El Papa insta en Armenia a acelerar la unidad con las Iglesias orientales
Armenia, AFP
Durante una ceremonia de la Iglesia Apostólica Armenia realizada este domingo en la catedral de Echmiadzín, el papa Francisco solicitó “acelerar el paso hacia una comunión plena” entre Roma y las Iglesias orientales.
En una procesión muy solemne, acompañada de largos cantos, los obispos cubiertos con las mitras, seguidos de sacerdotes ataviados con pesadas casullas doradas, acompañaron al papa, vestido simplemente de blanco, hacia un altar bajo un pórtico de piedra al aire libre, al lado de la Puerta de San Gregorio el Iluminador, la entrada principal de la catedral Echmiadzin.
Este altar fue construido en 2001 con motivo del 1.700 aniversario de la proclamación del cristianismo en Armenia.
“Sigamos la llamada de Dios a la plena comunión y aceleremos el paso hacia ella (…) que la comunión entre nosotros sea plena”, insistió Jorge Bergoglio en este lugar sagrado a 20 km de Ereván, junto a Catholicós Kerekine II, el patriarca de la Iglesia Apostólica Armenia.
Como muestra de humildad, el papa pidió a Catholicós darle la “bendición así como a la Iglesia Católica, la bendición a nuestra carrera hacia la plena unidad”. Los dos hombres se dieron después un largo abrazo.
Francisco quiso tranquilizar a los presentes frente al temor de las iglesias orientales de perder su identidad. Esta unidad “no debe significar la sumisión de uno a otro, ni la absorción”, dijo.
“Escuchemos la voz de tantas víctimas del odio que sacrificaron sus vidas por la fe, escuchemos a las nuevas generaciones que anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado”, imploró el pontífice.
Por su parte, Catholicós consideró que “la Santa Iglesia de Cristo es una por su obra de evangelización, por su voluntad de preservar la Creación”. Pero “el proceso de secularización quebranta nuestros valores espirituales y morales, amenaza la estructura familiar instaurada por Dios”, destacó.
Después dio la bienvenida a las “minorías nacionales de Armenia presentes: asirios, bielorrusos, griegos, georgianos, judíos, yazidíes, kurdos, alemanes, polacos, rusos y ucranianos”.
El sábado, el papa Francisco dio una multitudinaria misa en Gyumri, la segunda ciudad de Armenia, y también en el Memorial del Genocidio en Ereván.
Durante la misa, Francisco exhortó a los armenios a continuar su “gran historia de evangelización” que “es también tiempo de misericordia”.
“Estamos llamados ante todo a construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión (…) a superar las barreras que separan”, dijo el papa.
Durante su visita el pontífice evocó “el genocidio” de los armenios durante el Imperio Otomano a principios del siglo XX, en una frase que probablemente cause la ira de Turquía. En el libro de oro del Memorial, el pontífice escribió que la “memoria” no debe ser “diluida ni olvidada”.
La Iglesia Apostólica Armenia se separó de la Iglesia Católica en el Siglo IV porque rechazaba la doble naturaleza, humana y divina, de Cristo.
Las Iglesias ortodoxas y orientales han vuelto a demostrar sus divisiones en el Concilio panortodoxo de Creta, al que varias Iglesias, como la rusa, han declinado asistir.
Durante una ceremonia de la Iglesia Apostólica Armenia realizada este domingo en la catedral de Echmiadzín, el papa Francisco solicitó “acelerar el paso hacia una comunión plena” entre Roma y las Iglesias orientales.
En una procesión muy solemne, acompañada de largos cantos, los obispos cubiertos con las mitras, seguidos de sacerdotes ataviados con pesadas casullas doradas, acompañaron al papa, vestido simplemente de blanco, hacia un altar bajo un pórtico de piedra al aire libre, al lado de la Puerta de San Gregorio el Iluminador, la entrada principal de la catedral Echmiadzin.
Este altar fue construido en 2001 con motivo del 1.700 aniversario de la proclamación del cristianismo en Armenia.
“Sigamos la llamada de Dios a la plena comunión y aceleremos el paso hacia ella (…) que la comunión entre nosotros sea plena”, insistió Jorge Bergoglio en este lugar sagrado a 20 km de Ereván, junto a Catholicós Kerekine II, el patriarca de la Iglesia Apostólica Armenia.
Como muestra de humildad, el papa pidió a Catholicós darle la “bendición así como a la Iglesia Católica, la bendición a nuestra carrera hacia la plena unidad”. Los dos hombres se dieron después un largo abrazo.
Francisco quiso tranquilizar a los presentes frente al temor de las iglesias orientales de perder su identidad. Esta unidad “no debe significar la sumisión de uno a otro, ni la absorción”, dijo.
“Escuchemos la voz de tantas víctimas del odio que sacrificaron sus vidas por la fe, escuchemos a las nuevas generaciones que anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado”, imploró el pontífice.
Por su parte, Catholicós consideró que “la Santa Iglesia de Cristo es una por su obra de evangelización, por su voluntad de preservar la Creación”. Pero “el proceso de secularización quebranta nuestros valores espirituales y morales, amenaza la estructura familiar instaurada por Dios”, destacó.
Después dio la bienvenida a las “minorías nacionales de Armenia presentes: asirios, bielorrusos, griegos, georgianos, judíos, yazidíes, kurdos, alemanes, polacos, rusos y ucranianos”.
El sábado, el papa Francisco dio una multitudinaria misa en Gyumri, la segunda ciudad de Armenia, y también en el Memorial del Genocidio en Ereván.
Durante la misa, Francisco exhortó a los armenios a continuar su “gran historia de evangelización” que “es también tiempo de misericordia”.
“Estamos llamados ante todo a construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión (…) a superar las barreras que separan”, dijo el papa.
Durante su visita el pontífice evocó “el genocidio” de los armenios durante el Imperio Otomano a principios del siglo XX, en una frase que probablemente cause la ira de Turquía. En el libro de oro del Memorial, el pontífice escribió que la “memoria” no debe ser “diluida ni olvidada”.
La Iglesia Apostólica Armenia se separó de la Iglesia Católica en el Siglo IV porque rechazaba la doble naturaleza, humana y divina, de Cristo.
Las Iglesias ortodoxas y orientales han vuelto a demostrar sus divisiones en el Concilio panortodoxo de Creta, al que varias Iglesias, como la rusa, han declinado asistir.