco quiso referirse al asesinato, el martes en Francia, del sacerdote Jacques Hamel. Insistió en su teoría de que el mundo está en guerra –“una tercera guerra mundial a pedazos”--, pero aclaró que no se trata de una “guerra de religiones”. Y añadió: “Hay guerra por intereses, hay guerra por el dinero, hay guerra por los recursos de la naturaleza, hay guerra por el dominio de los pueblos. Esa es la guerra. Alguno puede pensar que estoy hablando de guerra de religiones. No. Todas las religiones queremos la paz. La guerra la quieren los otros. ¿Entendido?”.
Bergoglio habló con pesadumbre por el asesinato del padre Hamel, pero también con cierta vehemencia para evitar que pudiera parecer que daba más importancia al último mártir católico por ser sacerdote y europeo. “Este santo sacerdote”, explicó el Papa, “murió justo en el momento en el que se recogía en las oraciones por la Iglesia. Es uno, pero ¡cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños…! Pensemos en Nigeria, por ejemplo... Ah, pero aquello es África…”. Y agregó: “No tengamos miedo a decir esta verdad. El mundo está en guerra porque ha perdido la paz.
Desde su primer viaje al extranjero –precisamente a la JMJ de Río de Janeiro--, el papa Francisco tiene la costumbre de conceder una rueda de prensa en el vuelo de regreso, dedicando unos minutos en el de ida para saludar uno a uno a los periodistas y pronunciar unas frases protocolarias. Pero, en este caso, Bergoglio quiso referirse al atentado del martes en Francia. “La primera palabra que se nos viene a la cabeza es inseguridad”, dijo, “pero la verdadera palabra es guerra”. El mismo martes, justo después de conocerse el asesinato del padre Hamel, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, emitió un comunicado en el que se evitaba hacer cualquier referencia a la religión de los asaltantes o a su posible pertenencia al Estado Islámico. Si la primera impronta del pontificado de Bergoglio es su apuesta por las periferias –“cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres”—, la segunda puede ser su búsqueda del diálogo con otras religiones.
Durante su viaje a Tierra Santa en mayo de 2014, Francisco arrancó el compromiso de los presidentes palestino e israelí, Mahmud Abbas y Simón Peres, a acudir al Vaticano para rezar juntos por la pez en Oriente Próximo. El encuentro se produjo un mes después. Sabedor de que aquel gesto de buena voluntad sería acallado enseguida por las armas, Jorge Mario Bergoglio quiso dejar unas palabras sobre las que construir el diálogo: Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo”. La respuesta del Vaticano en el actual momento de crisis, con sus templos amenazados directamente por la barbarie del ISIS, quiere ser la misma. De ahí que el Papa agradeciera ayer la llamada telefónica de condolencia que recibió del presidente francés, François Hollande: “Me ha transmitido su pesar como un hermano”.
"Él es uno, pero cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños"
Pablo Ordaz
Roma, El País
Nada más despegar de Roma con destino a Cracovia, donde participará hasta el domingo en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco quiso referirse al asesinato, el martes en Francia, del sacerdote Jacques Hamel. Insistió en su teoría de que el mundo está en guerra –“una tercera guerra mundial a pedazos”--, pero aclaró que no se trata de una “guerra de religiones”. Y añadió: “Hay guerra por intereses, hay guerra por el dinero, hay guerra por los recursos de la naturaleza, hay guerra por el dominio de los pueblos. Esa es la guerra. Alguno puede pensar que estoy hablando de guerra de religiones. No. Todas las religiones queremos la paz. La guerra la quieren los otros. ¿Entendido?”.
Bergoglio habló con pesadumbre por el asesinato del padre Hamel, pero también con cierta vehemencia para evitar que pudiera parecer que daba más importancia al último mártir católico por ser sacerdote y europeo. “Este santo sacerdote”, explicó el Papa, “murió justo en el momento en el que se recogía en las oraciones por la Iglesia. Es uno, pero ¡cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños…! Pensemos en Nigeria, por ejemplo... Ah, pero aquello es África…”. Y agregó: “No tengamos miedo a decir esta verdad. El mundo está en guerra porque ha perdido la paz.
Desde su primer viaje al extranjero –precisamente a la JMJ de Río de Janeiro--, el papa Francisco tiene la costumbre de conceder una rueda de prensa en el vuelo de regreso, dedicando unos minutos en el de ida para saludar uno a uno a los periodistas y pronunciar unas frases protocolarias. Pero, en este caso, Bergoglio quiso referirse al atentado del martes en Francia. “La primera palabra que se nos viene a la cabeza es inseguridad”, dijo, “pero la verdadera palabra es guerra”. El mismo martes, justo después de conocerse el asesinato del padre Hamel, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, emitió un comunicado en el que se evitaba hacer cualquier referencia a la religión de los asaltantes o a su posible pertenencia al Estado Islámico. Si la primera impronta del pontificado de Bergoglio es su apuesta por las periferias –“cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres”—, la segunda puede ser su búsqueda del diálogo con otras religiones.
Durante su viaje a Tierra Santa en mayo de 2014, Francisco arrancó el compromiso de los presidentes palestino e israelí, Mahmud Abbas y Simón Peres, a acudir al Vaticano para rezar juntos por la pez en Oriente Próximo. El encuentro se produjo un mes después. Sabedor de que aquel gesto de buena voluntad sería acallado enseguida por las armas, Jorge Mario Bergoglio quiso dejar unas palabras sobre las que construir el diálogo: Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo”. La respuesta del Vaticano en el actual momento de crisis, con sus templos amenazados directamente por la barbarie del ISIS, quiere ser la misma. De ahí que el Papa agradeciera ayer la llamada telefónica de condolencia que recibió del presidente francés, François Hollande: “Me ha transmitido su pesar como un hermano”.