Italia quiere condecorar a Claudio Ranieri por su hazaña
Italia, AS
El milagroso triunfo del Leicester de Claudio Ranieri se vive en Italia con felicidad inmensa. El romano, considerado un segundón por no haber conseguido hasta ahora ganar una liga en su carrera como técnico, protagonizó la hazaña más asombrosa del fútbol moderno, y todo el mundo del deporte italiano le está felicitando. Desde Alex del Piero (“Estoy feliz por Ranieri y por todos los que aman al deporte”) a Allegri (“La organización de la escuela italiana conquistó la Premier”) y Sarri (“Una hazaña extraordinaria en una carrera extraordinaria”).
No hay nadie en el país transalpino que no haya celebrado el título de los foxes como un hincha más. Una alegría que llegó hasta la política: el primer ministro, Matteo Renzi, anunció la intención de condecorar al entrenador, que ya ganó en abril el prestigioso Premio Bearzot. “Voy a proponerlo al presidente Mattarella —dijo Renzi— porque Claudio nos enseñó que siempre hay que creer. Es precioso para todo nuestro país”. Lo que siempre hizo querer a Ranieri es su humildad, su señorío, y la visita a su madre hasta Italia justo el día en que se jugaba el Chelsea-Tottenham fue una demostración más.
Feliz. Ayer, la señora Renata, 96 años de orgullo, comentó a La Repubblica los días de felicidad que está viviendo: “¡Ahora mi Claudio es el Rey de Inglaterra! El lunes me puse a llorar, vi todos los partidos y por fin podemos relajarnos. Allí está feliz. Creo que en Roma no le trataron bien. Toda la familia es giallorossa, y nos hizo daño como se acabó su historia. Estuvo a un paso del Scudetto”.
Pero ahora es tiempo para celebrar: el grupo “Calciatori brutti” (‘futbolistas feos’), que cuenta en Facebook con 1,2 millones de inscritos, organizó una caravana que reunirá entre 50 y 100 coches y 5 autobuses desde Milán hasta Leicester para llegar el sábado al King Power Stadium y unirse al fiestón: “Llegaron peticiones desde toda Italia, podríamos ser muchos más”, dijo a AS Samuele Maffizzoli, uno de los organizadores. Porque la fiesta de Claudio, en el Bel Paese, es de todos.
El milagroso triunfo del Leicester de Claudio Ranieri se vive en Italia con felicidad inmensa. El romano, considerado un segundón por no haber conseguido hasta ahora ganar una liga en su carrera como técnico, protagonizó la hazaña más asombrosa del fútbol moderno, y todo el mundo del deporte italiano le está felicitando. Desde Alex del Piero (“Estoy feliz por Ranieri y por todos los que aman al deporte”) a Allegri (“La organización de la escuela italiana conquistó la Premier”) y Sarri (“Una hazaña extraordinaria en una carrera extraordinaria”).
No hay nadie en el país transalpino que no haya celebrado el título de los foxes como un hincha más. Una alegría que llegó hasta la política: el primer ministro, Matteo Renzi, anunció la intención de condecorar al entrenador, que ya ganó en abril el prestigioso Premio Bearzot. “Voy a proponerlo al presidente Mattarella —dijo Renzi— porque Claudio nos enseñó que siempre hay que creer. Es precioso para todo nuestro país”. Lo que siempre hizo querer a Ranieri es su humildad, su señorío, y la visita a su madre hasta Italia justo el día en que se jugaba el Chelsea-Tottenham fue una demostración más.
Feliz. Ayer, la señora Renata, 96 años de orgullo, comentó a La Repubblica los días de felicidad que está viviendo: “¡Ahora mi Claudio es el Rey de Inglaterra! El lunes me puse a llorar, vi todos los partidos y por fin podemos relajarnos. Allí está feliz. Creo que en Roma no le trataron bien. Toda la familia es giallorossa, y nos hizo daño como se acabó su historia. Estuvo a un paso del Scudetto”.
Pero ahora es tiempo para celebrar: el grupo “Calciatori brutti” (‘futbolistas feos’), que cuenta en Facebook con 1,2 millones de inscritos, organizó una caravana que reunirá entre 50 y 100 coches y 5 autobuses desde Milán hasta Leicester para llegar el sábado al King Power Stadium y unirse al fiestón: “Llegaron peticiones desde toda Italia, podríamos ser muchos más”, dijo a AS Samuele Maffizzoli, uno de los organizadores. Porque la fiesta de Claudio, en el Bel Paese, es de todos.