De Gea-Casillas, el ruido que no cesa
París, El Mundo.es
«Es una mentira tras otra, no podemos hacer nada»
Con el tono cansado, Vicente del Bosquerepite esa letanía desde que terminó el partido contra Croacia. Reza el seleccionador porque el acceso a cuartos de final impulse de nuevo los ánimos alrededor de la selección, hoy de viaje a París para dormir ya en la ciudad más bonita del mundo y para, también, soñar con expulsar a Italia del torneo. Eso, un triunfo, es la única vía para regresar al buen ambiente de los 10 primeros días de concentración, un ambiente que no se ha roto, pero que amenaza con ello.
Mientras Piqué bromea con el papel de los periódicos deportivos en las redes sociales o los suplentes se afanan en demostrar que no están enfadados, hay un lugar, la portería, que sigue presa del ruido. Lo ha estado desde el Mundial de Brasil, y la cuestión era si aquí, en la Eurocopa, debía jugar Iker Casillas o David de Gea. Superado el debate por la decisión tomada ante la República Checa, al cuerpo técnico le exaspera ya que, por unos caminos o por otros, todo sigue siendo turbio alrededor de un puesto tan específico como ese.
A Iker se le ve relajado en los entrenamientos. Entra a los rondos y se deja vacilar por sus compañeros, que le intentan hacer porras para, cuando lo consiguen, dedicarle un aplauso. Él responde imitando a Sergio Ramos, yendo al suelo con los tacos por delante para salir del centro del rondo. Eso en la preparación. En los partidos, es el primero en salir a celebrar los goles, también con una sonrisa. Sin embargo, horas antes del partido contra Croacia corrió el rumor de que jugaría, algo que no ocurrió. Después, de la compleja colmena que es un vestuario y sus relaciones con el exterior han brotado varios rumores: que si Del Bosque cambió su opinión, que si fue a última hora, que si él se negó a jugar...
Iker no se negó a jugar, del mismo modo que nadie del cuerpo técnico le dijo que sería titular contra Croacia. Del Bosque el viernes, a su manera, explicó en Radio Marca que el problema fue una pregunta de Ochotorena a al portero -«¿estás bien para jugar?»-, que admite todo tipo de interpretaciones. En todo caso, Iker, de momento, y al menos hasta hoy, guarda silencio. En eso está manteniendo la misma política que su compañero. David de Gea no habla con los medios desde que salió a intentar explicar su conexión, o no, con el caso Torbe.
Desde entonces hasta ayer, silencio, aunque sí haya concedido una entrevista a UEFA, organizadora del torneo y con privilegios para poner delante de los micrófonos a cualquier protagonista a cambio, eso sí, un diálogo amable. Más allá de lo que dijo -«hay que ser crítico con uno mismo y mirar hacia adelante» respecto al partido con Croacia y «veo a un grupo muy unido» hablando del ambiente en el equipo-, De Gea se sabe en el punto de mira por su actuación puramente deportiva en ese tercer encuentro. Especialmente por un error de suficiencia en el primer tiempo, por unos balones aéreos en el segundo y, como remate, el gol de Perisic, que pudo tocar en Piqué o no, de hecho lo hace levemente, pero que entra por su palo. El chico mantiene la calma de la que siempre presume, aunque desde su entorno deslizan que muchas de las críticas vienen de quienes no han asumido todavía que Iker es pasado.
Los compañeros, mientras tanto, intentan defender a los dos. Cuando hablan del guardameta del United, resaltan su tranquilidad, su confianza en él y eluden entrar en el caso concreto con el que se inició la concentración. Si es del portero del Oporto, el discurso pasa por resaltar lo importante que es, el cariño que se le tiene en el grupo y que sigue siendo una leyenda con un número, 167 partidos, inalcanzable para la mayoría de los jugadores. Puede que sea su última vez con la selección, y entonces puede que se termine el ruido. O no, quién sabe.