Alfio Basile: “El juego brasileño de hoy es el peor de la historia”
El exentrenador, último campeón con Argentina de un título absoluto, repasa su historia en el fútbol y analiza la actualidad de la Albiceleste
Juan I. Irigoyen
El País
Alfio Basile (Bahía Blanca, Argentina; 1943) es el último entrenador en conquistar un título con Argentina en categoría absoluta, la Copa América de 1993. Técnico de la vieja escuela, hace un culto a los valores del fútbol. Para él fingir una falta es de llorón. El Coco analiza los años de sequía de la Albiceleste, habla de Simeone, de Messi y Maradona. Basile habla de fútbol.
Pregunta. ¿Qué significa tener códigos?
Respuesta. Ese es un término muy nuestro, muy porteño. Por eso lo entiende un tipo que vive acá y, en definitiva, tener códigos significa tener ética. Significa no ser un botón [chivato], respetar a tus amigos, respetar a las minas [mujeres]. Tener códigos es una norma moral no escrita que vale más que cualquier otra ley.
P. ¿Y los códigos en el fútbol?
R. No pedir amarilla para que expulsen a un rival. Todos esos detalles que, en nombre de la viveza criolla, se realizan todo el tiempo y no le hacen bien al fútbol. Se tiran, engañan y yo estoy en contra de todo eso. En Europa, los futbolistas lo hacen mucho menos que acá, pero igual lo hacen. Ya se están copiando del sudamericano. Y, por supuesto, tener códigos es nunca contar lo que pasa adentro de un vestuario.
Tener códigos es una norma moral que vale más que cualquier ley
P. El jugador tiene una vida útil, ¿el técnico también?
R. Yo me cansé. No de los entrenamientos ni de levantarte temprano ni de estar en el vestuario. Eso es lo más lindo que tiene el fútbol. Pero ya no aguantaba más la logística, los viajes, cada vez es más complejo el fútbol. Se juega cada tres días, viajas de un lado para el otro. Y el técnico tiene que ser joven para poder aguantar el ritmo que requiere estar al frente de un plantel profesional.
P. ¿Cómo se le llega hoy en día a un jugador?
R. La sociedad cambió mucho, cambiaron esos códigos de los que le he hablado y hoy lo único que importa es el resultado. Yo perdí mucho y también gané mucho. Y no fui un fracasado cuando perdí, ni un exitoso cuando gané. Pero si un entrenador sabe cómo llegarle a un vestuario, cómo conquistar a sus jugadores, eso es algo que no se pierde nunca.
P. ¿Seducción?
R. Carisma. Y eso te lo da Dios. No sé si suena soberbio, quiero que no suene así. Pero te das cuenta, como conductor de un grupo, cuándo un jugador te escucha.
P. ¿Usted dijo que el jugador argentino tiene que demostrar que es el mejor de todos?
R. Quizá no lo es, pero como técnico le tienes que hacer creer que es el mejor. Pero Argentina está entre las cuatro mejores de la historia. En Europa, Alemania e Italia; en Sudamérica, Argentina y Brasil. Y, después cuando se juega la Copa América y las eliminatorias, Uruguay se hace muy fuerte y, ahora también está Chile. El fútbol sudamericano creció y se ha emparejado muchísimo.
P. ¿Subieron el nivel las selecciones históricamente más débiles o lo bajaron Argentina y Brasil?
R. El fútbol argentino siempre se renueva. Este año, ¿cuántos goleadores tuvimos en Europa? Todos jugadores de selección. Impresionante lo de Higuaín, lo de Agüero, lo de Dybala, y, por su puesto, lo de Messi.
P. ¿Y Brasil?
R. El fútbol brasileño de hoy es el peor de su historia. Antes, tenían a tipos que nos habían dado unos bailes impresionantes. La técnica que perdió el jugador de Brasil es increíble. Históricamente nosotros le podíamos ganar a Brasil jugando bien, pero siempre metiendo y siendo valientes, porque técnicamente siempre eran superiores. Tenían unos equipos impresionantes. Y, ahora, los veo jugar y les faltan futbolistas en el mediocampo, en la defensa, en la delantera. En el Mundial del 2014 jugó Fred de nueve.
