Perisic: el Robben croata que maravilla a toda Europa
Aritz Gabilondo
As
De repente hay buenos jugadores que en torneos como la Eurocopa rinden al nivel de las estrellas. A Perisic le está sucediendo en Francia. El extremo croata brilla con su selección por encima de Modric, de Rakitic, de Mandzukic. Dos goles y un sinfín de jugadas peligrosas es el repertorio que ha dejado hasta la fecha. Un jugador desequilibrante, rápido, punzante. Un Robben en diestro. El Robben de Croacia, de hecho.
La carrera de Perisic necesitaba un empujón como este, ya con 27 años. Muy prometedor desde que salió del Hajduk Split, nunca había cumplido del todo con las expectativas que le hicieron dejar su país siendo un adolescente y probar en diferentes ligas europeos. Empezó en el Sochaux francés, que lo fichó recién cumplida la mayoría de edad. El entonces técnico del club francés, Alain Perrin, se quedó prendado de su talento viéndole con las categorías inferiores croatas. No fue fácil la adaptación a otro país, sin embargo, y apenas pisó dos veces el banquillo. Ni jugó.
El posterior paso por Bélgica sí le permitió crecer. En el Brujas fue nombrado mejor jugador joven de la liga y llegó a anotar 22 goles en una temporada. Enseguida llamó la atención de un club siempre atento a jóvenes en auge como el Dortmund. Sus ganas de triunfar chocaron de frente con un técnico con carácter como Jürgen Klopp, con el que acabó teniendo un encontronazo. “Mientras esté él no creo que juegue. Siempre favorece a otros jugadores”, dijo ante la falta de minutos. El club le sancionó por ello y preparó su salida al Wolfsburgo, que pagó 8 millones de euros por él.
Los vaivenes de su carrera se reafirmaron con actuaciones altisonantes en el club de la Volkswagen y el pasado verano terminó en el Inter, con el que ha hecho un año notable aunque tampoco por encima de la media. Es decir, una carrera intermitente, también prolífica, pero lejos del nivel y la continuidad con las que está deslumbrando en la Eurocopa.
Detrás de este camino lento y progresivo hacia la élite se esconde una historia personal que también refleja su capacidad de superación. El extremo croata estaba destinado a trabajar en la granja de pollos que su padre Ante regenta en Croacia antes de tomar el rumbo en su carrera que le ha hecho héroe en su país. El avión que le puso el Sochaux con 18 años fue la puerta al profesionalismo y también la manera de evitar algo que ahora recuerda con emoción: el cierre de la granja de pollos de su padre en Solina.
As
De repente hay buenos jugadores que en torneos como la Eurocopa rinden al nivel de las estrellas. A Perisic le está sucediendo en Francia. El extremo croata brilla con su selección por encima de Modric, de Rakitic, de Mandzukic. Dos goles y un sinfín de jugadas peligrosas es el repertorio que ha dejado hasta la fecha. Un jugador desequilibrante, rápido, punzante. Un Robben en diestro. El Robben de Croacia, de hecho.
La carrera de Perisic necesitaba un empujón como este, ya con 27 años. Muy prometedor desde que salió del Hajduk Split, nunca había cumplido del todo con las expectativas que le hicieron dejar su país siendo un adolescente y probar en diferentes ligas europeos. Empezó en el Sochaux francés, que lo fichó recién cumplida la mayoría de edad. El entonces técnico del club francés, Alain Perrin, se quedó prendado de su talento viéndole con las categorías inferiores croatas. No fue fácil la adaptación a otro país, sin embargo, y apenas pisó dos veces el banquillo. Ni jugó.
El posterior paso por Bélgica sí le permitió crecer. En el Brujas fue nombrado mejor jugador joven de la liga y llegó a anotar 22 goles en una temporada. Enseguida llamó la atención de un club siempre atento a jóvenes en auge como el Dortmund. Sus ganas de triunfar chocaron de frente con un técnico con carácter como Jürgen Klopp, con el que acabó teniendo un encontronazo. “Mientras esté él no creo que juegue. Siempre favorece a otros jugadores”, dijo ante la falta de minutos. El club le sancionó por ello y preparó su salida al Wolfsburgo, que pagó 8 millones de euros por él.
Los vaivenes de su carrera se reafirmaron con actuaciones altisonantes en el club de la Volkswagen y el pasado verano terminó en el Inter, con el que ha hecho un año notable aunque tampoco por encima de la media. Es decir, una carrera intermitente, también prolífica, pero lejos del nivel y la continuidad con las que está deslumbrando en la Eurocopa.
Detrás de este camino lento y progresivo hacia la élite se esconde una historia personal que también refleja su capacidad de superación. El extremo croata estaba destinado a trabajar en la granja de pollos que su padre Ante regenta en Croacia antes de tomar el rumbo en su carrera que le ha hecho héroe en su país. El avión que le puso el Sochaux con 18 años fue la puerta al profesionalismo y también la manera de evitar algo que ahora recuerda con emoción: el cierre de la granja de pollos de su padre en Solina.