Calor para apagar el calentón de Simeone
En el Atlético no dudan sobre la continuidad del técnico, que lleva cinco meses preparando la próxima temporada
Ladislao J. Moñino
Madrid, El País
“Un calentón”. El análisis que hacen los dirigentes del Atlético de las palabras de Diego Pablo Simeone en la sala de prensa de San Siro, en las que abría una incógnita sobre su continuidad, es coincidente. Las interpretaciones de la dirigencia rojiblanca convergen en la creencia de que su discurso apuntó al de un entrenador muy afectado por una derrota que pareció sentir como exclusivamente suya por su propia manera de ser. Este domingo, más allá de que permanecía el dolor por la derrota, nadie en el Atlético se planteaba la marcha de su técnico, que lleva cinco meses preparando la próxima temporada codo a codo con la dirección deportiva y los dueños del club.
Nunca una derrota había mostrado a un Simeone tan afectado. Su alarmante intervención respondió a la de un entrenador que se autoinculpaba ante sus jugadores y su hinchada. “¿Qué decirle a la afición?”, se preguntó el técnico. “Lo que más me duele es la gente que pagó las entradas y viajó”, se lamentó. Si Juanfran pidió perdón a los seguidores desplazados a Milán arrodillado por fallar el penalti, Simeone lo hizo dirigiéndose a una afición que le idolatra.
La oratoria fue la de un técnico que percibió que había tenido a tiro la Copa de Europa y que su toma de decisiones podría haber sido incorrecta ante el paisaje favorable que se había generado. El Atlético logró empatar tras meter al Madrid en su área y a su equipo se le veía muy superior física y anímicamente al término de los 90 minutos.
La tardanza y la elección de los cambios, el manejo de partidos en los que que el equipo tiene que dominar o la bajada de revoluciones en la prórroga están presentes en los análisis a posteriori de fuentes muy cercanas al entrenador. Esas mismas fuentes descartan su marcha y también apuntan a “un calentón”.
Nunca había pronunciado Simeone la palabra fracaso en sus cuatro años y medio al frente del Atlético. El término, que jamás existió en su repertorio, es el chivato que corroboraría que ese discurso, inquietante para el club, para la masa social y para los jugadores, era más propio de un entrenador apesadumbrado y cegado por la necesidad de autocrítica. Por primera vez, Simeone no miró con la distancia oportuna el trabajo hecho durante el curso, ni tampoco que sus jugadores, salvo los primeros 15 minutos, compitieron dignamente la final. El Atlético ha peleado la Liga hasta la penúltima jornada y alcanzó su segunda final de la Champions en una temporada en la que la llegada de 10 jugadores nuevos y el rejuvenecimiento del plantel no prometía un año tan fructífero.
En los despachos, el análisis del curso es satisfactorio. Los éxitos han colocado de nuevo al club en primera línea del escaparate europeo. El camino hasta la final de Milán, pasando por encima de dos de las tres grandes potencias mundiales como son el Bayern y el Barcelona, y haber rozado el título plantándole cara al Madrid hasta la tanda de penaltis son suficientes argumentos para considerar que el proyecto y su ejecución, con Simeone a la cabeza, son los correctos.
Un gran fichaje
La prioridad para la próxima temporada es fichar a un delantero centro. Diego Costa es la gran prioridad. Con el traspaso de Jackson Martínez al fútbol chino el club ingresó 42 millones de euros que le permiten afrontar el fichaje del hispanobrasileño. Sin embargo, los dirigentes se han encontrado con la negativa del Chelsea a vender porque su nuevo entrenador, Antonio Conte, cuenta con él. En la misma situación se han encontrado en el caso de Cavani y el PSG. La llegada de uno de los dos está condicionada a que decidan forzar a sus clubes para marcharse.
Completada la contratación de Gaitán, además del delantero centro el Atlético está a la búsqueda de un lateral derecho que sustituya a Jesús Gámez como recambio de Juanfran.
Ladislao J. Moñino
Madrid, El País
“Un calentón”. El análisis que hacen los dirigentes del Atlético de las palabras de Diego Pablo Simeone en la sala de prensa de San Siro, en las que abría una incógnita sobre su continuidad, es coincidente. Las interpretaciones de la dirigencia rojiblanca convergen en la creencia de que su discurso apuntó al de un entrenador muy afectado por una derrota que pareció sentir como exclusivamente suya por su propia manera de ser. Este domingo, más allá de que permanecía el dolor por la derrota, nadie en el Atlético se planteaba la marcha de su técnico, que lleva cinco meses preparando la próxima temporada codo a codo con la dirección deportiva y los dueños del club.
Nunca una derrota había mostrado a un Simeone tan afectado. Su alarmante intervención respondió a la de un entrenador que se autoinculpaba ante sus jugadores y su hinchada. “¿Qué decirle a la afición?”, se preguntó el técnico. “Lo que más me duele es la gente que pagó las entradas y viajó”, se lamentó. Si Juanfran pidió perdón a los seguidores desplazados a Milán arrodillado por fallar el penalti, Simeone lo hizo dirigiéndose a una afición que le idolatra.
La oratoria fue la de un técnico que percibió que había tenido a tiro la Copa de Europa y que su toma de decisiones podría haber sido incorrecta ante el paisaje favorable que se había generado. El Atlético logró empatar tras meter al Madrid en su área y a su equipo se le veía muy superior física y anímicamente al término de los 90 minutos.
La tardanza y la elección de los cambios, el manejo de partidos en los que que el equipo tiene que dominar o la bajada de revoluciones en la prórroga están presentes en los análisis a posteriori de fuentes muy cercanas al entrenador. Esas mismas fuentes descartan su marcha y también apuntan a “un calentón”.
Nunca había pronunciado Simeone la palabra fracaso en sus cuatro años y medio al frente del Atlético. El término, que jamás existió en su repertorio, es el chivato que corroboraría que ese discurso, inquietante para el club, para la masa social y para los jugadores, era más propio de un entrenador apesadumbrado y cegado por la necesidad de autocrítica. Por primera vez, Simeone no miró con la distancia oportuna el trabajo hecho durante el curso, ni tampoco que sus jugadores, salvo los primeros 15 minutos, compitieron dignamente la final. El Atlético ha peleado la Liga hasta la penúltima jornada y alcanzó su segunda final de la Champions en una temporada en la que la llegada de 10 jugadores nuevos y el rejuvenecimiento del plantel no prometía un año tan fructífero.
En los despachos, el análisis del curso es satisfactorio. Los éxitos han colocado de nuevo al club en primera línea del escaparate europeo. El camino hasta la final de Milán, pasando por encima de dos de las tres grandes potencias mundiales como son el Bayern y el Barcelona, y haber rozado el título plantándole cara al Madrid hasta la tanda de penaltis son suficientes argumentos para considerar que el proyecto y su ejecución, con Simeone a la cabeza, son los correctos.
Un gran fichaje
La prioridad para la próxima temporada es fichar a un delantero centro. Diego Costa es la gran prioridad. Con el traspaso de Jackson Martínez al fútbol chino el club ingresó 42 millones de euros que le permiten afrontar el fichaje del hispanobrasileño. Sin embargo, los dirigentes se han encontrado con la negativa del Chelsea a vender porque su nuevo entrenador, Antonio Conte, cuenta con él. En la misma situación se han encontrado en el caso de Cavani y el PSG. La llegada de uno de los dos está condicionada a que decidan forzar a sus clubes para marcharse.
Completada la contratación de Gaitán, además del delantero centro el Atlético está a la búsqueda de un lateral derecho que sustituya a Jesús Gámez como recambio de Juanfran.