Los 10 meses de Baldivieso

La Razón (Edición Impresa)
Si viene Guardiola o Mourinho quizá Bolivia tampoco avance mucho en las condiciones actuales, porque evidentemente el problema está en la formación y sin ella difícil va a ser que salte a un mejor nivel; pero lo más probable es que la selección nacional mejore, al menos tenga una identidad y sepa a qué juega. En la Copa América Centenario no tuvo nada de eso. Las ganas les sobraron a los jugadores, pero no alcanzaron.


El trabajo de un grupo debe tener mínimamente identidad, o sea integrar las características individuales de sus jugadores para darle un estilo, una imagen de equipo. De eso debe encargarse el técnico, responsable de construir un rasgo positivo por más limitaciones existentes, y no hay que hacerlo antes de jugar un torneo sino que es una labor constante que debe irse reforzando cada vez.

Julio César Baldivieso no se ocupó de ello. Olvidó lo estrictamente futbolístico. Defenderse como sea no es jugar, como tampoco el fútbol es solo para el que sabe manejar bien la pelota.

Se quejó, en cambio, por todo y por nada, sobre todo por la escasa cantidad de días previos para trabajar, y encima esos muy pocos que tuvo tampoco los utilizó bien. Además, no se trata de cinco o 10 días antes de la competencia si ya son 10 meses que lleva como seleccionador. A esta Copa, la Verde tuvo que haber ido con algo diseñado por su entrenador desde hace tiempo y aprendido por los jugadores convocatoria tras convocatoria, sesión tras sesión, y no fue así.

Baldivieso pasó esos diez meses polemizando con jugadores, dirigentes, periodistas e incluso afición, poniendo énfasis —como ya lo hizo en su época de jugador— en su perfil antipático, tremendamente alejado del carisma que debería tener un entrenador con posibilidades de atrapar un verdadero liderazgo.

Convocar “como nunca” a futbolistas de los 12 equipos, llamar a algunos jóvenes, hacer debutar a unos cuántos jugadores, meter y sacar nombres de las listas, han sido solo parte de un discurso populista que le ha jugado en contra, porque el apoyo que tenía en un comienzo se ha ido extinguiendo por la falta de resultados.

En esos 10 meses, sin un buen método, Bolivia ha perdido tiempo y en vez de dar un pasito, ha retrocedido varios.

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