Una conversación filtrada derriba a un ministro del Gobierno interino de Brasil
El Ejecutivo de Temer sufre su primera gran polémica, solo dos semanas después de empezar su gestión
Afonso Benites
Raquel Seco
Brasilia / São Paulo, El País
Han bastado 11 días para que el Gobierno interino de Michel Temer enfrente su primer gran escándalo y para que sufra su primera baja. El periódico Folha de S. Paulo publicó este lunes una grabación del nuevo ministro de Planificación, Romero Jucá. En la conversación, Jucá insinuaba que la salida del poder de Dilma Rousseff ayudaría a frenar las investigaciones anticorrupción. Muchos vieron en sus palabras un mal presagio respecto al nuevo Ejecutivo: que, a pesar de que el Gobierno interino insiste en un discurso de renovación, contra la corrupción enquistada en el Partido de los Trabajadores (PT), lo que pretende en realidad es minimizar el caso Petrobras, que salpica a varios partidos, incluido el del presidente Temer. La filtración causó tal polémica que, horas después de asegurar que no había motivos para renunciar, Jucá anunció que dejaba el cargo.
Jucá, senador del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), es uno de los principales articuladores del proceso de impeachment de Rousseff, apartada del poder el pasado 12 de mayo. La grabación es de marzo de este año y el interlocutor del ministro era Sergio Marchado, expresidente de Transpetro, una empresa subsidiaria de Petrobras, según Folha. Machado fue recomendado para el puesto por el PMDB. Tanto Jucá como Machado están siendo investigados en el escándalo de desvío de recursos de Petrobras.
En las conversaciones, que duraron una hora y quince minutos, Machado le cuenta a Jucá que teme que su caso sea juzgado por el tribunal federal del juez Sérgio Moro, el responsable por investigar el caso Petrobras. “Hay que cambiar el Gobierno para parar esta sangría”, responde Jucá. Temer, opina Jucá, debería construir un pacto nacional "con el Supremo, con todo". Su interlocutor añade: "Ahí pararía todo". "Sí. Lo delimitaría donde está, y punto", contesta el ministro.
Jucá asegura que no se refería a interferir en las investigaciones. “Cuando hablé de parar la sangría no me refería a [la operación anticorrupción] Lava Jato. Hablaba sobre la economía del país y entendía que el Gobierno Rousseff se había agotado, y que el Gobierno Temer tendría condiciones de redirigir la política económica y social", ha comentado en la emisora de radio CBN. Folha de S. Paulo respondió a las acusaciones transcribiendo parte de la conversación y aclarando que ni Jucá ni su interlocutor mencionan la economía brasileña en ningún momento.
"No veo motivos para entregar el cargo. Mi permanencia depende del presidente Temer, hoy, mañana o dentro de seis meses", afirmó el ministro en un primer momento en sus redes sociales. Pocas horas después, declaró: "Voy a darme de baja en el ministerio mientras pido un posicionamiento del Ministerio Público Federal (Fiscalía). Si dice que no hay delito, que es lo que creo, le corresponderá al presidente Michel Temer invitarme de nuevo [a asumir el puesto]. Podría quedarme, el presidente me dio un voto de confianza, pero no quiero que haya ninguna duda sobre el Gobierno y sobre mi reputación. Es un gesto de transparencia".
Podría quedarme, pero no quiero que haya ninguna duda sobre el Gobierno y sobre mi reputación. Es un gesto de transparencia
Michel Temer respondió a última hora de la tarde con un comunicado. Agradeció el "trabajo competente y la dedicación" de Jucá y le garantizó su colaboración en el Senado, adonde previsiblemente volverá el exministro tras menos de dos semanas en el equipo de Gobierno.
La filtración es una bomba para el recién estrenado Gobierno Temer, que ya enfrenta desconfianza por sus vínculos con el caso Petrobras. El PMDB tiene nombres importantes en la investigación. Temer repite desde que llegó al poder que no interferirá en las investigaciones, pero le ha dado cargos clave de su Gobierno a nombres no del todo limpios: Alexandre de Moraes (Ministerio de Justicia), Gustavo do Vale Rocha (secretaría de Asuntos Jurídicos), Carlos Henriqeu Sobral (jefatura del Gabinete de la Secretaría del Gobierno) y Marcelo Ribeiro do Val (asesor en la Abogacía General de la Unión) tienen vínculos con Eduardo Cunha, el expresidente del Parlamento brasileño, acusado de tener cuentas millonarias secretas en Suiza, supuestamente con fondos que provenían de la trama corrupta de Petrobras.
