Segundo día de enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas
La visita de un grupo de religiosos judíos prende la mecha de los fieles musulmanes
Lourdes Baeza
Jerusalén, El País
Segundo día consecutivo de violentos enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén entre jóvenes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes. El domingo seis palestinos acabaron en el hospital, pero la batalla campal de este lunes terminó con cuatro detenidos y 29 heridos, la mayoría alcanzados por las balas de goma que utilizaron los israelíes para dispersar la protesta. Según los testigos, los disturbios comenzaron, como el domingo, por la visita a primera hora de la mañana al recinto sagrado musulmán de un grupo de religiosos judíos. El grupo, que, como es habitual, iba escoltado por guardias de seguridad armados, fue recibido por los fieles musulmanes al grito de “Allahu Akbar” (Alá es grande).
La tensión aumentó y zapatos, piedras y sillas volaron sobre las cabezas de los presentes. La policía antidisturbios israelí irrumpió en el complejo y varios jóvenes palestinos encapuchados se atrincheraron en la mezquita de Al Aqsa. Situación que aprovecharon los uniformados para sellar con cadenas las puertas de acceso al edificio y encerrarlos hasta que los turistas y el grupo de judíos terminaron la visita. Posteriormente, se produjeron nuevos encontronazos y detenciones que dejaron varias vidrieras rotas y un reguero de piedras y material antidisturbios dentro y fuera del santuario.
En declaraciones a la prensa palestina, el jeque Azzam al Khatib, director del Waqf —la organización islámica que bajo administración jordana custodia los santos lugares musulmanes en Jerusalén— acusó a la policía israelí de “tratar de imponer un nuevo statu quo” al permitir las visitas de judíos a la Explanada de las Mezquitas durante los 10 últimos días de Ramadán. “No existe ningún acuerdo por el que nos hayamos comprometido a impedir la entrada en el recinto de judíos o turistas al final de Ramadán”, asegura Micky Rossenfeld, el portavoz de la policía. “Si la situación de seguridad lo permite, en los próximos días las visitas continuarán con normalidad”.
Epicentro de disputas
Han sido los peores enfrentamientos en el corazón de Jerusalén desde que hace tres semanas comenzase el mes del ayuno musulmán, pero no los únicos roces que se han producido. En los días previos al Ramadán, Israel paró la construcción de unos baños públicos por parte del Waqf en la Explanada por miedo a que se produjesen filtraciones en las dependencias judías del aledaño Muro de las Lamentaciones.
Durante la primera semana del mes sagrado musulmán, policías israelíes impidieron el acceso durante varios días, por la puerta de los Leones de la ciudad vieja de Jerusalén, a los camiones del Waqf. Llevaban las raciones de comida con las que los fieles que rezaban en la Mezquita de Al Aqsa iniciarían el Iftar, la ruptura del ayuno al ponerse el sol. Los palestinos acusaron entonces a Israel de intentar así evitar que los fieles permaneciesen en la Explanada.
El lugar, igualmente sagrado para los judíos que lo conocen como el Monte del Templo, ha sido el principal punto de fricción y el escenario de las disputas que desembocaron en octubre en la conocida popularmente como Intifada de Al Aqsa o de los cuchillos. Una ola de violencia, que dura ya nueve meses, que se ha cobrado la vida de 200 palestinos, 32 israelíes, dos estadounidenses y un inmigrante eritreo y que tuvo su origen precisamente en los enfrentamientos entre unos y otros por la administración de la Explanada de las Mezquitas.
Lourdes Baeza
Jerusalén, El País
Segundo día consecutivo de violentos enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén entre jóvenes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes. El domingo seis palestinos acabaron en el hospital, pero la batalla campal de este lunes terminó con cuatro detenidos y 29 heridos, la mayoría alcanzados por las balas de goma que utilizaron los israelíes para dispersar la protesta. Según los testigos, los disturbios comenzaron, como el domingo, por la visita a primera hora de la mañana al recinto sagrado musulmán de un grupo de religiosos judíos. El grupo, que, como es habitual, iba escoltado por guardias de seguridad armados, fue recibido por los fieles musulmanes al grito de “Allahu Akbar” (Alá es grande).
La tensión aumentó y zapatos, piedras y sillas volaron sobre las cabezas de los presentes. La policía antidisturbios israelí irrumpió en el complejo y varios jóvenes palestinos encapuchados se atrincheraron en la mezquita de Al Aqsa. Situación que aprovecharon los uniformados para sellar con cadenas las puertas de acceso al edificio y encerrarlos hasta que los turistas y el grupo de judíos terminaron la visita. Posteriormente, se produjeron nuevos encontronazos y detenciones que dejaron varias vidrieras rotas y un reguero de piedras y material antidisturbios dentro y fuera del santuario.
En declaraciones a la prensa palestina, el jeque Azzam al Khatib, director del Waqf —la organización islámica que bajo administración jordana custodia los santos lugares musulmanes en Jerusalén— acusó a la policía israelí de “tratar de imponer un nuevo statu quo” al permitir las visitas de judíos a la Explanada de las Mezquitas durante los 10 últimos días de Ramadán. “No existe ningún acuerdo por el que nos hayamos comprometido a impedir la entrada en el recinto de judíos o turistas al final de Ramadán”, asegura Micky Rossenfeld, el portavoz de la policía. “Si la situación de seguridad lo permite, en los próximos días las visitas continuarán con normalidad”.
Epicentro de disputas
Han sido los peores enfrentamientos en el corazón de Jerusalén desde que hace tres semanas comenzase el mes del ayuno musulmán, pero no los únicos roces que se han producido. En los días previos al Ramadán, Israel paró la construcción de unos baños públicos por parte del Waqf en la Explanada por miedo a que se produjesen filtraciones en las dependencias judías del aledaño Muro de las Lamentaciones.
Durante la primera semana del mes sagrado musulmán, policías israelíes impidieron el acceso durante varios días, por la puerta de los Leones de la ciudad vieja de Jerusalén, a los camiones del Waqf. Llevaban las raciones de comida con las que los fieles que rezaban en la Mezquita de Al Aqsa iniciarían el Iftar, la ruptura del ayuno al ponerse el sol. Los palestinos acusaron entonces a Israel de intentar así evitar que los fieles permaneciesen en la Explanada.
El lugar, igualmente sagrado para los judíos que lo conocen como el Monte del Templo, ha sido el principal punto de fricción y el escenario de las disputas que desembocaron en octubre en la conocida popularmente como Intifada de Al Aqsa o de los cuchillos. Una ola de violencia, que dura ya nueve meses, que se ha cobrado la vida de 200 palestinos, 32 israelíes, dos estadounidenses y un inmigrante eritreo y que tuvo su origen precisamente en los enfrentamientos entre unos y otros por la administración de la Explanada de las Mezquitas.