La lección de Iker Casillas a Álvaro Arbeloa en su despedida del Real Madrid
Oporto, Ecodiario
Álvaro Arbeloa tuvo ayer un homenaje de relumbrón en su último partido como jugador del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El público y sus compañeros (tanto de dentro del club como de fuera, incluso Piqué) le felicitaron y le desearon buena suerte en su próxima y desconocida etapa. También excompañeros en el Real Madrid, como Iker Casillas.
El portero del Oporto y anteriormente capitán del salmantino expuso en un vídeo colgado en la red social Facebook sus buenos deseos para el '17'. Salpicada de 'dardos' a Florentino Pérez, el de Móstoles fue cordial en su intervención: "Está claro que hay que darle las gracias por lo que ha hecho en el Real Madrid y desearle suerte en la nueva etapa que se abre en su vida".
En su particular reconocimiento al lateral, Casillas optó por una fórmula mucho más diplomática que el propio Arbeloa. En verano del año pasado, el defensa destacó por la ausencia de recuerdos para el meta, algo que fue muy significativo porque en ese momento eran figuras del mismo equipo. Al contrario que gran parte de sus compañeros de vestuario, no hubo una despedida a través de los medios ni de las redes sociales.
A lo largo de los últimos meses, varias declaraciones de Arbeloa han dejado claro que la relación entre ambos es inexistente. Por ejemplo, en diciembre de 2015, al ser preguntado por el duelo Chelsea-Oporto de Champions dejó del lado al portero asegurando que en el equipo londinense tenía "amigos".
Más tarde, hace tan solo un mes, el defensa era entrevistado en un programa radiofónico y explicaba que las diferencias con Casillas no se pudieron solucionar: "Pasaron muchas cosas e intentas arreglar ciertos problemas, pero siguieron dándose situaciones que no permitieron solucionar malentendidos".
Así, la relación entre los dos es claramente inexistente, más allá de una cordialidad que se mantiene en equilibrio cuando se recuerdan los episodios de enfrentamiento pasados. Una circunstancia que no evitó que el meta diese su brazo a torcer para desear una buena nueva aventura al que, en su momento, fue un enemigo dentro del vestuario del Real Madrid.
Álvaro Arbeloa tuvo ayer un homenaje de relumbrón en su último partido como jugador del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El público y sus compañeros (tanto de dentro del club como de fuera, incluso Piqué) le felicitaron y le desearon buena suerte en su próxima y desconocida etapa. También excompañeros en el Real Madrid, como Iker Casillas.
El portero del Oporto y anteriormente capitán del salmantino expuso en un vídeo colgado en la red social Facebook sus buenos deseos para el '17'. Salpicada de 'dardos' a Florentino Pérez, el de Móstoles fue cordial en su intervención: "Está claro que hay que darle las gracias por lo que ha hecho en el Real Madrid y desearle suerte en la nueva etapa que se abre en su vida".
En su particular reconocimiento al lateral, Casillas optó por una fórmula mucho más diplomática que el propio Arbeloa. En verano del año pasado, el defensa destacó por la ausencia de recuerdos para el meta, algo que fue muy significativo porque en ese momento eran figuras del mismo equipo. Al contrario que gran parte de sus compañeros de vestuario, no hubo una despedida a través de los medios ni de las redes sociales.
A lo largo de los últimos meses, varias declaraciones de Arbeloa han dejado claro que la relación entre ambos es inexistente. Por ejemplo, en diciembre de 2015, al ser preguntado por el duelo Chelsea-Oporto de Champions dejó del lado al portero asegurando que en el equipo londinense tenía "amigos".
Más tarde, hace tan solo un mes, el defensa era entrevistado en un programa radiofónico y explicaba que las diferencias con Casillas no se pudieron solucionar: "Pasaron muchas cosas e intentas arreglar ciertos problemas, pero siguieron dándose situaciones que no permitieron solucionar malentendidos".
Así, la relación entre los dos es claramente inexistente, más allá de una cordialidad que se mantiene en equilibrio cuando se recuerdan los episodios de enfrentamiento pasados. Una circunstancia que no evitó que el meta diese su brazo a torcer para desear una buena nueva aventura al que, en su momento, fue un enemigo dentro del vestuario del Real Madrid.