Los siete pecados capitales de España en la Eurocopa

La insistencia en un mismo y cansado once, la preparación, el físico, el ambiente enrarecido, hombres lejos de su nivel, los cambios, la reacción, el 3-5-2 de Italia…

Alfredo Matilla
As
España ya está fuera de la Eurocopa tras una fase de grupos en la que se complicó la vida en el último minuto del último partido, cuando tenía todo a favor para encarrilar la Ruta de la Seda y no amargarse por el lado oscuro del cuadro. Quitando el segundo partido ante Turquía (3-0), donde enamoró y disparó la euforia, a España le costó mucho mostrar su mejor versión. Ante Chequia ganó por los pelos con gol de Piqué (1-0) y frente a Croacia se dejó remontar (2-1), tirando al traste su privilegiada condición de primero. La Selección ha hecho algunas cosas bien. Normal con tanto talento. Pero también ha cometido reiteradamente varios fallos que le han condenado. Inesperado con una plantilla repleta de ganadores, en plena regeneración, con campeones de la mejor liga, de la Champions, de Europa y del mundo a disposición. Aquí resumimos los errores más grandes, evidentes y ya irreparables. Los siete pecados capitales:


1.- La preparación: España no pudo preparar la Eurocopa con todo el bloque final junto hasta pocos días antes del debut. Sólo ocho (San José, Azpilicueta, Bruno, Cesc Fàbregas, Silva, Pedro, Aduriz y Nolito) estuvieron en la lista desde el principio junto a los meritorios. El 28 de mayo se incorporaron los convocados de los equipos finalistas de Copa con sus respectivos clubes: Casillas, De Gea, Sergio Rico, Piqué, Bartra, Jordi Alba, Busquets, Thiago, Iniesta y Morata. Tras jugar ante Bosnia y Corea dos amistosos, se unieron el 4 de junio los jugadores convocados de los equipos finalistas, Real Madrid y Atlético, en la Champions: Carvajal, Juanfran, Sergio Ramos, Koke, Isco, Saúl y Lucas Vázquez, donde luego tres se cayeron de la lista definitiva. El amistoso ante Georgia en Getafe, en el que España perdió ya con todos (0-1), hizo saltar las alarmas mientras otras selecciones llevaban semanas ya concentradas porque sus calendarios se lo permitieron antes. Sobraba cansancio y faltaba compenetración.

2.- Mismo once: Del Bosque ha puesto cuatro veces el mismo once titular ante Chequia, Turquía, Croacia e Italia. Algo que sirve para compensar esa falta de sintonía por la escasez de entrenamientos pero que hace a la Selección previsible, con el arsenal que tiene en el banquillo, que desgasta físicamente a los que juegan y malhumoran a los que no. De Ge; Juanfran, Piqué, Ramos, Alba; Busquets, Iniesta, Cesc, Silva, Morata y Nolito han formado las cuatro alineaciones del seleccionador. El cansancio acumulado pareció hacer mella en el segundo tiempo ante Croacia y, sobre todo, ante Italia en octavos. Conte, en el tercer partido ante Irlanda, cambió todo su equipo para dar refresco a los habituales. Se notó. España es la única selección que ha repetido siempre equipo. Ha dejado sin jugar ni un solo minuto a Casillas, Rico, Bartra, San José y Bellerín. Y, además, Azpilicueta, Koke, Thiago, Pedro, Lucas Vázquez y Aduriz han jugado ratos sueltos. Sólo Bruno ha tenido más oportunidades para contener.

3.- Ambiente: Entre los jugadores y el seleccionador siempre se ha demostrado muy buen rollo, pero hay varios capítulos que han enrarecido la concentración, haciendo que algunos jugadores compitieran con más presión y que durante demasiado tiempo se hablara más de los casos extradeportivos que del rival y de la competición. El ‘Caso Torbe’ saltó a la luz pública dos días antes del debut de España, con De Gea como gran protagonista. Hubo que retrasar el entrenamiento y obligar al portero a que compareciera para aclarar la situación. Después, en cada comparecencia, Del Bosque y el resto de jugadores tuvieron que explicar el tema de actualidad y hasta más de uno pensó en que, dependiendo de las justificaciones de De Gea, habría que plantearse si debía seguir o no en la concentración. Después, antes de que llegara el crucial partido ante Croacia fue Pedro el que hizo que saltaran chispas con unas declaraciones a Ricardo Sierra en #0 en las que faltó el respeto al resto de suplentes y en el que dejó en entredicho el papel de Del Bosque: “Para no jugar y venir a hacer grupo igual es mejor no venir más”, vino a decir. El canario, Del Bosque y los capitanes tuvieron que reunirse en privado y aclarar el tema y luego, como es normal, debieron dar explicaciones por lo sucedido. Piqué, que también ha tenido que explicarse en varias ocasiones por cada gesto supuestamente antiespañol que hace, culpó a la prensa, como Jordi Alba. Demasiados problemas en tan poco tiempo.

