Cameron se juega su futuro político en la consulta sobre la UE
Las heridas son de tal magnitud que amenazan con lastrar al partido durante años
Pablo Guimón
Londres, El País
Si hay algo claro en este referéndum es que la gran apuesta de Cameron, lejos de cerrar el debate europeo que divide al Partido Conservador, como pretendía, no ha hecho sino incendiarlo. Las heridas de lo que ya se conoce como “la guerra tory europea” son de tal magnitud que amenazan con acabar con la carrera política del primer ministro y lastrar al partido de Gobierno durante años.
Cameron ha insistido en que su intención es permanecer en el cargo suceda lo que suceda, pero no es ese el escenario que maneja el partido. Si este jueves el país decide abandonar la UE, son muchos los diputados que piensan que el primer ministro dimitirá, ahorrándose el sinsentido de negociar en nombre del país para minimizar unos daños contra los que lleva meses advirtiendo. Pero si Reino Unido permanece en el club, tampoco está despejado de amenazas el horizonte de Cameron.
Alezander Temerko, un importante donante del partido, se atrevió el pasado domingo, en las páginas del Sunday Times, a poner plazos a los escenarios. Si gana el Brexit, decía, son tres meses; si se impone la permanencia, un máximo de 18. “Dependerá en mucha medida del propio primer ministro, pero será mejor para el partido tener un nuevo líder”, opinaba.
En los últimos días de campaña, diversos medios informaban de las maniobras entre bambalinas en el Gabinete para reemplazar al primer ministro. Se busca una figura de peso, con el poder de unificar el partido en el caos, dispuesto a liderar la transición de la formación hacia una eventual lucha por el liderazgo y evitar la toma de poder inmediata del popular pero divisivo Boris Johnson, exalcalde de Londres y portavoz del Brexit. Se habla de la veterana ministra de Interior, Theresa May.
La integración europea es un proyecto que ha divido al Partido Conservador durante las últimas tres décadas. Muchos tories lo han visto siempre como una amenaza a la soberanía británica y a su tradición parlamentaria. En la actualidad, la mayor parte de la cúpula de la formación es partidaria de permanecer en una UE reformada, más por pragmatismo que por convicción. Entre los diputados, el euroescepticismo es mayor. Y las bases del partido se tienen por mayoritariamente partidarias del Brexit.
La posición de Cameron en el partido parecía inobjetable tras su inesperada mayoría absoluta en 2015. Pero al anunciar que no se presentará a la reelección en 2020 convirtió la campaña en una velada lucha por su sucesión.
Muchos señalan que Cameron tiene a su disposición un “escudo humano”. Se trata del canciller de Exchequer, George Osborne, favorito hasta hace no mucho para suceder al líder en 2020. La autoridad del titular de Finanzas ha sido fuertemente cuestionada por quienes le acusan de haber exagerado los datos económicos para pedir el voto por la permanencia. Su anuncio la semana pasada de que, en caso de Brexit, se vería obligado a presentar inmediatamente unos durísimos Presupuestos de emergencia fue desafiado por 65 diputados conservadores que anunciaron que votarían en contra. Cameron, opinan muchos, podría verse obligado a sacrificar a su fiel escudero Osborne como precio para permanecer en Downing Street.
Desde Downing Street, según el Times, se está moviendo una carta de apoyo a Cameron que esperan reúna las firmas de 80 diputados para el final de la semana, incluidos el propio Johnson y el ministro de Justicia, Michael Gove, líderes de la campaña por el Brexit.
Pero hay otras cartas en el despacho de Graham Brady, al frente del comité que gestiona el partido: las de los diputados conservadores que, protegidos por el anonimato, han pedido una moción de confianza al primer ministro. Si llegan a 50, el deber de Brady es buscar con Cameron la fecha más indicada para someter su liderazgo a reválida.
También piden cabezas quienes le han apoyado. Las supuestas intenciones de Cameron, publicadas en la prensa, de lanzar un mensaje de unidad ofreciendo ascensos en el Gobierno a Johnson y Gove no han sentado bien entre quienes han hecho campaña al lado del primer ministro.
Solo Cameron podrá despejar la incógnita de sus planes y estos dependerán, en gran medida, del resultado de la consulta. Se avecinan tiempos convulsos para los tories. Esta por ver si, esta vez, Cameron es capaz de desplegar su proverbial habilidad para salir fortalecido de las crisis.