P. ¿Su selección fue la última gran Argentina?
R. Eso es lo que me dice la gente todos los días en cada semáforo, en cada bar al que entro. Todo el mundo sigue recordando a aquella selección. Ganamos dos Copas América invictos y después pasó lo que pasó en el Mundial 94. Esa selección, en Estados Unidos, le ganaba a todos. Teníamos un equipazo, pero tuvimos la desgracia del 10 [el positivo de Maradona] y después se desgarró Caniggia. Me quedé sin el as de espada y el as de basto.
P. ¿Alguna vez tuvo ganas de reprocharle a Maradona lo que pasó?
R. Jamás. Yo sabía que era verdad. Nosotros lo empezamos a preparar a Diego en octubre de 1993 en La Pampa. En Estados Unidos debutó con contra Grecia pesando 75 kilos; en México 86, con 75,5. A todos los jugadores de la selección, una semana antes del inicio del Mundial, les hicimos un chequeo en Harvard. No fuimos tan boludos.
P. ¿Qué pasó?
R. Al principio sospeché de algunas cosas raras y después te enteras de otras. Ese Mundial era la última oportunidad que tenía João Havelange para que Brasil saliera campeón en sus más de 20 años como presidente de la FIFA. En los octavos, contra Rumania, el árbitro cobró todo mal, porque si no Argentina hubiese jugado contra Italia en Nueva York.
P. ¿Por qué a Argentina le cuesta ganar?
R. Hay que tener un poco de suerte. Y nunca la tuvimos en los momentos cumbre, le tendríamos que haber ganado a Alemania en la final del Mundial y también le tendríamos que haber ganado a Chile en la Copa América, pero siempre nos falta algo. Tampoco es que fuimos muy superiores. Fueron partidos parejos, con un margen un poquito a favor de Argentina, y no tuvimos la suerte de meterla. Detalles, momentos de cada jugador, que en un mano a mano con el portero erraron algún gol. Y contra Chile se perdió por penaltis.
P. ¿En un partido en el patio del colegio a quién elige, Messi o Maradona?
R. Son distintos. Diego era un estratega, Messi es un goleador impresionante. Los dos piden la pelota siempre, se aguantan las patadas y no lloran. Dos extraterrestres, como Pelé. Yo jugué contra Pelé y hacía todo bien.
P. ¿Qué siente cuando un estadio grita “que de la mano de Alfio Basile toda la vuelta vamos a dar”?
R. Eso es impagable. A veces, cuando estoy solo, se me viene a la cabeza y me emociono. Y eso que me cuesta llorar.
“Quiero que Simeone siga en el Atlético, es un campeón”
Cada vez que puede, Simeone elogia a Basile. El Cholo recuerda con cariño sus tiempos bajo la conducción del Coco en la Albiceleste y asegura que Basile era un maestro para motivar a los futbolistas.
P. ¿Aprendió mucho Simeone de usted?
R. Simeone sabe cómo convencer a sus jugadores. Y creo, que más allá de perder la final de la Champions, es un campeón. Por eso quiero que siga en el Atlético. Le mandé un mensaje después del partido para apoyarlo totalmente. Si por errar un penal Juanfran, en un partido que mereció ganar, vamos a hablar de fracaso... El Madrid jugó muy atrás después del gol. Los 11 atrás de la línea de la pelota, hasta Cristiano defendió, una cosa que nunca había visto.
P. ¿Usted siempre dijo que sus equipos salían al campo de memoria, esa idea murió en el fútbol de hoy?
R. Sí, pero todavía hay equipos que salen de memoria. El Madrid de Zidane; el Barça, también. Y hablamos de los mejores equipos de España. Todos lo que hacen cambios de acuerdo con el rival es muy difícil que salgan campeones. Mire la Premier, no ganan un carajo.
