La vigilia cumple 2 meses en La Paz y persevera en su demanda
Leny Chuquimia / La Paz
Mañana el campamento de personas con discapacidad cumplirá dos meses de vigilia en la calle Junín, en el ingreso a la plaza Murillo. Pese al frío y a su precaria situación, los movilizados perseveran en su petición de una renta mensual para los casos de discapacidad grave y muy grave.
"Calle Los Discas” señala un letrero pintado en el suelo al ingreso del campamento de las personas con discapacidad que se extiende a lo largo de las calles Indaburo y Junín. Sus carpas se acomodan una al lado de otra con números y letreros de ciudades de origen y sus banderas.
"Ya son dos meses. Aquí ya nos hemos quedado a vivir y desde aquí insistimos en nuestro pedido de una renta mensual para vivir con dignidad”, indica Raquel Jiménez, madre y tutora de Jhaneth una muchacha de 23 años con parálisis cerebral.
Ella, al igual que las otras mamás, se encarga de cuidar a los más delicados, de colaborar en la limpieza del lugar, de ayudar en la cocina para preparar la olla común y también de hacer guardia en las noches junto a otros de sus compañeros. El campamento se ha convertido en su hogar.
Por el frío muchos de los miembros se van pero en compensación llegan otros. Algunos sólo van a momentos para pedir algo de comida o algo de ropa que nunca se les niega.
La inclusión y la solidaridad se viven dentro de estas dos calles. Los que pueden moverse empujan las sillas de los que no y los que hablan y oyen traducen para los que no pueden hacerlo.
Sus hijos son la clara muestra de esto. Desde los más pequeños al ver una silla de ruedas corren a empujarla, pasan los zapatos, las muletas o bastones a quienes no pueden moverse y juegan con los pequeños con parálisis cerebral o con síndrome de Down que a otros niños les causan temor.
"Aún hay discriminación. Sobre todo de parte de las autoridades”, dice uno de los dirigentes, Álex Vázquez.
A pesar de la tensión en la que viven desde que llegaron, en las noches de la carpa de Martín sale el sonido de un charango que entona zapateaditos y huayños. Con dulces melodías, él acompaña a los vigilantes que se mantienen alertas ante una posible intervención policial.
"Dicen que nos van a desalojar igual que en Cochabamba. Pasan los policías toda de noche para asustarnos. No vamos a dudar en defendernos”, explica el dirigente de El Alto, César Ugarte.
En el lugar también viven voluntarios, médicos que trabajan en turnos, su asesor legal y varios policías que resguardan las rejas que evitan que los movilizados ingresen a la plaza Murillo.
"Tantos días, ya hasta se habían puesto su nombre a la calle. Ya deben ser más paceños que el chuño”, dicen algunos jóvenes frente a la "Calle Los Discas”.
Caravana Nacional
Marcha El 21 de marzo la caravana de personas con discapacidad partió desde Cochabamba hacia la sede de Gobierno.
La Paz Tras 35 días en la carretera el 25 abril la marcha llegó a la sede de Gobierno con el apoyo de la población, organizaciones involucradas con la discapacidad, familiares, voluntarios y muchas otras personas en la misma condición que se sumaron en el camino para apoyar la demanda.
Mañana el campamento de personas con discapacidad cumplirá dos meses de vigilia en la calle Junín, en el ingreso a la plaza Murillo. Pese al frío y a su precaria situación, los movilizados perseveran en su petición de una renta mensual para los casos de discapacidad grave y muy grave.
"Calle Los Discas” señala un letrero pintado en el suelo al ingreso del campamento de las personas con discapacidad que se extiende a lo largo de las calles Indaburo y Junín. Sus carpas se acomodan una al lado de otra con números y letreros de ciudades de origen y sus banderas.
"Ya son dos meses. Aquí ya nos hemos quedado a vivir y desde aquí insistimos en nuestro pedido de una renta mensual para vivir con dignidad”, indica Raquel Jiménez, madre y tutora de Jhaneth una muchacha de 23 años con parálisis cerebral.
Ella, al igual que las otras mamás, se encarga de cuidar a los más delicados, de colaborar en la limpieza del lugar, de ayudar en la cocina para preparar la olla común y también de hacer guardia en las noches junto a otros de sus compañeros. El campamento se ha convertido en su hogar.
Por el frío muchos de los miembros se van pero en compensación llegan otros. Algunos sólo van a momentos para pedir algo de comida o algo de ropa que nunca se les niega.
La inclusión y la solidaridad se viven dentro de estas dos calles. Los que pueden moverse empujan las sillas de los que no y los que hablan y oyen traducen para los que no pueden hacerlo.
Sus hijos son la clara muestra de esto. Desde los más pequeños al ver una silla de ruedas corren a empujarla, pasan los zapatos, las muletas o bastones a quienes no pueden moverse y juegan con los pequeños con parálisis cerebral o con síndrome de Down que a otros niños les causan temor.
"Aún hay discriminación. Sobre todo de parte de las autoridades”, dice uno de los dirigentes, Álex Vázquez.
A pesar de la tensión en la que viven desde que llegaron, en las noches de la carpa de Martín sale el sonido de un charango que entona zapateaditos y huayños. Con dulces melodías, él acompaña a los vigilantes que se mantienen alertas ante una posible intervención policial.
"Dicen que nos van a desalojar igual que en Cochabamba. Pasan los policías toda de noche para asustarnos. No vamos a dudar en defendernos”, explica el dirigente de El Alto, César Ugarte.
En el lugar también viven voluntarios, médicos que trabajan en turnos, su asesor legal y varios policías que resguardan las rejas que evitan que los movilizados ingresen a la plaza Murillo.
"Tantos días, ya hasta se habían puesto su nombre a la calle. Ya deben ser más paceños que el chuño”, dicen algunos jóvenes frente a la "Calle Los Discas”.
Caravana Nacional
Marcha El 21 de marzo la caravana de personas con discapacidad partió desde Cochabamba hacia la sede de Gobierno.
La Paz Tras 35 días en la carretera el 25 abril la marcha llegó a la sede de Gobierno con el apoyo de la población, organizaciones involucradas con la discapacidad, familiares, voluntarios y muchas otras personas en la misma condición que se sumaron en el camino para apoyar la demanda.