Pablo Guimón
Londres, El País
Si hay algo claro en este referéndum es que la gran apuesta de Cameron, lejos de cerrar el debate europeo que divide al Partido Conservador, como pretendía, no ha hecho sino incendiarlo. Las heridas de lo que ya se conoce como “la guerra tory europea” son de tal magnitud que amenazan con acabar con la carrera política del primer ministro y lastrar al partido de Gobierno durante años.
Cameron ha insistido en que su intención es permanecer en el cargo suceda lo que suceda, pero no es ese el escenario que maneja el partido. Si este jueves el país decide abandonar la UE, son muchos los diputados que piensan que el primer ministro dimitirá, ahorrándose el sinsentido de negociar en nombre del país para minimizar unos daños contra los que lleva meses advirtiendo. Pero si Reino Unido permanece en el club, tampoco está despejado de amenazas el horizonte de Cameron.
Alezander Temerko, un importante donante del partido, se atrevió el pasado domingo, en las páginas del Sunday Times, a poner plazos a los escenarios. Si gana el Brexit, decía, son tres meses; si se impone la permanencia, un máximo de 18. “Dependerá en mucha medida del propio primer ministro, pero será mejor para el partido tener un nuevo líder”, opinaba.
En los últimos días de campaña, diversos medios informaban de las maniobras entre bambalinas en el Gabinete para reemplazar al primer ministro. Se busca una figura de peso, con el poder de unificar el partido en el caos, dispuesto a liderar la transición de la formación hacia una eventual lucha por el liderazgo y evitar la toma de poder inmediata del popular pero divisivo Boris Johnson, exalcalde de Londres y portavoz del Brexit. Se habla de la veterana ministra de Interior, Theresa May.
La integración europea es un proyecto que ha divido al Partido Conservador durante las últimas tres décadas. Muchos tories lo han visto siempre como una amenaza a la soberanía británica y a su tradición parlamentaria. En la actualidad, la mayor parte de la cúpula de la formación es partidaria de permanecer en una UE reformada, más por pragmatismo que por convicción. Entre los diputados, el euroescepticismo es mayor. Y las bases del partido se tienen por mayoritariamente partidarias del Brexit.
La posición de Cameron en el partido parecía inobjetable tras su inesperada mayoría absoluta en 2015. Pero al anunciar que no se presentará a la reelección en 2020 convirtió la campaña en una velada lucha por su sucesión.
Muchos señalan que Cameron tiene a su disposición un “escudo humano”. Se trata del canciller de Exchequer, George Osborne, favorito hasta hace no mucho para suceder al líder en 2020. La autoridad del titular de Finanzas ha sido fuertemente cuestionada por quienes le acusan de haber exagerado los datos económicos para pedir el voto por la permanencia. Su anuncio la semana pasada de que, en caso de Brexit, se vería obligado a presentar inmediatamente unos durísimos Presupuestos de emergencia fue desafiado por 65 diputados conservadores que anunciaron que votarían en contra. Cameron, opinan muchos, podría verse obligado a sacrificar a su fiel escudero Osborne como precio para permanecer en Downing Street.
Desde Downing Street, según el Times, se está moviendo una carta de apoyo a Cameron que esperan reúna las firmas de 80 diputados para el final de la semana, incluidos el propio Johnson y el ministro de Justicia, Michael Gove, líderes de la campaña por el Brexit.
Pero hay otras cartas en el despacho de Graham Brady, al frente del comité que gestiona el partido: las de los diputados conservadores que, protegidos por el anonimato, han pedido una moción de confianza al primer ministro. Si llegan a 50, el deber de Brady es buscar con Cameron la fecha más indicada para someter su liderazgo a reválida.
También piden cabezas quienes le han apoyado. Las supuestas intenciones de Cameron, publicadas en la prensa, de lanzar un mensaje de unidad ofreciendo ascensos en el Gobierno a Johnson y Gove no han sentado bien entre quienes han hecho campaña al lado del primer ministro.
Solo Cameron podrá despejar la incógnita de sus planes y estos dependerán, en gran medida, del resultado de la consulta. Se avecinan tiempos convulsos para los tories. Esta por ver si, esta vez, Cameron es capaz de desplegar su proverbial habilidad para salir fortalecido de las crisis.