Cristiano y Casilla no se rinden

Los dos goles del portugués y la actuación heroica del meta salvaron al Madrid ante un Valencia muy superior en la segunda parte. Sólo el equipo de Zidane puede quitarle ya la Liga al Barça.

Madrid, As
Conquistado el maillot de la combatividad y el premio nacional de persistencia, el Madrid aún aspira a arrebatarle al sprint el amarillo al Barça, aunque el Valencia le cogió mirando a otro lado. Le salvaron la codicia de Cristiano, un Casilla casi impenetrable y la falta de puntería de un rival de dos caras: oyente en la primera parte y un ciclón en la segunda. Desalojado de la segunda plaza y de cualquier opción el Atlético, el Madrid obligará al Barça a ganar esta Liga por segunda vez. La primera sucedió en febrero y no computó.


Perseguir cansa, porque exige esfuerzo, paciencia y concentración. Lo acusa el Madrid, que atiende a la Liga a tiempo parcial y evalúa cautelas y descansos en función de la Champions, sobre la que gira todo su universo. Esa falta de determinación asomó en el duelo ante el Valencia, jugado al paso, con desmayos, encargándole al tiempo y a Cristiano otra victoria del por si acaso. A la llamada acudió el portugués, que siempre juega para el Madrid y para la posteridad. Inventó dos goles en aquella tediosa encalmada y le regaló otro a Benzema, que anotó a la segunda. Hubo fuera de juego en su primer remate, adivinado por Diego Alves, y estuvo dentro de la ley el segundo, porque le asistió Cancelo involuntariamente. Se quejó Ayestarán con razón.

El Valencia, que anda en época de buscar explicaciones y no resultados, regaló medio partido y no tuvo tiempo de repararlo en el otro medio. De salida le dio la espalda a la portería, con posesiones largas, jugando al son de Parejo, que es capaz de conducir un equipo sin pasar de tercera. En aquel manoseo de la pelota hacia ninguna parte quedó adormecido el Madrid, que desde muy pronto recibió malas noticias de Barcelona y que salió del apuro remolcado por Cristiano. Luego llegó al partido André Gomes y el Madrid sólo encontró refugio en su portero, sobre el que acabó acostado el duelo.

Lucas Vázquez, cuyo impulso de canterano le ha llevado a compatibilizar el trabajo del fondista y el claqué del extremo, tardó en coger la onda. James, que recorrió el camino del estrellato hacia el desarraigo, no es capaz de desandarlo. Y Benzema midió mucho sus músculos.

A Modric le dejó fuera una sobrecarga horas antes del choque y sin él todo sucede más despacio en el Madrid. Nadie vertebra al equipo como él desde todos los registros. Casemiro se manejó en el corte y Kroos anduvo bien en el desplazamiento en largo, pero ni uno ni otro son palanca para levantar a un equipo.

Con este horizonte Cristiano hubo de sacarse un gol de la nada. Recibió de Marcelo, se limpió a Abdennour en el control e hizo diana desde fuera del área. Parejo y Cancelo perdonaron el empate y Benzema, en el lance polémico relatado, pareció mandar a un Valencia sosaina al desolladero.

No fue así. André Gomes y Santi Mina fueron una sacudida para el choque. En un minuto el Valencia reunió un remate al palo de Parejo, una parada de Casilla a André Gomes y un gol de Rodrigo. Otro tanto de Cristiano fue el paréntesis a un caudal de oportunidades valencianistas en pleno desconcierto blanco. Ni el paso atrás con la entrada de Kovacic sacó el peligro del área del Madrid, con Casilla camino de los cielos en tres paradas de antología. El empleo de Arbeloa no sólo fue tributo, sino blindaje. Incluso con diez se echó al monte al Valencia, que se marchó sin premio. No hubo justicia, pero hay Liga.

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