La OTAN estrena su fuerza de acción inmediata

Un ejercicio liderado por España, con más de 2.000 militares en Polonia, activa este cuerpo

Lucía Abellán
Corresponsal en Bruselas
Zagan (Polonia), El País
Un encapuchado aguarda, agazapado en una zanja, los próximos pasos de un soldado que se aproxima reptando. Cuando la distancia que los separa es de cinco metros, el soldado lanza una granada al enemigo. El humo se extiende. Minutos después, las tornas cambian y ese mismo soldado tiene que evacuar, junto con otros compañeros, a una víctima. La escena se desarrolla en las instalaciones militares de Zagan, en el oeste de Polonia, y pretende recrear una situación de guerra. Los protagonistas del episodio, militares españoles, británicos y albaneses, no ahorran dramatismo al espectador: gritos, disparos y cortinas de humo aproximan el ensayo a una contienda real.


Esta ficción forma parte de un conjunto de ejercicios militares con los que la OTAN declara inaugurada la que considera su mayor proeza en muchos años: la creación de una fuerza de acción inmediata, preparada para desplegarse muy rápidamente en cualquier lugar del mundo. La primera avanzadilla debe hacerlo en 48 horas y con la simulación que culminó el pasado viernes, la Alianza da por cumplido el reto. “Hemos reducido enormemente el plazo de despliegue. Los jefes de Estado y de Gobierno podrán decir, en la próxima cumbre de Varsovia, que estamos preparados para cualquier amenaza”, sentencia el general Luis Cebrián, jefe de la brigada Brilat, responsable de la fuerza de acción rápida.

España lidera, durante todo 2016, esa brigada multinacional de nuevo cuño proyectada hace dos años —cuando la tensión con Rusia parecía el mayor desafío exterior al que se enfrentaba Europa— y estrenada de manera oficial ahora. Con el incremento de las turbulencias en el vecindario sur del Viejo Continente, la Alianza Atlántica se ha visto obligada a defender que la herramienta se adapta a cualquier territorio, no solo al este. “Reconozco que estamos dando la percepción de que miramos sobre todo al norte y no al sur de la Alianza. Mentalmente yo estoy preparado para cualquier situación”, asegura el teniente general Javier Varela, a cargo del despliegue español para el ejercicio militar Brilliant Jump, desarrollado estos días en Polonia, muy cerca de la frontera con Berlín. EL PAÍS asistió la semana pasada a parte de las maniobras, en un viaje organizado por la Alianza.

La llamada punta de lanza de la OTAN aglutina a unos 5.000 soldados —solo fuerzas terrestres— que forman parte de una fuerza de acción rápida más amplia, compuesta por 40.000. Para garantizar y coordinar su despliegue, la Alianza ha creado, desde septiembre de 2014, ocho cuarteles de apoyo, todos en países de antigua influencia soviética.

La cúpula de la organización militar ha ideado aparatosas siglas para camuflar la verdadera naturaleza de estos cuarteles, muy cercanos a la presencia permanente en el este que la OTAN se comprometió con Rusia por escrito a no establecer. “Es algo completamente nuevo y lo hemos creado muy rápido. Decimos que no son bases militares porque al final cada una tiene asignadas unas 40 personas, principalmente civiles. Pero en el fondo los llamamos cuarteles de la OTAN y permitirían, si fuera necesario, desplegarse muy rápidamente”, admite el general Hans Van Griensven, uno de los principales cargos del mando aliado de Brunssum (Holanda), desde el que se ha puesto en marcha el cuerpo de acción inmediata.

Un dato ilustra a la perfección el giro de la OTAN hacia el este. El año pasado se desarrollaron 300 ejercicios militares en esa región. Y en apenas seis semanas los líderes de los 28 países aliados se reunirán en la capital polaca para celebrar su cumbre bienal. El jefe del Estado Mayor de la Defensa en Polonia, el general Mieczslaw Gocul, calentaba motores estos días, en plena realización de ejercicios militares en su territorio. “Ya hemos mostrado que la fuerza de acción inmediata funciona. Ahora vamos a por el próximo paso”. El responsable del Ejército polaco se refería a la presencia permanente de tropas aliadas que el este reclama para sentirse a salvo de Rusia. La OTAN trata de eludirlo por no agitar más la confrontación con Moscú.

Muchos en la Alianza dudaban de su capacidad para activar una fuerza ágil como la recién engrasada. “Estamos muy orgullosos de las capacidades y la velocidad que la OTAN ha sido capaz de aplicar”, destaca el general Salvatore Farina, comandante de uno de los dos grandes cuarteles operativos que gestiona la OTAN, el de Brunssum.

Pero los retos de la organización van mucho más allá. Porque ni siquiera una confrontación más tradicional, como la existente con el Kremlin, se puede sofocar con las armas de otros tiempos. Los ciberataques, la guerra económica y sobre todo la propaganda son hoy instrumentos más eficaces que los tanques y los morteros. “Deberíamos estar listos para defendernos, no ya físicamente, sino en el plano económico, tecnológico, diplomático…”, concluye el general Van Griensven.

400 elefantes de España a Polonia

El esfuerzo realizado para desplazar a 1.317 soldados, 286 vehículos y munición desde España hasta Polonia equivale al transporte de 400 elefantes desde Vigo hasta Szczecin, según cálculos de los expertos de la OTAN. La mayor novedad es la rapidez: las unidades que realizaron ese trayecto en barco lo hicieron en apenas tres días. “Se han tenido que hacer cambios fundamentales en la OTAN para llegar a esta fuerza de rápida respuesta”, explica el teniente general Manfred Hofmann, comandante del Multinational Corps Northeast, un cuartel de la Alianza en Rumania.

Con la aportación española y la de otros tres países, el ejercicio Brilliant Jump ha reunido entre el 17 y el 27 de mayo a 2.500 militares en el oeste de Polonia, acompañados de 677 vehículos y 92 contenedores. Casi todas las fuerzas españolas se han desplazado en aviones civiles, salvo la munición más delicada. Ha sido el último ejercicio antes de la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará el 8 y 9 de julio en Varsovia.

Sobre el terreno han actuado militares experimentados, muchos de ellos curtidos en la misión de Afganistán, la operación de combate más extensa que ha tenido nunca la OTAN. “Yo he estado en todas partes: Afganistán, Irak, Líbano, Malí… No me gusta repetir”, bromea el militar Alejandro Ferreiros.

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