Bruselas baraja conceder tiempo a Reino Unido ante la grave crisis política

Jean-Claude Juncker aboga por presionar con fuerza a Londres mientras que Alemania no quiere castigar más de la cuenta a los británicos

Claudi Pérez
Bruselas, El País
En Europa conviven dos escuelas respecto a qué hacer con el Brexit. El jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, es partidario de presionar para que Londres active la petición de salida del club. La canciller alemana, Angela Merkel, capitanea una segunda línea: Berlín no quiere castigar más de la cuenta a Reino Unido. Los Veintisiete perfilaron ayer una posición de consenso, aceptando la idea de conceder algo de tiempo a Londres ante la grave crisis política que atraviesa.


Jean-Claude Juncker aboga por presionar con fuerza a Londres, y en general por castigar al máximo a los británicos para evitar que haya un efecto contagio con los referéndums. La canciller alemana, Angela Merkel, prefiere esperar y ver, que sea el mercado el que calibre la incertidumbre y castigue en consecuencia. Los Veintisiete optaron ayer por quedarse a medio camino entre las dos escuelas: los sherpas (altos funcionarios) de todas las delegaciones excepto Reino Unido se citaron en Bruselas para preparar la cumbre europea del martes y el miércoles, y fijaron una posición de consenso: “A Reino Unido le ha explotado una grave crisis política y no es realista pensar que van a activar en unos días su salida de la UE”, aseguró una alta fuente europea. “Los Veintisiete piensan que Londres tiene que apresurarse para reducir la incertidumbre, política y en los mercados. Y nada empezará a negociarse hasta que el Gobierno británico notifique la salida”.

Los ministros de Exteriores de los seis países fundadores del euro y Juncker habían defendido hasta ahora una postura más radical: presionar al máximo, cuanto antes. “Pero va calando la postura de Merkel y no parece razonable obligar a Londres a apresurarse. La crisis británica afecta al partido del Gobierno y al principal partido de la oposición”, aseguran fuentes diplomáticas. Es evidente que la situación no se puede prolongar hasta octubre, como ha sugerido el primer ministro británico, David Cameron. “Pero puede ser razonable tener una petición británica encima de la mesa a finales de agosto”, señalan en una de las grandes cancillerías de la Unión.

Los Veintisiete mostrarán su determinación a seguir adelante juntos en la cumbre. Ese mensaje lo han repetido tanto las instituciones europeas como los jefes de Estado y de Gobierno desde el pasado viernes. Merkel se reúne hoy con el presidente francés, François Hollande, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para fijar la posición definitiva, el grado de dureza, de cara al consejo del martes. La Comisión queda fuera de esa reunión previa, pese a que ayer seguía lanzando el mensaje de la presión: “No hay ninguna razón para prolongar la incertidumbre”, aseguró el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici.

La ausencia de Juncker en esa minicumbre sugiere que, una vez más, Merkel se decanta por la solución intergubernamental para gestionar la crisis británica, pese a los errores de trazo grueso del pasado. Merkel quiere un enfoque pragmático y confía en que las dificultades políticas y financieras que han emergido en Reino Unido sean suficientes para desincentivar a otros países a seguir el camino del Brexit. Hollande y Juncker preferirían más madera, pero el Brexit volverá a medir la correlación de fuerzas en Europa. Y el liderazgo de Alemania, a pesar de las fracturas que ha abierto Berlín entre Norte y Sur, Este y Oeste y acreedores y deudores, parece bastante sólido.

La UE ha puesto en marcha ya toda su maquinaria de cara a la cumbre: frente a las diferencias sobre el timing de la operación, tanto las instituciones coinciden en que nadie en Bruselas ni en las capitales dará la más mínimas señal acerca de cuál puede ser el modelo de relación entre Reino Unido y la Unión Europea. “No habrá un solo movimiento hasta que Londres envíe su notificación acerca de que quiere salir del club”, explicó anoche un alto funcionario de la Unión. Europa cuenta con que los mercados impongan suficiente presión: las Bolsas asiáticas tienen la palabra después de la pesadilla del pasado viernes. Merkel, Hollande y Renzi aclararán poco después de la apertura de los mercados las directrices políticas a este lado del Canal. Por el momento, británicos y europeos están en una especie de limbo.

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