Hamilton vence en Canadá, Sainz acaba 9º y Alonso 11º
Manuel Franco
Montreal, As
Conoció mejor a Sebastian Vettel en 2011, aquella temporada en la que el alemán consiguió once victorias y logró un título de paseo, ese año en el que conseguía poles a veces sin salir a hacer su vuelta buena. Y entonces, ese piloto de Red Bull con Newey en el box dibujando difusores soplados milagrosos, saludaba por el paddock, sonreía, gastaba bromas y hasta se permitía hacer de camarero improvisado en el hospitality de su escudería. ¿Qué le pasa a Vettel?, me pregunta ese amigo de visita tras un tiempo sin aparecer por el paddock, ese que casi era amigo de Seb. Y es que el tetracampeón está mostrando su versión más dura, esa de los campeones presionados, de los ganadores que no ganan y lo necesitan para respirar, esos a los que les da igual todo y todos con tal de vencer.
“¿Qué hacen esos coches ahí delante?”, se quejaba Vettel a mitad de carrera detrás de Esteban Gutiérrez que aún no había sido doblado. Un día antes llamaba estúpido a uno de los Renault. Después volvió a quejarse. Y todo mientras iba como un loco detrás de Lewis Hamilton, que iba por delante con una sola parada mientras el alemán llevaba dos y neumáticos mucho más frescos. Era más rápido, pero una décima, a veces dos, al principio incluso tres. Pero no fue suficiente, entre otras razones porque cometió errores en varias vueltas, cruzando las chicanes en algunos momentos (demasiadas veces, al borde de lo ilegal), bloqueando frenos, ni dar el máximo de su Ferrari. Sin poder con el inglés en una carrera en la que tenía coche, neumáticos y estrategias para ganar. Y no lo hizo. Por carreras así, en las que está concentrado y solo piensa en la victoria el británico es campeón del mundo y está considerado uno de los mejores pilotos de siempre, uno de los que mas talento de la historia. Victoria de Hamilton, segundo Vettel y tercero un sorprendente Bottas. Genial Lewis.
Y mientras el único que de tu a tu podría luchar con el inglés volvió a la miseria. Porque después de un gran resultado en Mónaco, el español Fernando Alonso se vio con vuelta perdida, doblado por los tres primeros, con tiempos muy pobres, a punto de retirarse y finalmente en una undécima posición que le dejó fuera de los puntos por poco. El asturiano hizo una sola parada y logró sus mejores tiempos casi al final con 51 vueltas con los blandos. Pudo terminar más adelante sin un pit stop de ocho segundos de su equipo. Y su compañero Jenson Button con el motor en llamas. Mucho hay aún que mejorar en McLaren Honda. Demasiado aún.
Como demasiado injusta sería la Fórmula 1 si la próxima temporada si los dos españoles no tienen un coche competitivo. También Sainz, que salía vigésimo y terminó noveno, en los puntos y tres puestos por delante de su compañero de equipo. La remontada del piloto de Toro Rosso fue sensacional, de once posiciones y con un ritmo más allá de lo que su coche le permitía en un circuito muy complicado. Quizá la carrera del español haya sido un mensaje de esos que siempre le dice su padre que debe enviar, quizá lo estén recibiendo ya allá donde necesiten un piloto con talento, fiable y con más futuro que pasado y presente. Incluso para tranquilizar a Vettel.