El canciller brasileño descubre la igualdad de género en México
José Serra bromea ante su homóloga mexicana sobre las mujeres en política
Luis Pablo Beauregard
México, El País
La escena ocurrió este lunes. De un lado de la gran mesa de madera estaba sentado el grupo que acompañó a la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu. Le flanqueaba la embajadora de México en Brasil, Beatriz Paredes. Eran cuatro mujeres y dos hombres. Frente a ellas estaba la delegación visitante. El ministro de Exteriores brasileño, José Serra, y su equipo. Seis hombres con corbatas y una mujer. Ante la mesa quedó revelada la forma en que dos gobiernos afrontan la igualdad de género en la política.
“Para los políticos hombres en Brasil es un peligro porque descubrí acá que la mitad de las senadoras son mujeres”, bromeó Serra frente a su homóloga en una conferencia de prensa donde hablaron de las relaciones comerciales entre ambos países. La risa que se le escapó a Serra se refería a un dato: 47 senadoras trabajan en la cámara alta mexicana, compuesta por 128 legisladores. El 36% del Senado. La cifra refleja la batalla que las mujeres mexicanas han dado por conseguir más espacios en la política desde 1952, el año en que la primera mujer fue elegida para el Congreso.
Serra, de 74 años, dijo en su visita a la Ciudad de México que en Brasil las mujeres no representan el 20% del Senado. El político del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) convivió en su tiempo como senador con 13 mujeres, el 13% de la cámara. En una clasificación que realiza la Unión Interparlamentaria, Brasil se encuentra en el sitio 153 de 185 naciones. México ocupa la séptima posición. En otras clasificaciones, como la que hace Women in Parliaments, una fundación global suiza, Brasil también está rezagado en el puesto 131.
Serra fue nombrado ministro en mayo, cuando Michel Temer fue designado presidente interino de Brasil tras el impeachment a Dilma Rousseff. Una fotografía quedó en el recuerdo aquel 12 de mayo, el día que se presentó el nuevo Gobierno. El mandatario rodeado por sus colaboradores. Todos hombres blancos. Ni una mujer ni un solo negro.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto ha respaldado la aprobación de leyes que abren el camino a las mujeres en política. En 2014, el presidente promulgó una reforma política que obliga a los partidos a postular un 50% de candidatas. Esto llevó a 212 mujeres a ocupar un asiento de los 500 que conforman la Cámara de diputados tras las elecciones de 2015, el 46% de los escaños. Pero México tiene todavía varios pendientes en materia de igualdad de género. El presidente solo tiene tres secretarias en 19 carteras del gabinete. Y localmente, la diferencia es todavía mayor. De 32 gobernadores solo una mujer lleva las riendas de un Estado hoy en día.
Más allá del tema de género, los cancilleres coincidieron en temas comerciales. Ambas naciones están trabajando en el Acuerdo de complementariedad económica 53 (ACE 53), un convenio firmado en 2002 que rige la exportación e importación de unos 800 productos. Serra dijo que busca ampliar el acuerdo, hoy de modesto tamaño, que podría ampliarse a un universo de 10.000 productos. El comercio entre los dos países, ambos gigantes de la región, asciende a los 8.000 millones de dólares anuales.
Luis Pablo Beauregard
México, El País
La escena ocurrió este lunes. De un lado de la gran mesa de madera estaba sentado el grupo que acompañó a la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu. Le flanqueaba la embajadora de México en Brasil, Beatriz Paredes. Eran cuatro mujeres y dos hombres. Frente a ellas estaba la delegación visitante. El ministro de Exteriores brasileño, José Serra, y su equipo. Seis hombres con corbatas y una mujer. Ante la mesa quedó revelada la forma en que dos gobiernos afrontan la igualdad de género en la política.
“Para los políticos hombres en Brasil es un peligro porque descubrí acá que la mitad de las senadoras son mujeres”, bromeó Serra frente a su homóloga en una conferencia de prensa donde hablaron de las relaciones comerciales entre ambos países. La risa que se le escapó a Serra se refería a un dato: 47 senadoras trabajan en la cámara alta mexicana, compuesta por 128 legisladores. El 36% del Senado. La cifra refleja la batalla que las mujeres mexicanas han dado por conseguir más espacios en la política desde 1952, el año en que la primera mujer fue elegida para el Congreso.
Serra, de 74 años, dijo en su visita a la Ciudad de México que en Brasil las mujeres no representan el 20% del Senado. El político del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) convivió en su tiempo como senador con 13 mujeres, el 13% de la cámara. En una clasificación que realiza la Unión Interparlamentaria, Brasil se encuentra en el sitio 153 de 185 naciones. México ocupa la séptima posición. En otras clasificaciones, como la que hace Women in Parliaments, una fundación global suiza, Brasil también está rezagado en el puesto 131.
Serra fue nombrado ministro en mayo, cuando Michel Temer fue designado presidente interino de Brasil tras el impeachment a Dilma Rousseff. Una fotografía quedó en el recuerdo aquel 12 de mayo, el día que se presentó el nuevo Gobierno. El mandatario rodeado por sus colaboradores. Todos hombres blancos. Ni una mujer ni un solo negro.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto ha respaldado la aprobación de leyes que abren el camino a las mujeres en política. En 2014, el presidente promulgó una reforma política que obliga a los partidos a postular un 50% de candidatas. Esto llevó a 212 mujeres a ocupar un asiento de los 500 que conforman la Cámara de diputados tras las elecciones de 2015, el 46% de los escaños. Pero México tiene todavía varios pendientes en materia de igualdad de género. El presidente solo tiene tres secretarias en 19 carteras del gabinete. Y localmente, la diferencia es todavía mayor. De 32 gobernadores solo una mujer lleva las riendas de un Estado hoy en día.
Más allá del tema de género, los cancilleres coincidieron en temas comerciales. Ambas naciones están trabajando en el Acuerdo de complementariedad económica 53 (ACE 53), un convenio firmado en 2002 que rige la exportación e importación de unos 800 productos. Serra dijo que busca ampliar el acuerdo, hoy de modesto tamaño, que podría ampliarse a un universo de 10.000 productos. El comercio entre los dos países, ambos gigantes de la región, asciende a los 8.000 millones de dólares anuales.