Griezmann y Marsella acaban con el aguafiestas
Oscar González
Marsella (Francia), EFE
Pudo más el influjo de Marsella y, sobre todo, el acierto de Antoine Griezmann. Cincuenta y ocho años después, Francia volvió a derrotar a Alemania en un partido oficial. Medio siglo después de perder la final de Inglaterra'66, los alemanes ya no son los "aguafiestas".
Porque Alemania, hasta este jueves, era única para apagar las luces de los anfitriones.
Su hito fue hace dos años, en el pasado Mundial de Brasil, cuando produjo un "Mineirazo" descomunal. Su 1-7 sobre la selección de Luiz Felipe Scolari sumió a todo un país en una profunda depresión y sacudió los cimientos de la Canarinha.
Pero ya antes, Alemania se había especializado en romper los sueños de los locales, preferentemente cuando están a un paso de la final y eso creaba desasosiego en Marsella.
En la Eurocopa de 1972, la víctima fue Bélgica (2-1) y, cuatro años después, la extinta Yugoslavia, derrotada en la prórroga por 4-2, aunque luego vengada por Checoslovaquia y el penalti de Panenka.
España los sufrió en el Mundial del 82. Su derrota (1-2) en la segunda fase -entonces no era eliminación directa sino cuatro grupos de tres equipos- le dejó sin opciones de pasar a la semifinal.
Cuatro años después, en México, los anfitriones cayeron en la tanda de penaltis del partido de cuartos de final, frente a la máquina alemana.
De vuelta a la Eurocopa, Suecia en semifinales en 1992, Inglaterra también en la penúltima ronda del 96 -por penaltis-...el reguero de aficionados desconsolados que iba dejando allá por donde pasaba la "Mannschaft" abarcaba multitud de países.
Hasta que llegó esta semifinal, en el Velodrome, donde Francia no ha perdido más que cuatro de los catorce partidos que ha disputado. Donde se cita una afición "con carácter", en palabras de su entrenador Didier Deschamps.
Fue ahí donde "les bleus" alcanzaron la final del 84, tras un partido épico ganado a Portugal con un gol de Michel Platini en el penúltimo minuto de la prórroga. Un recuerdo aireado durante toda la semana.
Pero en esta ocasión, no hubo que tirar de la épica. Bastó con que apareciese Griezmann. El delantero del Atlético de Madrid, que llegó a la Eurocopa como el "Principito", sale convertido en el "Rey del Velodrome" y amenaza con conquistar París.
Marsella (Francia), EFE
Pudo más el influjo de Marsella y, sobre todo, el acierto de Antoine Griezmann. Cincuenta y ocho años después, Francia volvió a derrotar a Alemania en un partido oficial. Medio siglo después de perder la final de Inglaterra'66, los alemanes ya no son los "aguafiestas".
Porque Alemania, hasta este jueves, era única para apagar las luces de los anfitriones.
Su hito fue hace dos años, en el pasado Mundial de Brasil, cuando produjo un "Mineirazo" descomunal. Su 1-7 sobre la selección de Luiz Felipe Scolari sumió a todo un país en una profunda depresión y sacudió los cimientos de la Canarinha.
Pero ya antes, Alemania se había especializado en romper los sueños de los locales, preferentemente cuando están a un paso de la final y eso creaba desasosiego en Marsella.
En la Eurocopa de 1972, la víctima fue Bélgica (2-1) y, cuatro años después, la extinta Yugoslavia, derrotada en la prórroga por 4-2, aunque luego vengada por Checoslovaquia y el penalti de Panenka.
España los sufrió en el Mundial del 82. Su derrota (1-2) en la segunda fase -entonces no era eliminación directa sino cuatro grupos de tres equipos- le dejó sin opciones de pasar a la semifinal.
Cuatro años después, en México, los anfitriones cayeron en la tanda de penaltis del partido de cuartos de final, frente a la máquina alemana.
De vuelta a la Eurocopa, Suecia en semifinales en 1992, Inglaterra también en la penúltima ronda del 96 -por penaltis-...el reguero de aficionados desconsolados que iba dejando allá por donde pasaba la "Mannschaft" abarcaba multitud de países.
Hasta que llegó esta semifinal, en el Velodrome, donde Francia no ha perdido más que cuatro de los catorce partidos que ha disputado. Donde se cita una afición "con carácter", en palabras de su entrenador Didier Deschamps.
Fue ahí donde "les bleus" alcanzaron la final del 84, tras un partido épico ganado a Portugal con un gol de Michel Platini en el penúltimo minuto de la prórroga. Un recuerdo aireado durante toda la semana.
Pero en esta ocasión, no hubo que tirar de la épica. Bastó con que apareciese Griezmann. El delantero del Atlético de Madrid, que llegó a la Eurocopa como el "Principito", sale convertido en el "Rey del Velodrome" y amenaza con conquistar París.