Juan I. Irigoyen
El País
Alfio Basile (Bahía Blanca, Argentina; 1943) es el último entrenador en conquistar un título con Argentina en categoría absoluta, la Copa América de 1993. Técnico de la vieja escuela, hace un culto a los valores del fútbol. Para él fingir una falta es de llorón. El Coco analiza los años de sequía de la Albiceleste, habla de Simeone, de Messi y Maradona. Basile habla de fútbol.
Pregunta. ¿Qué significa tener códigos?
Respuesta. Ese es un término muy nuestro, muy porteño. Por eso lo entiende un tipo que vive acá y, en definitiva, tener códigos significa tener ética. Significa no ser un botón [chivato], respetar a tus amigos, respetar a las minas [mujeres]. Tener códigos es una norma moral no escrita que vale más que cualquier otra ley.
P. ¿Y los códigos en el fútbol?
R. No pedir amarilla para que expulsen a un rival. Todos esos detalles que, en nombre de la viveza criolla, se realizan todo el tiempo y no le hacen bien al fútbol. Se tiran, engañan y yo estoy en contra de todo eso. En Europa, los futbolistas lo hacen mucho menos que acá, pero igual lo hacen. Ya se están copiando del sudamericano. Y, por supuesto, tener códigos es nunca contar lo que pasa adentro de un vestuario.
Tener códigos es una norma moral que vale más que cualquier ley
P. El jugador tiene una vida útil, ¿el técnico también?
R. Yo me cansé. No de los entrenamientos ni de levantarte temprano ni de estar en el vestuario. Eso es lo más lindo que tiene el fútbol. Pero ya no aguantaba más la logística, los viajes, cada vez es más complejo el fútbol. Se juega cada tres días, viajas de un lado para el otro. Y el técnico tiene que ser joven para poder aguantar el ritmo que requiere estar al frente de un plantel profesional.
P. ¿Cómo se le llega hoy en día a un jugador?
R. La sociedad cambió mucho, cambiaron esos códigos de los que le he hablado y hoy lo único que importa es el resultado. Yo perdí mucho y también gané mucho. Y no fui un fracasado cuando perdí, ni un exitoso cuando gané. Pero si un entrenador sabe cómo llegarle a un vestuario, cómo conquistar a sus jugadores, eso es algo que no se pierde nunca.
P. ¿Seducción?
R. Carisma. Y eso te lo da Dios. No sé si suena soberbio, quiero que no suene así. Pero te das cuenta, como conductor de un grupo, cuándo un jugador te escucha.
P. ¿Usted dijo que el jugador argentino tiene que demostrar que es el mejor de todos?
R. Quizá no lo es, pero como técnico le tienes que hacer creer que es el mejor. Pero Argentina está entre las cuatro mejores de la historia. En Europa, Alemania e Italia; en Sudamérica, Argentina y Brasil. Y, después cuando se juega la Copa América y las eliminatorias, Uruguay se hace muy fuerte y, ahora también está Chile. El fútbol sudamericano creció y se ha emparejado muchísimo.
P. ¿Subieron el nivel las selecciones históricamente más débiles o lo bajaron Argentina y Brasil?
R. El fútbol argentino siempre se renueva. Este año, ¿cuántos goleadores tuvimos en Europa? Todos jugadores de selección. Impresionante lo de Higuaín, lo de Agüero, lo de Dybala, y, por su puesto, lo de Messi.
P. ¿Y Brasil?
R. El fútbol brasileño de hoy es el peor de su historia. Antes, tenían a tipos que nos habían dado unos bailes impresionantes. La técnica que perdió el jugador de Brasil es increíble. Históricamente nosotros le podíamos ganar a Brasil jugando bien, pero siempre metiendo y siendo valientes, porque técnicamente siempre eran superiores. Tenían unos equipos impresionantes. Y, ahora, los veo jugar y les faltan futbolistas en el mediocampo, en la defensa, en la delantera. En el Mundial del 2014 jugó Fred de nueve.
