Cae en Venezuela el criminal más buscado, El Picure

Una operación de cuerpos policiales y militares culmina con la muerte de José Antonio Tovar Colina

Alfredo Meza
Caracas, El País
La atención en Venezuela no se concentraba desde el martes pasado en la crónica carestía de bienes y servicios, ni en el pulso entre el Gobierno y la oposición por la silla del presidente Nicolás Maduro. Todas las miradas se dirigen al pequeño poblado de El Sombrero, en el Estado de Guárico, centro del país, donde una operación conjunta de cuerpos policiales y militares ha culminado con la muerte de José Antonio Tovar Colina, alias El Picure, el criminal más buscado.


La leyenda de El Picure, de 33 años, había escapado de su territorio geográfico, una comarca plana, caliente y seca por el intenso verano ocasionado por el fenómeno climático El Niño, para convertirse en la quintaesencia del mal en Venezuela. El criminal era buscado por las autoridades desde hace cuatro años y tenía código rojo en Interpol. Poco antes de la confirmación oficial de su muerte, circularon en las redes sociales fotografías de su cuerpo baleado. En una de ellas, aparece sonriendo uno de los oficiales que le causó las heridas mortales.

Tovar Colina fue abatido en El Sombrero, el lugar donde nació, cuando se disponía a tomar venganza por la muerte de su hermano, ocurrida el domingo pasado. Lo acompañaban, según versiones policiales, entre 37 y 50 hombres con un arsenal mucho más poderoso que los de la policía.

El lunes pasado murieron cuatro de sus lugartenientes y detuvieron a cuatro mujeres después de un intercambio de balazos, pero él logró escapar desde el sector La Charneca, hacia una zona llamada Los Médanos. Allí murieron, además de él, su esposa, su hermana, su hijo y su suegro.

El lunes pasado murieron cuatro de sus lugartenientes y detuvieron a cuatro mujeres

Un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana resultó con heridas de consideración y su estado es crítico. El gobernador del Estado de Guárico, Ramón Rodríguez Chacín, decretó el toque de queda en El Sombrero para evitar represalias de grupos armados contra las instalaciones policiales y también quiso darle una connotación política a la baja del delincuente. Tovar Colina, dijo, “está muy vinculado al paramilitarismo colombiano. Las armas, municiones y explosivos provienen de Colombia”. “Este grupo no solo se resiste, sino que atacan a las autoridades”, agregó. No fue el primer enfrentamiento con la banda. Hace algunas semanas, en el Estado de Anzoátegui, en el oriente del país, la prensa había reseñado la muerte de otros siete hombres. Después de esta operación el gobernador anunció que la banda de El Picure “está en camino de ser desarticulada”.

Ha sido determinante en el éxito de la operación el cambio de estrategia para hacer frente a El Picure. Hasta el año pasado el Gobierno venezolano, por medio del exviceministro de Interior, Justicia y Paz José Vicente Rangel Ávalos, había asegurado que el criminal “deseaba pacificarse”. El funcionario llegó incluso a reunirse con El Picure. Era un gesto político y beligerante que recuerda al estatus que el Estado colombiano, durante el Gobierno de Andrés Pastrana, le otorgaba a la guerrilla de las FARC, con las que ahora, bajo el mandato de Juan Manuel Santos, está a punto de firmar un acuerdo definitivo de paz.

Homenajes en Caracas

Con la baja de El Picure, el Estado venezolano ha terminado por reconocer que la delincuencia venezolana controla algunas zonas del país. Su influencia está yendo mucho más allá de las zonas pobres. “Esta banda pretendió tener zonas exclusivas donde ellos impusieran su autoridad”, reveló Rodríguez Chacín a una televisora.

Sus epígonos en los barrios de Venezuela le homenajearon el martes por la noche con una salva de balazos en algunos barrios de Caracas — como La Cota 905 y El Valle— y en otras zonas de la provincia. El cuerpo de Tovar Colina fue trasladado a la capital venezolana para la autopsia. Los accesos a la morgue de Bello Monte, en el este de la ciudad, estaban custodiados y el personal no indispensable fue enviado a sus casas. Las autoridades estaban preparadas para cualquier contingencia.

Como aseguraron varios policías en los grupos creados en las aplicaciones de telefonía celular, no solo había caído un “líder negativo”, el eufemismo que utiliza el chavismo para identificar a los criminales que se convierten en ejemplos modélicos para la juventud. Habían acabado con la vida del Osama bin Laden venezolano. Por unas horas, la crónica de sucesos compartió protagonismo con la grave crisis política, social y económica que vive el país, con Maduro contra las cuerdas.

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