EUROCOPA / Payet salva el estreno de Francia


Clive Rose
París, As
Sólo un revolucionario como Payet, alguien que se sale de la norma como lo ha hecho toda la temporada en el West Ham, un gambeteador entre columnas de mármol, fue capaz de enderezar un aguado debut de Francia que deja muchas dudas y un primer gran nombre propio en el torneo, el suyo. Payet se marchó llorando del campo tras marcar casi al final el tanto del triunfo para Francia en lo que sin duda fue el partido de su vida. Un suspiro los franceses.


A los galos se les había atragantado el debut desde los atronadores acordes de la Marsellesa. Lo de esta vez iba en serio. Los dos años de tibios amistosos tenían este partido inaugural como objetivo. Tanto se les congeló el cuerpo al darse cuenta, que en los primeros córners vieron colarse a jugadores rumanos sin forma de detenerlos. Stancu pudo marcar en el primero, pero detuvo Lloris en la línea, casi de forma milagrosa; en el posterior, sin tiempo para asimilar nada, Andone cruzó en exceso de cabeza.

Sólo Payet y Griezmann, ya pasados los miedos, recuperaron el pulso francés. El colchonero se topó con el palo en la mejor oportunidad, con Pogba asomado por fin al balcón. El centrocampista de la Juventus parece un cisne por sus movimientos, finos y mesurados pese a su innegable potencia y corpulencia física. No es fácil coordinar esa calidad con semejante talla. Luego está lo de su peinado, pero eso ya es otro asunto.

Francia no controlaba. Tenía a Kanté para evitar transiciones y a Payet y Griezmann culebreando esporádicamente. Entre los dos fabricaron la otra gran ocasión del jugador del Atlético, fuera esta vez por muy poco. De Giroud lo que se supo es que necesita cinco ocasiones para lo que Benzema haría en media. Mientras, Andone se peleaba con el mundo y bien pudo sacar un penalti en una de sus eternas presiones rumbo al infinito.

La tensión lógica del partido inaugural se elevó según avanzó el partido. Stancu volvió a fallar para desesperación rumana, también al poco de comenzar la segunda parte. Desde entonces Payet cogió el volante de Francia y fue apareciendo por todos los flancos. Pocos jugadores en Europa llevan un 2016 como el suyo. Surgió el del West Ham por izquierda y por derecha y fue regalando flores en forma de asistencias. Pogba acarició el gol en una, hasta que en la siguiente Giroud marcó elevándose sobre Tatarusanu. Queda por saber si en el braceo del delantero hubo falta sobre el portero de la Fiorentina.

No se vino abajo Rumanía, sin embargo. Como ese invitado excesivamente lenguaraz que no sabe irse de las fiestas, insistió en buscar la portería francesa y logró empatar de penalti. Evra estuvo muy tierno a sus 35 años y derribó a un Stancu, que, esta vez sí, pudo batir a Lloris. Francia volvía a los agobios del mal estudiante y Deschamps sorprendió retirando a dos pesos pesados, Griezmann y Pogba. Por ellos entraron Coman y Martial, dos de esos jóvenes prometedores a los que el técnico ha hecho hueco antes que a Gameiro para suplir a Benzema.

Francia abrió el campo con sus nuevos extremos y se dedicó a jugar para Giroud, toda una vulgaridad para una selección con muchos más recursos. El mejor de ellos, el más decisivo esta vez, fue Payet, que con su golazo con la zurda desde el borde del área cerró un partido personal para el recuerdo y uno de Francia bastante discreto. Los franceses ya tienen a su nuevo héroe. No es Benzema. No es Griezmann. Es Dimitri Payet.

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