P. ¿Su selección fue la última gran Argentina?
R. Eso es lo que me dice la gente todos los días en cada semáforo, en cada bar al que entro. Todo el mundo sigue recordando a aquella selección. Ganamos dos Copas América invictos y después pasó lo que pasó en el Mundial 94. Esa selección, en Estados Unidos, le ganaba a todos. Teníamos un equipazo, pero tuvimos la desgracia del 10 [el positivo de Maradona] y después se desgarró Caniggia. Me quedé sin el as de espada y el as de basto.
P. ¿Alguna vez tuvo ganas de reprocharle a Maradona lo que pasó?
R. Jamás. Yo sabía que era verdad. Nosotros lo empezamos a preparar a Diego en octubre de 1993 en La Pampa. En Estados Unidos debutó con contra Grecia pesando 75 kilos; en México 86, con 75,5. A todos los jugadores de la selección, una semana antes del inicio del Mundial, les hicimos un chequeo en Harvard. No fuimos tan boludos.
P. ¿Qué pasó?
R. Al principio sospeché de algunas cosas raras y después te enteras de otras. Ese Mundial era la última oportunidad que tenía João Havelange para que Brasil saliera campeón en sus más de 20 años como presidente de la FIFA. En los octavos, contra Rumania, el árbitro cobró todo mal, porque si no Argentina hubiese jugado contra Italia en Nueva York.
P. ¿Por qué a Argentina le cuesta ganar?
R. Hay que tener un poco de suerte. Y nunca la tuvimos en los momentos cumbre, le tendríamos que haber ganado a Alemania en la final del Mundial y también le tendríamos que haber ganado a Chile en la Copa América, pero siempre nos falta algo. Tampoco es que fuimos muy superiores. Fueron partidos parejos, con un margen un poquito a favor de Argentina, y no tuvimos la suerte de meterla. Detalles, momentos de cada jugador, que en un mano a mano con el portero erraron algún gol. Y contra Chile se perdió por penaltis.
P. ¿En un partido en el patio del colegio a quién elige, Messi o Maradona?
R. Son distintos. Diego era un estratega, Messi es un goleador impresionante. Los dos piden la pelota siempre, se aguantan las patadas y no lloran. Dos extraterrestres, como Pelé. Yo jugué contra Pelé y hacía todo bien.
P. ¿Qué siente cuando un estadio grita “que de la mano de Alfio Basile toda la vuelta vamos a dar”?
R. Eso es impagable. A veces, cuando estoy solo, se me viene a la cabeza y me emociono. Y eso que me cuesta llorar.
“Quiero que Simeone siga en el Atlético, es un campeón”
Cada vez que puede, Simeone elogia a Basile. El Cholo recuerda con cariño sus tiempos bajo la conducción del Coco en la Albiceleste y asegura que Basile era un maestro para motivar a los futbolistas.
P. ¿Aprendió mucho Simeone de usted?
R. Simeone sabe cómo convencer a sus jugadores. Y creo, que más allá de perder la final de la Champions, es un campeón. Por eso quiero que siga en el Atlético. Le mandé un mensaje después del partido para apoyarlo totalmente. Si por errar un penal Juanfran, en un partido que mereció ganar, vamos a hablar de fracaso... El Madrid jugó muy atrás después del gol. Los 11 atrás de la línea de la pelota, hasta Cristiano defendió, una cosa que nunca había visto.
P. ¿Usted siempre dijo que sus equipos salían al campo de memoria, esa idea murió en el fútbol de hoy?
R. Sí, pero todavía hay equipos que salen de memoria. El Madrid de Zidane; el Barça, también. Y hablamos de los mejores equipos de España. Todos lo que hacen cambios de acuerdo con el rival es muy difícil que salgan campeones. Mire la Premier, no ganan un carajo.