4.- Nivel insuficiente: Hay jugadores que han ido de más a menos (Iniesta, Busquets, Nolito…). Otros que han ido de menos a más (De Gea). Otros que han sido regulares sin brillar (Alba, Silva…). Otros que han brillado unos días pero otros han sufrido (Piqué, Juanfran, Morata). Y otros, como Ramos o Cesc, que han mostrado un rendimiento muy por debajo del que acostumbran. El central del Real Madrid ha salido en casi todas las fotografías de los cuatro goles que ha encajado España. Sobre todo en el empate de Croacia antes de remontar. Además, falló un penalti ese día y ante Italia sufrió de lo lindo frente a Éder y Pellè. Ramos originó la falta con la que Chiellini puso a Italia en ventaja y luego no pudo parar a Darmian en la contra del segundo. Ha jugado toda la temporada con mil problemas físicos (sobre todo el hombro), por lo que es digno de alabar su esfuerzo. Otra cosa es el acierto. Cesc, por su parte, llegaba cuestionado tras una temporada aciaga en lo colectivo con el Chelsea. Del Bosque repitió en varias entrevistas que “fue de los que mejor temporada completaron”. Los datos de los cuatro partidos quitan la razón al seleccionador. Lento, sin llegada y con poca magia.

5.- Preparación: Los enviados especiales que han seguido a la Selección hablan de entrenamientos cortos, poco exigentes y siempre con balón. Algo normal dadas las alturas de temporada. Sin embargo, parece que Del Bosque ha preferido crear buen ambiente mucho más que por limar la preparación de los futbolistas, sobre todo los que han llegado más justos. Es lo que hicieron otras selecciones. Conte, por ejemplo, castigó a su equipo tras perder ante Irlanda como toque de atención y les hizo entrenar a mediodía, a un temperatura altísima (mucha humedad), para recordar que en Francia no estaban de vacaciones. España, sin balón durante demasiados minutos en el campeonato, sufrió en lo físico contra Croacia y frente a Italia. Fueron dos adversarios que siempre dieron la sensación de estar mejor preparados. A futbolistas como Busquets y Cesc se les vio demasiado lentos. A Silva sin chispa… A Nolito, con poco desborde. Jugadores con más consistencia como San José o con más chispa, como Lucas y Pedro, tuvieron nula presencia. Ante Italia, además, dio la sensación de que se había trabajado poco (o mal) con el pan de tener enfrente un 3-5-2. Ni se supo atacarlo ni defenderlo. La presión fue mala, las líneas se separaron, el medio campo siempre fue a merced, se dejó subir mucho a sus carrileros sin penalizarles luego a la espalda y se atacó sin eficacia la línea de tres centrales abriendo poco el juego y abusando de la circulación por dentro.

6.- Capacidad de reacción: España se mostró muy endeble. Con cualquier adversidad se vino pronto abajo. Dio la sensación de que con el penalti fallado por Ramos y tras el gol de Perisic contra Croacia, el equipo se derrumbó mentalmente. No hubo reacción. Algo que sí supo hacer en el debut contra Chequia, donde cuanto más grande se estaba haciendo el problema, mayores y mejores eran las soluciones. Frente a Italia, la Selección no tuvo la reacción esperada. Llegó el primer gol en contra, con más de medio partido por delante, y no aparecieron las ideas; por mucho que Piqué pudiera haber empatado el encuentro al final antes de encajar el 2-0. Se concedió demasiado, se circuló sin sentido, se perdieron casi siempre los duelos individuales, no se metió la pierna con la fuerza del adversario y así, España siempre jugó acomplejada. Con un perfil bajó, asustada, como sintiéndose inferior, más insegura y con menos esperanza. Pocas veces se vio a un jugador español sonreír o disfrutar. Continuo sufrimiento.

7.- Cambios: En la victoria o la derrota, los cambios nunca le han salido a Del Bosque como esperaba. O llegaron tarde o no aportaron nada o simplemente no se hicieron. Desde el principio hasta la noche de la eliminación. Frente a la República Checa, Thiago pareció que no sabía ni cómo iba el marcador. Aduriz al menos peleó y tuvo alguna opción. Pedro no aportó nada. Contra Turquía (3-0), la aportación de Azpilicueta, Koke y Bruno fue buena, casi testimonial y nada decisiva. El partido estaba encarrilado. Ante Croacia, la salida de Bruno para aportar contención no sirvió de nada porque España, más allá de dominar en zona de nadie, especuló y acabó perdiendo a la contra, mientras que Aduriz y Thiago se estrellaron. En la eliminación ante Italia, Aduriz tuvo mala suerte, ya que salió en el descanso y se lesionó, Lucas aportó chispa con sólo 20 minutos por delante y Pedro, ya a la desesperada, sólo tropezó. Morata fue sustituido ante la sorpresa general y España acabó con falso nueve, casi con más defensas que delanteros. Como si el resultado no fuera malo y se jugara una vuelta. En definitiva, una Eurocopa para olvidar en clave española.

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