Siete sindicatos franceses llaman a redoblar las protestas y los paros

El Gobierno, dividido sobre cómo reaccionar, no logra normalizar el suministro de gasolina pese a levantar los bloqueos a las refinerías

Carlos Yárnoz
París, El País
Los ciudadanos y la economía francesa sufren desde hace días las graves consecuencias de la oleada de protestas y bloqueos contra la reforma laboral, pero los sindicatos acaban de decidir apretar el acelerador. Las siete organizaciones promotoras de la revuelta, con el sindicato CGT a la cabeza, han acordado “continuar y ampliar las movilizaciones” mediante más huelgas y manifestaciones. Enfrente, el Gobierno y en el Partido Socialista muestran discrepancias entre quienes se inclinan por ceder, como el jefe del grupo parlamentario, y los partidarios de la firmeza, como el primer ministro.


Los siete sindicatos exigen ser recibidos por el presidente François Hollande. Esta exigencia muestra que ya no consideran interlocutor válido al primer ministro, Manuel Valls, que medita su posible dimisión, según afirman algunos analistas en distintos periódicos, en el caso de que haya excesivas concesiones a los sindicatos. Máximo defensor de la reforma, Valls se opone a más rebajas de las ya concretadas sobre el proyecto original.

No es la opinión de otros miembros del Ejecutivo ni del grupo parlamentario socialista. Su jefe, Bruno Le Roux, es partidario de dulcificar el clave artículo 2 del proyecto, según el cual los acuerdos de empresa tendrán más fuerza legal que los firmados en un sector concreto. El artículo marca un cambio radical en la legislación laboral clásica.

El ministro de Finanzas, Michel Sapin, uno de los mejores amigos de Hollande. Sapin, también ha señalado la posibilidad de "modificar" ese artículo, pero luego ha precisado que está en la misma línea de "firmeza" que Valls. Este ha dicho que no se negociará ese artículo. Si finalmente fuera edulcorado, el primer ministro se vería obligado a meditar su marcha del Gobierno. Y aún más si se retira el texto, que es la exigencia de los sindicatos y la opción por la que se inclinan los diputados rebeldes del gubernamental Partido Socialista.

Hollande ha dicho este viernes desde Japón, donde asiste a una cumbre del G 7, que “el diálogo siempre es posible”, pero que no puede estar basado en el “ultimátum” que plantean los sindicatos. “No se puede aceptar que haya un sindicato que diga que no respeta la ley”, ha señalado el mandatario en referencia a la CGT, el principal sindicato del país y el más activo en las protestas.

Hollande ha señalado estar dispuesto a “hace todo para asegurar el buen funcionamiento de la economía” y, por tanto, a forzar la llegada de combustible a las gasolineras, garantizar el funcionamiento de las centrales nucleares y levantar las barricadas en las carreteras o ante estratégicos centros de producción y logística.

Unidades de antidisturbios han levantado este viernes varias de las barricadas establecidas desde el 19 a los accesos a las 8 refinerías del país. En otros casos,han sido los propios trabajadores quienes han dejado libres esos accesos. El secretario de Estado de Transportes, Alain Vidalies, ha dicho que ya solo hay barricadas en la refinería de Donges, en Bretaña, pero sus trabajadores han votado a favor de una huelga indefinida. En el resto, también hay paros y el Ejecutivo estudia la opción de imponer servicios mínimos.

Por todo ello, y a pesar de que "la situación mejora por toda Francia", según Vidalies, al menos el 20% de las 12.000 gasolineras del país sigue sufriendo problemas de escasez de combustible. Siete puertos también sufren bloqueos y se registran problemas para hacer llegar combustible para los aviones a los aeropuertos de París, aunque las autoridades precisan que tienen reservas para más de un mes. Dada la grave crisis de aprovisionamiento, el Ministerio de Agricultura ha emitido este viernes un decreto para permitir que los agricultores utilicen en sus tractores gasoil de calefacción.

Los siete sindicatos organizadores de las protestas aseguran en un texto difundido en la noche del jueves al viernes que “la movilización se amplía y se afianza” ante el “masivo” rechazo de la ciudadanía a la reforma. Según los sondeos, son más del 60% los franceses que apoyan las protestas y que están en contra del proyecto de ley.

Por eso, han decidido que, a partir de este viernes, se celebren asambleas en los centros de trabajo para sumarse a manifestaciones y huelgas. También pretenden que, a partir del lunes, se organice en las empresas una votación sobre la reforma y las protestas para enviar el resultado al presidente François Hollande. La capacidad sindical de presión crece en progresión geométrica a medida que se acerca la Eurocopa, que comienza el 10 de junio.

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