El debate del ‘Brexit’ ensombrece el inicio del curso legislativo británico
La reina detalla las prioridades del Gobierno, que los temas que pueden dividir a los tories
Pablo Guimón
Londres, El País
El Parlamento británico se ha vuelto a engalanar en su gran día, para escuchar el discurso de la reina. En el solemne acto, que inaugura el curso parlamentario, Isabel II lee un texto elaborado por el Gobierno de su majestad en el que este presenta sucintamente las prioridades legislativas del año. Pero el brillo del discurso de la reina de 2016 ha quedado apagado por la larga sombra del referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea, que se celebra el 23 de junio y que ya monopoliza la agenda política británica.
La guerra que el debate europeo ha abierto en el seno del gobernante Partido Conservador ha despojado al discurso de anuncios potencialmente conflictivos, que pudieran abrir aún más la herida. Después de años centrado en ajustar las cuentas económicas, Cameron ha querido situar esta vez el foco en lo social, en lo que muchos analistas quieren ver un intento de empezar a construir un legado que le permita pasar a la historia como algo más que el primer ministro de la austeridad.
Nueva legislación para combatir el extremismo, reformas de calado en las prisiones, medidas contra la corrupción y el lavado de dinero, han sido algunos de los anuncios más llamativos de un discurso que, en palabras del propio Cameron, “establece un claro programa de reforma social para poder derribar las barreras y extender las oportunidades a todo el mundo”. La idea de fondo parece ser una vuelta al mensaje más social con el que Cameron construyó su liderazgo en el partido y ganó sus primeras elecciones, antes de que los efectos de la crisis financiera obligaran a dejar todo lo demás a un lado y centrarse en la reducción del déficit.
Las críticas dentro del propio Partido Conservador no se han hecho esperar. El exministro de Trabajo Iain Duncan Smith, peso pesado del sector euroescéptico del partido que dimitió en protesta por los rigores de los últimos presupuestos, ha acusado al primer ministro de “aclarar” el discurso para eludir confrontaciones antes del referéndum. En concreto, ha criticado la ausencia de medidas encaminadas a reforzar la soberanía del Parlamento, que Cameron prometió en febrero para contentar a los euroescépticos del partido y, en concreto, para evitar que el exalcalde de Londres Boris Johnson acabara en las filas del Brexit, como finalmente sucedió.
“El miedo en el Gobierno debe de ser que, como nadie en Reino Unido compra la idea de que la UE ha sido reformada, las medidas sobre la soberanía podrían volver la atención del público hacia ese fracaso”, ha dicho Duncan Smith.
El discurso ha deparado también un guiño al ala más a la derecha del partido, con el anuncio de abordar la prometida declaración de derechos británica. Pero la falta de detalle del anuncio permite garantizar que se desplaza hasta después del referéndum un debate que tiene también potencial de dividir al partido, ya que algunos de los miembros, incluida la ministra de Interior, son partidarios de que dicha declaración sustituya a la Convención Europea de Derechos Humanos.
Pablo Guimón
Londres, El País
El Parlamento británico se ha vuelto a engalanar en su gran día, para escuchar el discurso de la reina. En el solemne acto, que inaugura el curso parlamentario, Isabel II lee un texto elaborado por el Gobierno de su majestad en el que este presenta sucintamente las prioridades legislativas del año. Pero el brillo del discurso de la reina de 2016 ha quedado apagado por la larga sombra del referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea, que se celebra el 23 de junio y que ya monopoliza la agenda política británica.
La guerra que el debate europeo ha abierto en el seno del gobernante Partido Conservador ha despojado al discurso de anuncios potencialmente conflictivos, que pudieran abrir aún más la herida. Después de años centrado en ajustar las cuentas económicas, Cameron ha querido situar esta vez el foco en lo social, en lo que muchos analistas quieren ver un intento de empezar a construir un legado que le permita pasar a la historia como algo más que el primer ministro de la austeridad.
Nueva legislación para combatir el extremismo, reformas de calado en las prisiones, medidas contra la corrupción y el lavado de dinero, han sido algunos de los anuncios más llamativos de un discurso que, en palabras del propio Cameron, “establece un claro programa de reforma social para poder derribar las barreras y extender las oportunidades a todo el mundo”. La idea de fondo parece ser una vuelta al mensaje más social con el que Cameron construyó su liderazgo en el partido y ganó sus primeras elecciones, antes de que los efectos de la crisis financiera obligaran a dejar todo lo demás a un lado y centrarse en la reducción del déficit.
Las críticas dentro del propio Partido Conservador no se han hecho esperar. El exministro de Trabajo Iain Duncan Smith, peso pesado del sector euroescéptico del partido que dimitió en protesta por los rigores de los últimos presupuestos, ha acusado al primer ministro de “aclarar” el discurso para eludir confrontaciones antes del referéndum. En concreto, ha criticado la ausencia de medidas encaminadas a reforzar la soberanía del Parlamento, que Cameron prometió en febrero para contentar a los euroescépticos del partido y, en concreto, para evitar que el exalcalde de Londres Boris Johnson acabara en las filas del Brexit, como finalmente sucedió.
“El miedo en el Gobierno debe de ser que, como nadie en Reino Unido compra la idea de que la UE ha sido reformada, las medidas sobre la soberanía podrían volver la atención del público hacia ese fracaso”, ha dicho Duncan Smith.
El discurso ha deparado también un guiño al ala más a la derecha del partido, con el anuncio de abordar la prometida declaración de derechos británica. Pero la falta de detalle del anuncio permite garantizar que se desplaza hasta después del referéndum un debate que tiene también potencial de dividir al partido, ya que algunos de los miembros, incluida la ministra de Interior, son partidarios de que dicha declaración sustituya a la Convención Europea de Derechos Humanos.