Cristiano llega a la Eurocopa como un tiro: doblete a Estonia
El delantero del Madrid jugó sólo medio tiempo (Pepe jugó 58') y encarriló el partido. Recital también de Quaresma para la selección de Fernando Santos: dos goles y tres asistencias.
Javier Martín, As
Es tan maravillosa la pierna derecha de Cuaresma que merecería ser zurda. Portugal se impuso en Lisboa por un contundente 7-0 a Estonia (94º en el ranking FIFA). Fue un vendaval de juego colectivo el equipo de Fernando Santos, pero donde brilló, sobre todo, incluso sobre los goles de Cristiano, la calidad de esa pierna derecha de Cuaresma, única en el mundo, y por la que se le perdonan sus ratos de indolencia -en este partido, no-, que algunos técnicos, como le ocurrió a Lopetegui en el Oporto, no soportan.
El juego de Portugal ante Estonia en nada se pareció al de hace cuatro días antes contra Inglaterra. En Wembley se dedicó a defender ordenadamente -también por una expulsión a los 30 minutos y la ausencia de Cristiano-; lo hizo bien, pues hasta el último minuto Inglaterra no creó ni una sola ocasión de gol, pero Portugal renunció a la creación.
Ante estonia fue la otra cara de la moneda. Juego rápido, comprometido, incisivo, resolutivo en el ataque. Cuaresma metió dos grandes goles y dio tres asistencias, la primera de ellas espectacular con remate no menos brillante de Ronaldo. ¿Con qué cara quedarse, la de este partido o la de Wembley? Pues con las dos, la de un equipo que sabe defenderse muy bien si es preciso, pero que también tiene pólvora en el ataque, y no solo la de Cristiano. CR7 es el catalizador del equipo, el que anima a todos a creer que sí, que esta vez se puede ser campeona de Europa y olvidarse de las semifinales de la pasada edición, cuando cayó en los penaltis ante España. Fernando Santos tiene mimbres para aspirar a todo.
Javier Martín, As
Es tan maravillosa la pierna derecha de Cuaresma que merecería ser zurda. Portugal se impuso en Lisboa por un contundente 7-0 a Estonia (94º en el ranking FIFA). Fue un vendaval de juego colectivo el equipo de Fernando Santos, pero donde brilló, sobre todo, incluso sobre los goles de Cristiano, la calidad de esa pierna derecha de Cuaresma, única en el mundo, y por la que se le perdonan sus ratos de indolencia -en este partido, no-, que algunos técnicos, como le ocurrió a Lopetegui en el Oporto, no soportan.
El juego de Portugal ante Estonia en nada se pareció al de hace cuatro días antes contra Inglaterra. En Wembley se dedicó a defender ordenadamente -también por una expulsión a los 30 minutos y la ausencia de Cristiano-; lo hizo bien, pues hasta el último minuto Inglaterra no creó ni una sola ocasión de gol, pero Portugal renunció a la creación.
Ante estonia fue la otra cara de la moneda. Juego rápido, comprometido, incisivo, resolutivo en el ataque. Cuaresma metió dos grandes goles y dio tres asistencias, la primera de ellas espectacular con remate no menos brillante de Ronaldo. ¿Con qué cara quedarse, la de este partido o la de Wembley? Pues con las dos, la de un equipo que sabe defenderse muy bien si es preciso, pero que también tiene pólvora en el ataque, y no solo la de Cristiano. CR7 es el catalizador del equipo, el que anima a todos a creer que sí, que esta vez se puede ser campeona de Europa y olvidarse de las semifinales de la pasada edición, cuando cayó en los penaltis ante España. Fernando Santos tiene mimbres para aspirar a todo.