Afonso Benites
Raquel Seco
Brasilia / São Paulo, El País
Han bastado 11 días para que el Gobierno interino de Michel Temer enfrente su primer gran escándalo y para que sufra su primera baja. El periódico Folha de S. Paulo publicó este lunes una grabación del nuevo ministro de Planificación, Romero Jucá. En la conversación, Jucá insinuaba que la salida del poder de Dilma Rousseff ayudaría a frenar las investigaciones anticorrupción. Muchos vieron en sus palabras un mal presagio respecto al nuevo Ejecutivo: que, a pesar de que el Gobierno interino insiste en un discurso de renovación, contra la corrupción enquistada en el Partido de los Trabajadores (PT), lo que pretende en realidad es minimizar el caso Petrobras, que salpica a varios partidos, incluido el del presidente Temer. La filtración causó tal polémica que, horas después de asegurar que no había motivos para renunciar, Jucá anunció que dejaba el cargo.
Jucá, senador del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), es uno de los principales articuladores del proceso de impeachment de Rousseff, apartada del poder el pasado 12 de mayo. La grabación es de marzo de este año y el interlocutor del ministro era Sergio Marchado, expresidente de Transpetro, una empresa subsidiaria de Petrobras, según Folha. Machado fue recomendado para el puesto por el PMDB. Tanto Jucá como Machado están siendo investigados en el escándalo de desvío de recursos de Petrobras.
En las conversaciones, que duraron una hora y quince minutos, Machado le cuenta a Jucá que teme que su caso sea juzgado por el tribunal federal del juez Sérgio Moro, el responsable por investigar el caso Petrobras. “Hay que cambiar el Gobierno para parar esta sangría”, responde Jucá. Temer, opina Jucá, debería construir un pacto nacional "con el Supremo, con todo". Su interlocutor añade: "Ahí pararía todo". "Sí. Lo delimitaría donde está, y punto", contesta el ministro.
Jucá asegura que no se refería a interferir en las investigaciones. “Cuando hablé de parar la sangría no me refería a [la operación anticorrupción] Lava Jato. Hablaba sobre la economía del país y entendía que el Gobierno Rousseff se había agotado, y que el Gobierno Temer tendría condiciones de redirigir la política económica y social", ha comentado en la emisora de radio CBN. Folha de S. Paulo respondió a las acusaciones transcribiendo parte de la conversación y aclarando que ni Jucá ni su interlocutor mencionan la economía brasileña en ningún momento.
"No veo motivos para entregar el cargo. Mi permanencia depende del presidente Temer, hoy, mañana o dentro de seis meses", afirmó el ministro en un primer momento en sus redes sociales. Pocas horas después, declaró: "Voy a darme de baja en el ministerio mientras pido un posicionamiento del Ministerio Público Federal (Fiscalía). Si dice que no hay delito, que es lo que creo, le corresponderá al presidente Michel Temer invitarme de nuevo [a asumir el puesto]. Podría quedarme, el presidente me dio un voto de confianza, pero no quiero que haya ninguna duda sobre el Gobierno y sobre mi reputación. Es un gesto de transparencia".
Podría quedarme, pero no quiero que haya ninguna duda sobre el Gobierno y sobre mi reputación. Es un gesto de transparencia
Michel Temer respondió a última hora de la tarde con un comunicado. Agradeció el "trabajo competente y la dedicación" de Jucá y le garantizó su colaboración en el Senado, adonde previsiblemente volverá el exministro tras menos de dos semanas en el equipo de Gobierno.
La filtración es una bomba para el recién estrenado Gobierno Temer, que ya enfrenta desconfianza por sus vínculos con el caso Petrobras. El PMDB tiene nombres importantes en la investigación. Temer repite desde que llegó al poder que no interferirá en las investigaciones, pero le ha dado cargos clave de su Gobierno a nombres no del todo limpios: Alexandre de Moraes (Ministerio de Justicia), Gustavo do Vale Rocha (secretaría de Asuntos Jurídicos), Carlos Henriqeu Sobral (jefatura del Gabinete de la Secretaría del Gobierno) y Marcelo Ribeiro do Val (asesor en la Abogacía General de la Unión) tienen vínculos con Eduardo Cunha, el expresidente del Parlamento brasileño, acusado de tener cuentas millonarias secretas en Suiza, supuestamente con fondos que provenían de la trama corrupta de Petrobras.