Omar Mateen había estado varias veces en el club de Orlando antes de cometer el ataque y usaba apps gays, dicen testigos
Orlando, BBC
Kevin West estaba en el parking de Pulse, un club nocturno de Orlando, en Florida, Estados Unidos, cuando vio a Omar Mateen entrar al establecimiento.
Era la una de la madrugada del domingo y poco podía imaginarse que en una hora aquél hombre abriría fuego en el local, y que terminaría siendo el autor del tiroteo más sangriento de la historia reciente de EE.UU.
Mateen llevaba una gorra oscura y hablaba por teléfono, les contó West a los medios de comunicación locales.
Se saludaron con un escueto "hey".
Se habían conocido hacía un año, a través de la aplicación de citas para hombres Jack'd, explicó West.
Y aunque luego le perdió la pista, lo había visto en varias ocasiones en el Pulse, un club nocturno en el que se reunía la comunidad LGTB de la ciudad.
"Así que lo reconocí en seguida", aseguró este veterano de la Marina de 37 años."Recuerdo los detalles. Nunca olvido una cara".
"Asiduo en el bar"
Nada más saber del tiroteo, West corrió a la comisaría local.
Allí, los policías convocaron a agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), quienes le mostraron una foto de Mateen en la pantalla de una computadora.
"Les dije que era él y les di mi celular y la información para conectarse a Jack'd", dijo West al diario local Orlando Sentinel.
West no es el único que asegura haber contactado con Mateen a través de apps de citas o que dice haberlo visto en Pulse antes de la noche del ataque, aunque no hay confirmación de ello por parte del FBI o de la policía local.
Cord Cedeno, un vecino de Orlando de 23 años, es otro de ellos.
"Compartía su fotografía en los sitios, por lo que era fácil reconocerlo", le contó Cedeno al diario estadounidense Washington Post.
Asimismo, coincidió alguna que otra vez con él en Pulse, algo que también asegura Ty Smith.
"A veces se sentaba en la esquina y bebía solo, y otras se emborrachaba tanto que se volvía ruidoso y agresivo", contó al Orlando Sentinel.
"No solíamos hablar mucho con él, pero me acuerdo que en alguna ocasión nos contó sobre su padre", explicó.
"Y también nos dijo que tenía esposa un hijo".
"Llevaba al menos tres años yendo al bar", dijo por su parte Chris Callen, quien actúa en el Pulse con el nombre artístico de Kristina McLaughlin, al diario The Canadian Press.
Otra dimensión
Estos testimonios añaden otra dimensión al retrato que se empezó a formar el lunes del autor de la matanza.
El domingo su exesposa Sitora Yusufiy y un compañero de la empresa de seguridad en la que trabajaba, Daniel Gilroy, lo pintaron como una persona "inestable" y "violenta".
Yusufiy declaró a la prensa que Mateen la había golpeado en varias ocasiones durante su matrimonio, entre abril de 2009 y 2011.
"Era un enfermo mental. Esa es la única explicación que puedo dar. Estaba evidentemente perturbado".
Y en unas declaraciones similares, Gilroy dijo al diario local Florida Today que "estaba desquiciado y era inestable". "Hablaba de matar a gente".
También se supo que había sido interrogado por el FBI por presunto extremismo en dos ocasiones, en 2013 y en 2014, pero que las investigaciones terminaron cerrándose.
Y el mismo domingo se reportó que momentos antes del ataque Mateen había llamado al teléfono de emergencia 911 y que había reivindicado su lealtad al grupo autodenominado Estado Islámico (EI).
Aunque después el director del FBI, James Comey, matizó que las llamadas realizadas por Mateen fueron tres, y que en ellas también había mostrado su apoyo al rival en Siria de EI, el Frente Al Nusra, y a los atacantes del maratón de Boston, quienes no tenían vínculos con EI.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Barack Obama, declaró este lunes que no hay una evidencia concreta de que Mateen hubiera actuado bajo la dirección de una red más grande y que parecía estar inspirado por posturas extremistas en internet.
"Ante esto, los medios estadounidenses han empezado a hacerse otra pregunta", afirma John Sopel, el editor de Norteamérica de la BBC.
"Y la pregunta es: ¿tuvo el ataque más que ver con una sexualidad reprimida que con una ideología islamista?".