Sólo Leo no puede faltar

Diego Macias @ddmacias
dmacias@ole.com.ar
Es mentira que no existen los imprescindibles. Al menos en el fútbol, o en la Selección, está Messi. No hay nadie que hoy pueda reemplazarlo y hasta el más enceguecido opositor a Leo debe aceptar que la reconstrucción de este Argentina tiene un punto de partida bien claro y es justamente Messi.


El dolor que provocó el anuncio de Leo superó incluso el de haber perdido una nueva final. Y aunque analizar ese dolor invita más una mirada sociológica que no haremos, la sensación de desolación que implica imaginarse una Selección sin Messi es también una síntesis de las deudas que como equipo mantiene este grupo.

Messi jugó la mejor final con la camiseta de la Selección y no le alcanzó. Pateó el peor penal de su historia pero no puede ser esa la última imagen del mejor entre los mejores con Argentina. Si fueron cuatro finales, sólo habrá chances de que se venga una quinta posibilidad en Rusia si es que la 10 sigue siendo suya. El duelo de perder a Maradona duró mucho pero el paso de los años lo hacía inevitable. En el caso de Messi, habrá que entender esas lágrimas, esperar el momento justo y no resignarse a esta renuncia.

Convencerlo o mimarlo no significa que haya que hacer cualquier cosa. Significa entender que el único que no puede faltar en esta Selección es él. Que hay que buscarle el Burruchaga que tuvo Maradona, que se debe encontrar la táctica que mejor lo potencia... La lista puede ser larga pero el tema ya se convirtió en causa de Estado. La idea de perderlo ha provocado que se lo revalorizara. Nadie, ni los más críticos, se imagina jugar sin él.

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