Eduardo Vargas saca fuerzas de la adversidad para catapultar a Chile

Manuel Pérez Bella
Nueva York (EE.UU.), EFE
Eduardo Vargas sacó fuerzas de la adversidad y, apenas dos días después de haber encajado la noticia del infarto que sufrió su madre, anotó cuatro goles en el mejor partido de su carrera y catapultó a Chile a las semifinales de la Copa América Centenario.


El jugador del Hoffenheim, de 26 años, lloró e incluso pensó en abandonar el torneo, pero cambió de opinión cuando supo que los médicos habían logrado estabilizar a su madre y, por el consejo de su progenitora, decidió permanecer en Estados Unidos, con inmejorable resultado.

Hoy no dudó en dedicar la victoria y sus cuatro goles, en la primera vez de su carrera que marca un cuarteto, a su madre y a su familia.

Ante México, Vargas mostró la versatilidad de su repertorio y anotó de casi todas las formas posibles: con un tiro colocado, en un mano a mano con el portero, de rechace y en una estirada imposible.

Vargas fue el goleador de la Copa América 2015 con cuatro dianas y fue decisivo en el título logrado por los anfitriones del año pasado.

Con su actuación de hoy, tomó ventaja de nuevo en la lista de artilleros.

Ya son seis goles de Vargas en cinco días, sumando los otros dos que logró en la goleada por 4-2 sobre Panamá en la tercera jornada del Grupo D.

De paso, Vargas disipó todas las dudas y críticas que había levantado su mal partido contra la selección argentina, en la primera jornada de la Copa América.

Por ese mal partido, el seleccionador chileno, Juan Antonio Pizzi, no dudó en sentarle en el banquillo en la segunda jornada, ante Bolivia, aunque luego le volvió a dar una oportunidad ante Panamá, que supo aprovechar.

Estas actuaciones en la selección también suponen un premio para un jugador que está teniendo poco espacio en el Hoffenheim alemán y que, desde que salió de Chile, no ha gozado de continuidad en ningún equipo y ha pasado cedido de club en club casi a cada año.

El Nápoles es el dueño de su ficha desde 2012, pero lo cedió sucesivamente al Gremio brasileño, el Valencia y el Queens Park Rangers inglés, antes de llegar a Alemania.

Sus mejores recuerdos y éxitos, una Copa Sudamericana incluida, los logró antes en el Universidad de Chile, dirigida entonces por el argentino Jorge Sampaoli, con quien construyó una sólida relación y quien le dio un puesto fijo en la selección.

A pesar de las dificultades en su club, el idilio de Vargas con la selección continúa y puede ser clave en las fases decisivas de la competición, a las que Chile llega con la tarjeta de presentación de la avasalladora goleada sobre México

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