La historia de la joven danesa de 23 años que dejó la universidad para combatir al Estado Islámico
Copenhague, Infobae
Esta joven danesa de 23 años llevaba una vida tranquila en Copenhague como estudiante de Política y Filosofía cuando decidió dejarlo todo y macharse a Siria a luchar contra el Estado Islámico. Ya pasó un año de esa aventura y ahora, según difundió La Vanguardia, conoce como nadie cómo operan los terroristas: "Los yihadistas son fáciles de abatir, no como los soldados de Bashar al Assad, que son maquinas de matar".
El diario español detalla que después de salir de Dinamarca en noviembre de 2014, Joanna Palani, de origen kurdo, se unió primero a la YPG (Unidad de Protección del Pueblo) y luego al Peshmerga, el ejército entrenado por occidentales y con el respaldo del gobierno regional kurdo. "Los kurdos están luchando por la democracia y los valores occidentales. Si me capturan o muero, estaré orgullosa de por qué me mataron", afirmaba entonces.
Ahora, se encuentra sana y a salvo en su casa, después de que las autoridades le retiraran el pasaporte cuando regresó a visitar a su familia durante un permiso de quince días. No obstante, su mente guarda historias espeluznantes. Su primera noche en la primera línea del frente fue brutal. Un francotirador mató a su compañero de guardia, un combatiente de Suecia al que el yihadista le disparó entre ceja y ceja tras detectar el humo de su cigarrillo.
"Conocí a una chica en el hospital, era una cristiana siria. Murió mientras le sostenía la mano, tenía 11 años y estaba embarazada de gemelos. Su carita estaba tan hinchada. Recuerdo al médico llorando"
A principios de 2015, formó parte de un batallón que liberó a un pueblo cerca de Mosul. Allí descubrieron a un gran grupo de menores que vivían cautivas y eran usadas como esclavas sexuales por los milicianos del Estado Islámico. "Todas las chicas eran menores de 16 años, algunas eran muy jóvenes. Conocí a una chica en el hospital, era una cristiana siria. Murió mientras le sostenía la mano, tenía 11 años y estaba embarazada de gemelos. Su carita estaba tan hinchada. Recuerdo al médico llorando", cuenta.
Palani ahora se siente "traicionada" por las autoridades de su país y sólo piensa en los compañeros que dejó atrás. "Estaba entrenando a varias chicas en el uso de armas", lamenta. Ni su familia ni las autoridades le permite volver al frente de batalla.
Esta joven danesa de 23 años llevaba una vida tranquila en Copenhague como estudiante de Política y Filosofía cuando decidió dejarlo todo y macharse a Siria a luchar contra el Estado Islámico. Ya pasó un año de esa aventura y ahora, según difundió La Vanguardia, conoce como nadie cómo operan los terroristas: "Los yihadistas son fáciles de abatir, no como los soldados de Bashar al Assad, que son maquinas de matar".
El diario español detalla que después de salir de Dinamarca en noviembre de 2014, Joanna Palani, de origen kurdo, se unió primero a la YPG (Unidad de Protección del Pueblo) y luego al Peshmerga, el ejército entrenado por occidentales y con el respaldo del gobierno regional kurdo. "Los kurdos están luchando por la democracia y los valores occidentales. Si me capturan o muero, estaré orgullosa de por qué me mataron", afirmaba entonces.
Ahora, se encuentra sana y a salvo en su casa, después de que las autoridades le retiraran el pasaporte cuando regresó a visitar a su familia durante un permiso de quince días. No obstante, su mente guarda historias espeluznantes. Su primera noche en la primera línea del frente fue brutal. Un francotirador mató a su compañero de guardia, un combatiente de Suecia al que el yihadista le disparó entre ceja y ceja tras detectar el humo de su cigarrillo.
"Conocí a una chica en el hospital, era una cristiana siria. Murió mientras le sostenía la mano, tenía 11 años y estaba embarazada de gemelos. Su carita estaba tan hinchada. Recuerdo al médico llorando"
A principios de 2015, formó parte de un batallón que liberó a un pueblo cerca de Mosul. Allí descubrieron a un gran grupo de menores que vivían cautivas y eran usadas como esclavas sexuales por los milicianos del Estado Islámico. "Todas las chicas eran menores de 16 años, algunas eran muy jóvenes. Conocí a una chica en el hospital, era una cristiana siria. Murió mientras le sostenía la mano, tenía 11 años y estaba embarazada de gemelos. Su carita estaba tan hinchada. Recuerdo al médico llorando", cuenta.
Palani ahora se siente "traicionada" por las autoridades de su país y sólo piensa en los compañeros que dejó atrás. "Estaba entrenando a varias chicas en el uso de armas", lamenta. Ni su familia ni las autoridades le permite volver al frente de batalla.